Covadonga Tamés es una de las alumnas de la VI promoción de la Escuela de Verano de Asturianía, y aunque nació en México sus orígenes en la localidad llanisca de Purón, los lleva grabados a fuego. Orgullosa nieta de Alfonso y Rosina, su padre Alfonso se crio al abrigo de la Sierra del Cuera y transmitió a su hija el amor por Asturias, al igual que ella hace con sus hijas que cada año se visten de "aldeanas" para las Fiestas de Nuestra Señora de la Magdalena, en Llanes.
“Me quedo muy satisfecha, completa, muy contenta de todo lo que aprendimos tanto en baile, canción, percusión, todo lo que nos enseñaron de Asturias, pero sobre todo del vínculo que se ha creado entre todos, entre los 22 alumnos que no nos conocíamos de nada, veníamos de lugares muy distintos, de vidas muy diferentes y hoy los llevo a todos en el corazón para siempre”, dice embargada por la emoción Covadonga, días después de su clausura.
Para esta asturiana de corazón, La Escuela de Asturiania es "de las experiencias mas importantes de mi vida. Siempre le agradeceré a Begoña Serrano lo que hizo por nosotros, porque fue alguien que nos lo dio todo. Una excelente persona con una gran calidad humana, de hecho la gala final fue dedicada a ella”.
La Escuela de Asturianía se dedica a la formación del folclore, costumbres y cultura asturiana, y se imparte a alumnado procedente de los diferentes centros asturianos con el fin de que a su vez formen a los socios y socias de las diferentes entidades a las que pertenecen. Algo en lo que incide Covadonga cuando afirma que se va “muy contenta sabiendo que los niños del cuadro artístico, que son mi responsabilidad y que son nietos de asturianos o incluso bisnietos, van a recibir esa semillita de cariño por Asturias, el mismo que siento yo”.
Los cursos están financiados por el Gobierno de Asturias, que aporta 100.000 euros, y del ayuntamiento de Oviedo que facilita los recursos humanos y materiales, mediante un convenio acordado entre ambas instituciones. El que acaba de concluir estuvo integrado por casi dos docenas de alumnos procedentes de Argentina, Estados Unidos, Chile, México y Uruguay, y de los centros asturianos de Alicante, Madrid, Alcobendas y Valladolid. Diecisiete de ellos vienen de otros países.
Es el caso de Rafael Rodríguez Castro, director del conjunto Pelayo del Centro Asturiano de Buenos Aires, para quien esta también ha sido una experiencia “maravillosa” ya que “nos encontramos 22 personas de diferentes países, con diferentes acentos y costumbres pero con un entusiasmo contagioso por vivir Asturias y su cultura. Esto se vio demostrado en el concierto de clausura, que sin duda fue el momento más destacado de esta Escuela, y estuvo lleno de emociones, principalmente por ser el fin de un ciclo comenzado en 2018, 2019 y continuado en 2023 debido a la pandemia”.
El tercer curso y último de la sexta promoción de la Escuela de Verano de Asturianía finalizaba el 29 de julio con una gala de entrega de diplomas y un concierto en memoria de la exdirectora de Emigración y Memoria Democrática, Begoña Serrano, y en ella, explica Rafael “cada uno de los alumnos pudo demostrar todo lo aprendido durante este curso y los anteriores y transmitirlo al público con mucha alegría y energía joven, demostrando que la cultura asturiana no es algo del pasado sino que sigue más viva que nunca entre nosotros”.
No le faltan a este bonaerense de corazón asturiano palabras de agradecimiento para sus profesores “por el compromiso asumido, por estar pendientes de nuestras inquietudes, por darlo todo para que podamos mejorar en esto que nos encanta hacer. Lo que continúa para todos nosotros es seguir difundiendo la cultura asturiana en cada uno de nuestros países y que siga viva la llama que algún día la emigración prendió al partir de su tierrina”.
Y también un deseo ardiente, “que este programa siga adelante para que otros descendientes de asturianos en el mundo puedan vivir esta experiencia y que siga creciendo Asturias en el exterior”.