martes, 30 de abril de 2024

Nuria Rovira Salat: “Es mi renacimiento como mujer, como madre y como artista”

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Portada del disco de Nuria Rovira Salat

Nuria Rovira Salat ha presentado su primer disco en Francia. Para esta catalana de 41 años que reside en París desde 2005, el camino hasta “Amor de Flores”, su primer disco, ha sido largo y no exento de obstáculos. En una entrevista con La Región Internacional nos habla de su vida, de sus proyectos y de su lucha para encontrar su verdadero sitio en la sociedad. Sin tapujos aborda el futuro como madre, mujer y artista.

Presentas tu primer disco y lo haces en una ciudad en la que llevas viviendo desde hace 19 años ¿quién es Nuria Rovira? ¿de dónde viene?

Nuria es una barcelonesa que llegó a París 2005. Una mujer bajo la influencia de tres lenguas: el catalán, el español y el francés. Una mujer de 3 culturas y eso es lo que intento transmitir con “Amor de Flores”.

Pero no estaba escrito que fueses a ser artista, de hecho, vienes a París a pasar un año sabático…

Hago estudios de educación social y luego me licencié en antropología. Siempre me interesaron las culturas del mundo y en particular las orientales, árabes, balcánicas… Cuando me licencie en antropología me tome un año sabático y vine a estudiar a París para convertirme en profesora de danzas orientales, por afición, sin más pretensión que formarme. En Cataluña bailaba como aficionada y mis profesoras me pedían que cuando ellas no estaban las sustituyera. En París ocurrió lo mismo. Mientras estudiaba me pedían que diese clases y me propusieron bailar con diferentes formaciones y al cabo de un año tenía muchas propuestas profesionales y decidí quedarme y ser bailarina.

¡Cediste a tu pasión!

Es cierto. Hasta entonces no me había planteado seriamente que el baile podía ser mi profesión. Luego los proyectos se sumaban unos a otros y fui capaz de aunar la afición y la pasión para hacer de eso mi profesión.

Bailarina y, en un momento dado, te pones a cantar….

Yo siempre canté. Lo hacía desde niña en la coral Canticela de la Sagrada Familia, pero nunca había cantado sola ya que me daba pánico subir sola a un escenario. En París, tras una actuación, un grupo que iba actuar y me había visto bailar me propuso trabajar también con ellos y me dijeron que, si quería cantar, también estaban buscando una cantante. Era música de los Balcanes, cíngara, gitana… lo que a mí me gustaba y me dije que no debía dejar pasar la ocasión.

Hablemos de “Amor de Flores”, tu primer disco del que dices que “no es sólo música, es mi alma que habla de mi experiencia de mujer, de mi lucha por mi libertad, desafiando el miedo, la cólera y la violencia” ¿Habla una mujer herida, de una mujer dolida?

No es un disco que nazca desde el rencor, es un disco muy luminoso. He intentado que mis miedos, heridas y experiencias, por malas que hayan sido, me enseñen algo. Hay un tema que título “Semilla” que habla de esto. De cada experiencia dolorosa puede brotar una flor, puede crecer un árbol. Yo soy esa flor. Ese es el mensaje que quiero dar a todas las mujeres que sufren, a todas las mujeres que creen que no tienen voz: yo no tenía voz, sufría y la música y la danza fueron la salvación.

13 temas y 12 composiciones propias…

Mi música es intuitiva. Una melodía me trota en la cabeza y le pongo una letra. Luego mi director artístico le da forma. Es un proceso de creación al que llego después de muchos años de trabajo, de digestión de muchas enseñanzas. Es un proceso personal que he conseguido plasmar en un disco. Es un álbum de música universal. Quiero que cualquier persona que lo escuche se pueda sentir identificado con él, aunque no escuche músicas del mundo de manera habitual. Todas esas influencias las llevó a mi terreno y las transformo. Música latina, del Magreb, andalusí, kurda, palestina…

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Nuria Rovira: “Mi música es intuitiva. Una melodía me trota en la cabeza y le
pongo una letra”

Hablas de la muerte, del renacer…

“Paradis” (paraíso) dice que el cielo y el infierno no existen. Están dentro de nosotros. Podemos vivir un infierno, aunque lo tengamos todo. Yo viví un infierno, aunque lo tenía todo en mi vida. El paraíso está realmente en nuestro corazón. Y tenemos que buscarlo y luchar por él. La muerte está presente. La muerte real, en “Eclipsi” (eclipse), es la de una persona muy cercana a mí que nos dejó con 37 años. Mis canciones soy yo, son mis experiencias, las buenas y las malas. Es mi renacimiento como mujer, como madre y como artista. Como mujer porque realmente me pongo en el centro de mi vida. He aprendido a quererme y respetarme. Como madre he estado siempre entregada a mis hijos y ahora, que ellos han crecido, me ven también como artista. He encontrado una relación de equilibrio entre la madre y la artista. Mis hijos me dicen “mamá eres mi estrella”.

Nuria Rovira Salat: de una mujer herida brota una mujer con ganas de vivir

“El amor de flores es el amor que se da uno mismo. Es el amor que nos permite decir basta ya, tengo que salir de una relación tóxica en la que estoy atrapada. Tengo que ponerme yo en el centro de mi vida. Tengo que respetarme. Los demás no pueden tener el poder sobre mí. La libertad de una mujer es ante todo la libertad personal. No es solamente trabajar y tener independencia económica. Es la libertad de poder decidir por sí misma, de no estar controlada por nadie. He tenido que luchar muchísimo contra personas tóxicas. He tenido que aprender a respetarme pues si no hubiese sido la muerte mental y física. Llegó un momento en el que yo misma me pregunté cómo era capaz de soportar una situación como la que estaba viviendo. Era una mujer con estudios, que se consideraba libre. Sigues junto a la persona equivocada porque no te quieres lo suficiente como para imponerte, para decir hasta aquí hemos llegado. Te encuentras en una situación de dependencia. Eso es lo que yo quiero decirles a todas las mujeres: yo no sólo soy mujer, también soy madre y artista. Hay que luchar para desafiar sus miedos.

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“Amor de flores” es un viaje múltiples influencias musicales

La canción con 19 millones de visionados

“Estaba de vacaciones en Italia con mi pareja, guitarrista, y un amigo me pide que cante una canción. Canto “Lágrimas Negras”, una canción cubana que todos conocen. La graba con su cámara y me pregunta si la puede subir a su canal Youtube. Durante dos años no pasa nada de especial, pero, de repente, se disparan los visionados. Por decenas de miles, por cientos de miles, por millones. Hoy son 19 millones de vistas de esa versión de Lágrimas negras. Después de eso me dije que tenía que grabarla y saqué un EP con tres temas. Me di cuenta de que a la gente le gustaba como cantaba en español -estaba acostumbrada a trabajar con grupos de músicas orientales- y decidí que tenía que explorar ese campo. Cantar en español, cantar temas latinos, cantar en catalán, cantar en francés. Soy ante todo una artista mediterránea que hace suya también las músicas del otro lado del Atlántico.