viernes, 26 de abril de 2024

Emigración concede su Medalla de Oro a título póstumo al ourensano Antonio Fidalgo

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Elvia Martínez recibe el abrazo cariñoso de la ministra Fátima Báñez.

Medalla de oro de la emigracion from La Región Internacional on Vimeo.

 

"Siempre que hablaba de Cuba decía "nosotros". Se sentía cubano, pero también español y especialmente gallego". Así recordaba ayer Elvia Martínez, viuda del emigrante ourensano Antonio Fidalgo Dopazo, a su marido, quien durante décadas fue la voz de la emigración española en Cuba. Ayer Elvia y su hijo recibieron de manos de la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, la Medalla de Oro de la Emigración a título póstumo por la labor que este ourensano realizó de forma desinteresada para ayudar a los españoles residentes en la isla. Un homenaje que puso en pie a todos los presentes en el Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior, el máximo órgano de representación de los españoles que residen fuera de nuestras fronteras.

"Ourensano hasta la médula", así se definía personalmente Antonio Fidalgo, un hombre fuerte y trabajador que presumía de tierra y entonaba su gallego natal cada vez que tenía ocasión. "Tan ourensano se sentía que quiso que sus cenizas reposasen en su tierra de origen",confirmaba a este diario su hijo, que ahora reside junto a su madre en Ourense y que aseguraba sentirse emocionado por ese retorno a la casa familiar y a las raíces, que tan bien le transmitieron sus padres. Una casa que siempre estuvo abierta, ya que Fidalgo Dopazo aprovechaba su asistencia a los Plenos de la Ciudadanía Española en el Exterior para reabrir ventanas, hablar con los vecinos y recuperar el pulso de una tierra que nunca estuvo lejana en  su corazón.

Antonio Fidalgo

El pasado 18 de marzo fallecía en Cuba, a los 80 años y tras toda una vida en la emigración dedicado a ayudar a sus compatriotas. En el discurso de entrega del máximo galardón de la Emigración española, Aurelio Miras Portugal, director general de Emigraciones, hizo un cálido repaso por la vida de este ourensano que nació en Loñoá do Camiño, Pereiro de Aguiar en 1932 y que emigraría a Cuba con 19 años. 

Tan sólo un mes tardaría en asociarse al Centro Gallego de La Habana, en enero de 1952, y más tarde lo haría en la Casa de la Cultura Española. Fue durante más de 20 años socio de la Beneficencia Gallega y de la Unión Mayonesa de Cuba, así como socio fundador de la Unión Orensana de La Habana. 

Desde 1993, año en que fue elegido presidente del Consejo de Residentes, y 19945, elegido  consejero general, se convirtió en el portavoz de la colectividad española en Cuba, recorriendo el país para conocer de primera mano los problemas migratorios de los emigrantes. 

En 1994 puso en marcha un sistema de atención a los españoles, a través de boletines trimensuales en los que, especialmente, se les orientaba sobre trámites administrativos. Como consejero general participó en más de 30 plenos.