miércoles, 08 de mayo de 2024

ENTREVISTA

Gerard Piqué: "Es imposible opinar de política, nos utilizan"

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Gerard Piqué es uno de los jugadores más mediáticos del F.C. Barcelona

¿Para cuándo tiene pensado ser presidente del Barça? Porque, en fin, ahora no parece un mal momento con todo lo que está pasando.

Está de broma, claro. Un poco de calma. Tengo solo veintiséis años. Me quedan al menos diez de fútbol, pero sí, vaya lío que hay montado, la verdad. Este club es increíble.

¿Pero dice en serio lo de que quiere ser presidente del Barcelona?

Sí, pero queda mucho por delante. Cuando tenía diez años quería ser jugador de fútbol  y lo he conseguido, así que ya veremos.

¿Siempre consigue lo que quiere?

Por ahora sí.

¿Y por qué le haría ilusión ser presidente?

Porque es mi club, porque lo llevo dentro, porque en mi familia, por ejemplo, mi abuelo ha sido directivo, vicepresidente, he mamado el Barça desde pequeño. Me encanta el fútbol, ahora es lo primero, pero también me gustan otras cosas, como llevar una empresa. Y el Fútbol Club Barcelona en ese sentido debe de ser apasionante.

Ha cumplido su sueño de niño, es futbolista. Además, es millonario. Tiene una mujer con más éxito en su profesión incluso que usted, un hijo cuando ha decidido tenerlo. Vamos, que parece tenerlo todo. ¿Es así?

No sé si lo tengo todo. No me lo he planteado de esa manera. Sé que soy feliz, que siempre he sido un privilegiado, lo que quería lo he tenido, pero también porque me lo he currado. Sé que a estas alturas de mi vida puedo decir que soy feliz y eso me vale. Es lo que me vale.

Hacerle a usted un regalo debe de ser difícil. ¿Qué se le regala a alguien que parece tenerlo todo?

No soy complicado, y lo de los regalos no es una cuestión económica. Son los detalles los que te emocionan. Hace poco, por ejemplo, mis padres me regalaron un cuadro con medallas que había conseguido. Las de la Eurocopa, el Mundial… Me hizo una gran ilusión. Lo pondré en mi despacho.

¿Quién le pone los pies en el suelo?

Mis padres. Siempre les recuerdo trabajando, cada uno en lo suyo. Se lo han currado para estar donde están y para mí son un ejemplo.

¿Estar separado de ellos, con diecisiete años, fue lo más difícil cuando se fue a vivir a Manchester?

Sin duda. Fue duro. Sobre todo los primeros seis meses. Y encima mi nivel de inglés no era muy bueno. Había estado dos veranos antes un mes estudiando en Irlanda y otro en Canadá. También di clases en el colegio, pero no tenía un buen nivel como para sentirme cómodo nada más aterrizar. Me defendía, sin más. Si no dominas un idioma no puedes de ninguna manera sentirte cómodo, es básico.

Al llegar a Manchester estuvo viviendo un año con una familia de acogida: Linda y Tony. ¿Qué recuerda?

Hasta que cumplí dieciocho no podía vivir solo. Fue muy extraño pasar de mi casa en Barcelona, mi familia, mis amigos, a Manchester donde todo me parecía raro porque era nuevo. Linda y Tony fueron en todo momento encantadores, pero las costumbres, la cultura…¡Qué se yo! Todo era distinto y yo era un chaval. ¡A las seis de la tarde se cenaba! Me acuerdo de un pastel de limón caliente que colocaron en la mesa el primer día en plan bienvenida. Yo no soy de postres ni de dulces y, en fin, casi vomité porque hice el esfuerzo de comérmelo por no quedar mal. Pero al final te vas acostumbrando, te curtes, tengo la sensación de que me hice mayor en Manchester. Me marché como un niño y volví hecho un hombre. Esa es la sensación siempre que pienso en esa etapa, la de crecer.

Una curiosidad: con su inglés de andar por casa ¿cómo podía entender a Ferguson? Porque con su acento escocés no parece nada fácil.

Pues mal, mal. Hay que tener un nivel de inglés para relacionarte con los ingleses y otro mucho más avanzado para relacionarte con Sir Alex. Al ser escocés, y que también tiene un acento muy cerrado y habla rápido, era complicadísimo. En las charlas al principio me perdía, esa es la verdad.

Días antes de fichar por el United tuvo una cena con Ferguson y con sus padres y les convenció. Entonces, ¿había un intérprete?

Estaba Arturo Canales, mi agente desde que era un crío, y su nivel de inglés es muy bueno. Pero de esa cena, que yo tenía dieciséis años, lo que me ha quedado es lo grande que es Sir Alex. Yo era un proyecto muy verde, él seguro que tenía miles como yo y se tomó la molestia de cenar con nosotros. Es el otro lado de Sir Alex que pude conocer, que tuve la suerte de conocer. Y además hizo el esfuerzo de hablar lento, que le aseguro que viniendo de él, supuso un esfuerzo.