viernes, 26 de abril de 2024

Historia de Maisa Ouzande: Cuando una artista se va...

Maisa Ouzande. Affiche de su obra, puesta en Buenos Aires y en España web
Maisa Ouzande. Affiche de su obra, puesta en Buenos Aires y en España

HISTORIA DE MAISA (María Luisa)  OUZANDE GONZALEZ

Dulce y lejana voz por mí vertida
Dulce y lejana voz por mí gustada
Lejana y dulce voz amortecida

Federico García Lorca

Cuando una artista se va… 

Queda un espacio vacío, dijo Alberto Cortez refiriéndose a la partida de un amigo, por suerte Maisa no se irá en la gira eterna de los artistas, sino que viaja a radicarse en su patria, España. Pero a nosotros, quienes la admiramos en esta orilla de los emigrados, se nos va una parte del arte que nos conectaba con la tierra ancestral. 

En cuanto me lo dijo quise entrevistarla, para que sus recuerdos formaran parte de estas historias que van construyendo las innumerables vidas de tantos de los que se fueron, y en este caso como en otros, retornan.

Yo la admiraba desde hacía tiempo.  La había visto actuar y la escuché recitar con el sentimiento de quien no puede desprenderse de la emoción del autor. 

Maisa Ouzande A punto de partir web
Maisa en su casa, a horas de retornar

 

Cuando la presencialidad  se convirtió en barrera, Maisa se comunicó por zoom, a través de videos, en vivo, o como fuere, pero nunca faltó a las Lareiras, imaginarias pero tan reales como las de tiempos de nuestros ancestros, que convocamos desde el Centro Lalín.

-Me voy porque mis hijos y mis nietos se radicarán allí, son las vueltas de la vida, retornan los retoños.

Nuestro encuentro debía realizarse sin virtualidad, porque además, generosamente, Maisa quería donar sus libros vinculados con la galleguidad, para la biblioteca institucional. 

Decidimos buscar un punto de encuentro intermedio entre nuestros domicilios. Entonces la “casualidad” volvió a recordarme  que todo es por algo… sin saberlo, vivíamos a pocas cuadras. Y fue frente a la Plaza Irlanda, donde yo pasé gran parte de mi infancia que me esperó, en su apartamento, sonriente y afable como la Maisa del escenario o de la pantalla y el video. Y me dispuse a escucharla.

Maisa Ouzande en el balcón , al fondo la Plaza Irlanda web
En la terraza de su casa, a horas de retornar. Al fondo la Plaza Irlanda

 

-Nací en Lamela, en el ayuntamiento de Silleda, en los documentos se lee María Isabel Ouzande González. Mi situación fue, tal vez, distinta a la de otros inmigrantes; en mi casa no faltaba lo necesario porque mi padre había emigrado a Estados Unidos en los años 1920, y, poseedor de una inteligencia natural que hoy destaco, trabajó para la automotriz Ford, por lo que enviaba dinero, que por entonces y al cambio resultaba un alivio impensable en otras casas del lugar. Siempre valoró mucho la educación y fue por eso que concurrimos a la escuela mis hermanas y yo, con interés y responsabilidad.

Maisa Ouzande de pequeña, con sus hermanas en las tradicionales súplicas a la Virgen web
Maisa Ouzande de pequeña, con sus hermanas en las tradicionales súplicas a la Virgen

En unos años mi padre regresó a su tierra  y falleció muy joven, en el año 1955. Nosotras, mi madre con sus  hijas, vinimos a Argentina al año siguiente. Yo tenía 15 años.

Maisa Ouzande tomada del brazo de su padre En abril de 1955, un mes antes de que falleciera web
Maisa Ouzande tomada del brazo de su padre, en abril de 1955, un mes antes de que falleciera

 Mi hermana mayor se había casado con un paisano emigrado quien la reclamó, ya estaba en Buenos Aires. Al saber de la muerte de papá, sintió que debía reunir aquí a la familia y así fue. 

-Al principio vivimos en Ramos Mejía, donde estaba ella, no pasamos necesidades porque mi madre y mi hermana tenían dinero como para que el conventillo no fuese nuestro destino, lo cual me diferenció de otros inmigrantes. 

-Estudié de noche en el Colegio de la zona, de día trabajaba en una gran fábrica textil, Danubio, ¿recordarás las sábanas?  Me sonrió porque en un tiempo eran sinónimo de ropa blanca… 

Maisa Ouzande. Mantilla española para su boda web
Maisa Ouzande. Mantilla española para su boda

 

-Me casé muy joven y fui madre a los 22 años. Trabajé en todo lo que pude, hasta que puse mi propio negocio que me insumía el día completo. 

Maisa Ouzande. En su boda, con su esposo, el padre de sus hijos web
Maisa Ouzande. En su boda, con su esposo, el padre de sus hijos

 

En el año 1983 fue por primera vez a España, y se dio cuenta que su pueblo, ese que creía conservar en la memoria, se le hacía desconocido. El suegro había enfermado y el matrimonio se instaló en La Estrada, aunque compró un bajo en Villagarcía. 

