Hay pocas cosas más gratificantes que ver crecer a tu hija en un entorno agradable y, sobre todo, con mucha calidad de vida. Eso es lo que le sucede a Victoria García, una ovetense que emigró a Francia por amor y donde ya ha tenido una hija junto a su marido, también español. Aunque confiesa echar de menos “el verde de Asturias y esas charlas con amigos alrededor de unas botellas de sidra”, Victoria vive en un pequeño pueblo muy cerca de Nimes en el que la luz del Mediterráneo y el buen tiempo le hacen no añorar tanto su país, al que viaja cada verano.

¿Cómo es la vida en un pequeño pueblo de Francia?
La verdad es que Poulx, el pueblo en el que vivimos actualmente, es un pueblo con muchísima calidad de vida. Como todos los pueblos, tiene sus cosas buenas y malas, pero en general me quedo con su tranquilidad. Aquí se respira un aire que me recuerda mucho al del Sur de España, lo cual hace que no me sienta tan lejos…

¿Por qué Francia? ¿Qué te llevó allí?
Vine aquí porque, mi marido, por aquel entonces mi novio, tiene un buen trabajo aquí. En España eché de menos algunos apoyos cuando me puse a buscar trabajo, cierto, pero la verdad es que no fue ese el motivo por el que vine a Francia. Aquí he encontrado personas de diferentes culturas que me han puesto las cosas difíciles y, si tengo que ser sincera, es un país muy diferente a lo que yo imaginaba. Lo cierto es que hay estereotipos sobre países que no tienen nada que ver con la realidad.

Has nacido en una región, Asturias, en la que muchos habitantes han emigrado. Ahora que lo vives en tu propio ejemplo, ¿qué te parece?
No podemos negar que es duro irse, porque echas de menos muchas cosas. Algunas de esas cosas antes te parecían insignificantes y ahora adquieren una dimensión muy diferente… Pero creo que emigrar es algo que te enriquece como persona, te hace valorar a las cosas y a las personas de una manera diferente. Convivir con personas de otras culturas te abre el espíritu y te hace pensar de otra forma.

¿Estás trabajando? ¿Algún proyecto en marcha?
Ahora mismo no trabajo. Tengo un proyecto en mente y espero poder desarrollarlo el año que viene. Me gusta mucho hacer trabajos manuales con cuero o fieltro y mi idea es poder vender las cosas que haga en Internet o en algún mercadillo.

Tenéis una niña pequeña. ¿Venís a España a menudo con ella?
Procuramos hacerlo una vez al año. Siempre vamos a pasar el mes de agosto en Asturias, porque así la niña también puede estar tiempo con nuestra familia. De todas formas, aquí he conocido mucha gente de origen español y, de hecho, una de mis mejores amigas es española.