viernes, 26 de abril de 2024

POR LA PANDEMIA

Ourensanos atrapados en Colombia

Andrés Martínez junto a su mujer y sus dos hijos ourensanos; y Miguel Nogueiro.
Andrés Martínez junto a su mujer y sus dos hijos ourensanos; y Miguel Nogueiro

A finales de marzo, en Colombia se decretó el estado de emergencia debido a la crisis sanitaria del coronavirus. Las restricciones se trasladaron a la suspensión del tráfico aéreo, tanto dentro como fuera del país, dificultando el regreso de los españoles que allí se encontraban. Este es el caso de Miguel Nogueiro, un ourensano vecino de A Ponte, que contaba con regresar el pasado sábado en el último avión fletado por el Ministerio de Asuntos Exteriores: "El pasado miércoles me llamaron desde el Consulado en Bogotá para decirme que no podría viajar porque estaba lleno", cuenta Nogueiro.

Este ourensano viajó a Santa Marta, una localidad costera de Colombia, y allí se encuentra. Su vuelo de regreso tenía fecha prevista para el 20 de abril, hasta que se canceló. "Yo soy pensionista y suelo venir de vacaciones, me paso varios meses al año aquí", comenta Nogueiro. El 15 de abril le notificaron la suspensión y se puso en contacto con el Consulado español en Cartagena de Indias: "El cónsul me informó de que pondrían autobuses que recorrerían Santa Marta, Cartagena y Medellín para llevarnos a Bogotá", relata. La semana pasada llegaron las malas noticias, cuando desde la capital colombiana le notificaron que no había sitio para él: "Quedaron en llamarme si hay un nuevo vuelo que de humanitario, nada". Trescientos dólares, ese es el coste de la vuelta a España. 

El pasaje del vuelo se quejó de las condiciones del trayecto, algo de lo que se hace eco Nogueiro: "No había distancia social, ni tomaron la temperatura de los pasajeros ni nada", relata. Aún así, explica que en primera clase tendría opción de volar: "Sitio había, pondría el dinero que restase porque tengo seguro de viaje". Pero no fue posible. 

Ahora espera por un posible nuevo vuelo fletado por el Gobierno, que traiga de vuelta: "A la aerolínea que me canceló el vuelo le pedí que me metiesen en el primero que haya a Madrid, pero me dicen que igual no es antes de septiembre", cuenta el pontino. 

Incomunicados en Cali

Andrés Martínez viajó a Colombia para visitar a su familia en Cali, acompañado de su mujer y sus hijos, uno de cinco años y otro de ocho meses. Este colombiano reside desde hace más de una década en Ourense ahora se ve sin opción para volver a España. "Llevamos aquí dos meses y, por lo que nos han dicho, tendremos que quedarnos uno más antes de regresar", explica Martínez.

Ante la suspensión del tráfico aéreo, Martínez recurrió al Consulado de España para valorar sus opciones: "Nos ofrecieron dos boletos por 1.200 euros para mi mujer y para mí", afirma. El dinero lo podría, pero el problema llega por la forma de trasladarse a Bogotá. "No tenemos manera de desplazarnos a la capital desde Cali,; no hay transporte terrestre ni aéreo", indica Martínez. Las restricciones impiden que puedan viajar todos juntos en un mismo vehículo, por lo que la familia vive su cuarentena en la ciudad natal de Martínez.

Los problemas crecen con el estado de salud del propio Martínez, que es diabético, y de su hijo menor, que padece de un tumor en la garganta. El pequeño sigue un tratamiento en el Hospital Álvaro Cunqueiro, que se ha paralizado a lo largo de estos dos meses. "Yo necesito comprar insulina, las agujas y las tiras para el glucómetro. Todo eso aquí en carísimo", afirma  este colombiano con nacionalidad española. 

Al no estar afiliado a la Seguridad Social colombiana, se ve en la obligación de hacer frente a estos gastos por su salud. Tampoco sale de casa, al igual que su hijo menor, ante el temor a las consecuencias de un posible contagio.

Tanto él como Nogueiro tienen que buscar la manera de sobrevivir mientras no regresan a España. "Tuvimos que alquilar un apartamento para pasar este tiempo. A mí me enviaron a un ERTE y no sé que ocurrirá", cuenta Martínez. Los gastos aumentan en una estancia que se prolonga en el tiempo, sin un claro final. "Me supone quedarme aquí un mes más, lo que aumenta todos los gastos que anoto desde el 20 de abril para pasárselos al seguro", comenta Nogueiro.  El pontino reclamará por todos los gastos ocasionados, aunque se mantiene tranquilo porque cobra una pensión: "Espero que todo esto me lo devuelva alguien. Yo tengo suerte, pero otros lo están pasando muy mal". Nogueiro sigue a la espera de noticias para volver.