Al regresar vivieron en Caracas y Avellaneda, en el porteño barrio de Flores. El marido no estaba de acuerdo en tener otro hijo, con Gustavo, el varón primogénito, le parecía suficiente logro, ya que ella había pasado un embarazo y postparto dificultoso. Sin embargo y pese a que durante la segunda gestación recorrió  6000 km viajando por el sur y durmiendo en carpa, tuvo un nacimiento feliz: Alejandra quien se convirtió en la campanita que le haría sonar aquella música que anidaba en su corazón.

Regresaron a España en dos ocasiones, pero nunca se afincaron. 

Maisa Ouzande. Con sus hermanas y sobrinas. Foto familiar web
Mansa Ouzande con sus hermanas y sobrinas

 

Se ocupó de que su hija estudiase baile clásico, gallego, folklore, declamación, teatro y …”lo que hiciera falta”.

-El arte era la suyo y lo mío. Afirma hoy con el tiempo que la vida le regaló para disfrutar de amigos y familia, de admiradores antiguos y nuevos. Siempre activa, sonriente, dispuesta. Una estrella nunca pierde brillo, luce hasta la eternidad.

Fue en los años 80 que al llevar a su hija a un curso de teatro, decidió que era tiempo de estudiar lo que desde niña la había enamorado. Su pasión artística había nacido muy tempranamente, 

-Yo tenía siete años y soñaba que tenía un tapado rojo y rulos, era mi imagen escénica, la que se adueñaba de mí.

En 1983 participó de una pequeña obra y estudió con Raúl Expósito Gándara, un profesor gallego que fue, según su decir, quien le enseño los trucos, esos que convierten al “amateur” en un actor de oficio. Entonces se lanzó a la calle Corrientes. 

Tres años después, siempre tomando clases, pues como todo artista estudia hasta el último acto, puso la obra “Os contos de Ramon Lamote” .

Recuerda con humor, que como en escena tenía que renguear, y no lograba el paso exacto, el director le colocó piedritas en el zapato derecho, y ella hizo la obra así, con esa incomodidad que le permitía componer al  personaje. 

-Después trabajé con Ana María Campoy y también con Lito Cruz. Imagínate mi emoción al verme con ese grupo de figuras. Eran experiencias que me resultaban alucinantes. No te creas que el teatro era mi actividad principal, o de la que vivía, pero era mi pasión, y como tal la ejercía, aunque yo atendía mi negocio, y luego por la noche, volvía a casa y me preparaba para ir a clases, ensayos o puestas en escena. 

-Tuve la oportunidad de trabajar y conocer a Fernando Iglesias, el inefable Tacholas, ese gran  actor gallego. Y más tarde me animaron y comencé a enseñar   teatro. 

Fue avanzando y se asoció a SAGAI. Ella viaja en el tiempo mientras revive esos días y de pronto se calla y me dice:

- Una de las experiencias más emocionantes fue cuando Roberto Cossa, el gran escritor argentino, me dijo refiriéndose a su obra “No hay que llorar”: -cuando la escribí pensaba en quien podría representar el personaje que yo tenía en mente y escribía en papel. Nunca imaginé que alguien lo pudiera hacer como Usted. Imagínate escuchar esas palabras, me temblaron las piernas. Y agrega:

- Aunque reconozco que lo mío es lo trágico, sin embargo hice también comedia. 

Esta experiencia resultó de un autor que iba a ver la obra que ella representaba y -pidió conocer a esa loca“ que era mi personaje”, cuando la vio, descubrió una veta cómica que no había sospechado nunca.

Maisa Ouzande. Al finalizar una función en el teatro Castelao web
Saludo en el escenario y ovación en la platea del Teatro Castelao

 

-Sin embargo no me privé de los grandes clásicos de la tragedia, Bodas de Sangre, por ejemplo, y una obra que montamos con fragmentos de lo mejor de Federico García Lorca, espectáculo al que llamamos “Los caminos de Federico”. 

-Hoy reconozco que fui una privilegiada, porque trabajé, entre otros grandes, junto a Guillermo Francella, el gran actor argentino, que comenzó como comediante y hoy toca todos los géneros con maestría.  

Yo no dejo de observar la luminosidad de su rostro cuando rememora ese pasado de escenario. 

Maisa Ouzande. Affiche de su obra, puesta en Buenos Aires y en España web
Maisa Ouzande. Affiche de su obra, puesta en Buenos Aires y en España

 

-Estuve con Víctor Bazán, en “Ilusiones del viejo y de la vieja”. Hice unipersonales, uno de ellos “ Me quieres? Depende”, Asì lo titulé, dijo pícara. También dirigió obras, y enseñó durante seis años en el Club Español. 

-Mi tarea como docente era iniciar a los nuevos y lograr imbricarlos con los experimentados, porque yo recordaba que eso habían hecho los grandes conmigo, los que saben que siempre hay una primera vez y la oportunidad es ésa, salir al toro y dar la “alternativa”.

