José Luis Gómez - La Región
Emilio Ontiveros, catedrático emérito de economía en la Universidad Autónoma de Madrid, ha muerto en Madrid, a los 74 años. Se ha ido uno de los grandes. Y no quedan ya muchos economistas de su nivel en España, menos aún si se tiene en cuenta que era un grande en el mundo académico, un grande en el mundo financiero, un grande en el mundo de los medios de comunicación y un grande como persona. Tal vez por eso cuesta tanto resumir sus méritos como destacado intelectual y como buena persona.
Traté a Emilio Ontiveros –sobre todo, profesionalmente– tanto en A Coruña como en Madrid, durante muchos años, y no recuerdo de él ni un mal gesto, ni una mala palabra, … solo su saber estar, su estilo, sus conocimientos, su intuición y su afán por agradar. Incluso cuando fumaba mucho.
En esta casa de La Región nos hemos quedado este año sin escucharle con atención en el Foro, ya que tuvo que suspender la intervención que tanta ilusión le hacía a Óscar Outeiriño, por su prestigio como economista y por su singular talante. Para su ausencia aquí en Ourense había una justificación, es evidente. Y es que, como dice el editor de este periódico, Emilio Ontiveros era de los que “nunca fallan”, de los que “siempre están ahí”.
Hay palabras que también comparto hoy con el compañero Juan Cruz –“lloro por él y por su mujer, Montse, suerte tenerlo al lado”– al recordar a su pareja, durante años la presentadora de ambos en el programa La Mirada Crítica de Telecinco.
Testigo en primera línea del desarrollo de la globalización –escribió Excesos: Amenazas a la prosperidad global–, experto en asesorar a muchos –y destacados– financieros y empresarios de primer nivel –Medio siglo de relaciones monetarias internacionales fue otra de sus obras–, profesor de varias generaciones de economistas, Emilio Ontiveros dejó su profunda huella en la la Universidad Autónoma de Madrid y en la Revista Economistas, pero también en la firma consultora Analistas Financieros Internacionales (AFI).
De talante progresista, Emilio Ontiveros era en realidad un librepensador, con independencia de criterio, capaz de divulgar la economía como él solo podía hacerlo, algo que saben bien los oyentes de la Cadena Ser y los lectores del diario El País. También sus seguidores en el Podcast Animal Spirits, una señal más de su modernidad y capacidad para adaptarse a los nuevos tiempos, como siempre quiso y logró hacer. Se ha ido uno de los grandes, queda su gran legado, y su inolvidable recuerdo.