viernes, 26 de abril de 2024

EL FORO LA REGIÓN ANALIZA ESTE JUEVES LA INFLUENCIA GALLEGA EN LA ARQUITECTURA DE NUEVA YORK

Jorge Martínez: "La ciudad de Nueva York está impregnada del ADN de miles de gallegos"

Jorge Martínez
Jorge Martínez, el arquitecto de la reforma y museo del Empire State, es el protagonista del Foro La Región "Influencia galega no deseño de obras icónicas na gran mazá"

Un museo de ciencias naturales e historia humana en Wisconsin y otro de arte en Nuevo México y una competición para los jardines islámicos de la Mezquita Al Zayed, en Abu Dhabi, son los proyectos en los que está trabajando Jorge Martínez.

El diseñador de origen celanovés protagoniza hoy, a las 20,30 horas, el Foro La Región en el Auditorio Ilduara.

¿Qué hay de Galicia en Nueva York?

ADN. El asfalto de las calles de Nueva York, los ladrillos que forman sus paredes, el cemento sobre el que se camina tiene una infusión de esfuerzo y lágrimas gallegas, ourensanas, celanovenses. Hoy hablamos de mí y de lo que tengo hecho, pero no se puede ni empezar a comparar con lo que tienen hecho otros colectivamente, invisiblemente. En Ourense y en Celanova hay mucha historia, pero en Nueva York es todo nuevo. Hay poca herencia, todo está hecho desde que llegaron los primeros gallegos.

¿De qué manera han marcado sus orígenes en sus trabajos?

Más allá de mis influencias familiares, y de mis veranos en Oseira con mi tío -el Padre Juan María-, también quiero destacar y celebrar la influencia cultural ourensana y celanovesa. Diseño sitios donde los usuarios tengan una experiencia transaccional, relacional… donde hablen unos con los otros.  Ese arte de “estar a conversa” y del calor humano lo aprendí a apreciar en Celanova. En las terrazas, en el mercado, en un entierro. Es una influencia que me sería imposible de absorber en EE.UU. Sin Celanova y sin Galicia no sería quién soy.

“Ese arte de ‘estar a conversa’ y del calor humano lo aprendí en Celanova”

¿Cuáles son los rasgos más característicos de la influencia gallega en la arquitectura?

Diría que una sensibilidad material, honestidad de uso y falta de ornamentación falsa. Pureza. Confianza.

Hace dos años saltó a los medios por su papel en la reforma museística del Empire State, ¿cómo lo recuerda?

Fue una experiencia magnífica, un sueño hecho realidad. Ya me había sentido parte de la historia de Nueva York con el diseño del museo del 11-S y no me imaginaba tener otra oportunidad de cambiar la cara de Nueva York.  Es un orgullo enorme y una oportunidad que no me imagino poder superar fácilmente.

¿Se inspiró  en la plaza de Celanova para hacer el proyecto del 11-S?

Sí, es verdad. La sala más impresionante del museo bajo tierra tiene como centro emotivo la “última columna”, que es el último pedazo de hierro que se retiró de la zona cero. En el momento de localizarla, pensé en la Plaza Mayor y donde está ubicado el pilón que, sin estar en el centro de la plaza, hacía balance con el lado social que son las terrazas de los cafés. Y así llegó a como se ve hoy.  

¿Y qué le parece que la Praza Maior sea ahora un espacio libre de cadenas y de coches?

Por una parte me entristece, porque las cadenas y los postes con sus bolas fueron una parte muy importante de mi niñez. Formalmente, me gusta. La plaza luce mucho más sin las cadenas y tiene una presencia mucho más enfocada. No es un cruce que también es plaza, ahora es una plaza en todo su esplendor.