-Estuve 24 años enseñando teatro. Lo hice con vocación y como una forma de devolver lo que había recibido en mis tiempos de estudiante. Me motivaban los deseos que veía en muchos de ellos, para algunos fue una tabla de salvación, tal vez para mí también.

-Tuve una vida agitada pero interesante, no me daba tregua, en 1980 terminé el secundario, un orgullo, al año siguiente falleció mi madre y en 1983 comencé con el teatro, y ya nunca lo dejé. De una u otra manera con uno u otro género, con éste o aquél rol. Yo seguía atendiendo mi negocio, que recién cerré en el año 1997, o sea que la mayoría de las  veces, comía de pie un yogur, y seguía mi día hasta el final.

Maisa Ouzande. Con su hijo en uno de sus viajes web
Mansa Ouzande con su hijo Gustavo, que vive en Zaragoza

 

Había sido madre de Gustavo  a los 22 años, y depositó en su hija, 13 años después, todas las posibilidades de estudio del arte. 

Maisa Ouzande con su hija Alejandra, Pablo su yerno y sus nietos, Juan Pablo y Facundo web
Maisa Ouzande con su hija Alejandra, Pablo su yerno y sus nietos, Juan Pablo y Facundo

 

-Alejandra hizo a temprana edad, todo lo que yo no había podido, pero al fin, llegué a tiempo. Mi primera obra como directora fue nada menos que la Casa de Bernarda Alba, pero como actriz recuerdo especialmente al clásico de Alejandro Casona: Los árboles mueren de pie.  

-Creo que fue el mejor papel que representé. Esa abuela, la protagonista, que a mi edad era una composición compleja, porque yo era joven, fue ovacionada por el público del Centro Asturiano y elogiada efusivamente por críticos y. cuando la llevé a Federaciones Gallegas, su presidente, Paco Lores ensalzó largamente mi actuación, según me comentaron amigos que lo escucharon. 

Ese papel lo bordaste, le dijeron. Y ella destaca especialmente la musicalización. -Fue maravillosa, dice, recuerdo los sones del Concierto de Aranjuez, cuando la abuela, mi personaje, giraba y reconocía a su nieto. Aún hoy siento la sala atravesada por la emoción del público.  

Mientras la escucho rememoro sus recitados emotivos, que transmiten la esencia del autor, y en los cuales nunca dejo de admirar la memoria incalculable, de quien logra,  preparado  o no, recitar un poema. Es que Maisa, en un instante, satisfaciendo pedidos o bises, comienza con:  

Y yo me la lleve al río

creyendo que era mozuela,

pero tenía marido.

O bien arremete así:  

La luna vino a la fragua
Con su polisón de nardos.
El niño la mira, mira.
El niño la está mirando.

Todo en ella  parece brotar de una fuente inagotable. Entonces le pregunto cómo estudiaba, cómo lograba aprender los textos con tan poco tiempo que le dejaba su vida personal y laboral.

Me sorprende su respuesta:

-Lo hago en cualquier lugar y con el ruido que sea. No necesito silencio ni ambiente especial. Me lo proponía y repasaba el libro, incluso conduciendo el automóvil. Y te aseguro que tampoco chocaba, mi mente se disociaba en la obra que estaba recuperando con memoria y emoción. Y mi visión se concentraba en el tránsito. Especialmente me veo repitiendo el texto de la obra unipersonal Mi querida, de Griselda Gambaro, que hice en el 2012, en el teatro El Cubo, con 400 butacas. 

Maisa Ouzande. Anuncio de la obra de Gambaro web
Maisa Ouzande. Anuncio de la obra de Griselda Gambaro

 

Volvemos al presente, a las cajas esparcidas en su apartamento, aguardando el viaje, nuevo y repetido, a la vez. Sin embargo su mirada siempre es positiva, lejos de aferrarse a la melancolía afirma:

-La emigración logra que se amplíe la mente, por eso me río tanto cuando se dice que un gallego responde con una pregunta a otra, y es que salir de ese entorno nos abre horizontes. 

-Yo viví en Lamela, de Galicia, en Ramos Mejia y en Flores, de Argentina y después estuve en Santiago de Compostela y ahora voy a Zaragoza. Como los antiguos actores, los cómicos de la legua, la vida es un carromato y el escenario está donde están los artistas y el público.

Maisa Ouzande. Despidiendo a una de sus hermanas web
Mansa Ouzande en la cena de despedida de su hermana

 

Me despedí sintiendo cuánto la iba a extrañar, después pensé en las tecnologías que nos van  a permitir continuar oyendo sus romances, y escuchar sus canciones.

 Y también sentí que en algún escenario final nos encontraremos aplaudiéndola. Pero en tanto la imagino leyendo en Zaragoza esta historia y volviendo a vivir cada acto de su vida. 

Celia Otero Ledo.  Febrero de 2022