domingo, 28 de abril de 2024

LOS AFICIONADOS A LA FIESTA NACIONAL PUDIERON DESCUBRIR ALGUNOS DE LOS SECRETOS DEL MUNDO DEL TOREO

El diestro riojano Diego Urdiales desplegó su arte para los socios del Club Taurino de Nueva York

El diestro riojano Diego Urdiales.
El diestro riojano Diego Urdiales.

No, no hay plaza de toros en Nueva York. Ni los neoyorkinos lo permitirían en esta Gran Manzana. Pero eso no quita que el afamado diestro riojano, Diego Urdiales, se defendiera con gracia y elegancia ante los miembros del Club Taurino de Nueva York.

El foro tampoco era sitio alguno donde Diego hubiera de torear un bravo Miura, sino el excelente restaurante Solera, del gallego Rufino López. Allí, en pleno centro comercial de Midtown Manhattan, en el amplio salón del segundo piso del Solera, una nutrida asistencia de los miembros del Club Taurino pudo admirar la destreza del torero riojano, en esta ocasión, no ya tanto con la capa sino con sus respuestas sopesadas y elocuentes a las incisivas preguntas del otro experto. Este que le iba interrogando y le daba entrada a elegantes capeas retóricas era Allen Josephs, eximio experto en Hemingway y en los toros, profesor de la Universidad de la Florida Occidental.

Poco a poco se fue desarrollando un cálido diálogo en el que Allen le retaba con preguntas penetrantes y Diego elaboraba con suntuosas verónicas retóricas sobre sus experiencias en el ruedo, sin que muchas veces tuviéramos la seguridad de quién estaba toreando a quién. Las preguntas se iban haciendo más profundas y Allen no se andaba con bromas. “¿Cuál es tu experiencia ante el miedo que dicen siente el torero”?. Y aquí llegó la mejor faena de Diego con un recorte sin artimañas: “El miedo lo tienes siempre; no te lo puedes quitar. Hasta que entras en la plaza”.

Y es que con este gran diestro es así. Cuando entra en el ruedo, empieza el momento de la destreza, el de la maestría sobresaliente; el momento de la valentía y el fiero reto a la muerta que llega amenazadora, repetidamente, en los pitones del toro bravo. En ese momento es cuando Diego Urdiales exhibe las mejores muestras de su valor y su arte, que si bien no pudimos ver en un ruedo real, sí lo entrevimos en muestras filmadas de alguna de sus mejores faenas.

Mientras tanto, los miembros del Club Taurino de Nueva York asistentes, poco menos que se imaginaban ya en palcos y gradas en torno a este mini ruedo imaginario, contemplando embaucados este íntimo espectáculo de tauromaquia retórica.

Diego pudo exhibir lo mejor de su campechanía riojana, describiéndonos los mejores ejemplos de cómo vive el toreo en el ruedo y fuera de él, con las respuestas más clarificadoras de quien conoce profundamente el mundo de los toros.

Por su parte Allen Josephs, con una larga experiencia de aficionado asiduo y de experto con varios libros publicados sobre la tauromaquia a su espalda, fue el mejor interlocutor que podía haber tenido Diego.

Los organizadores de este evento, el Presidente del Club, Doctor Imre Weitzner y su esposa, le entregaron a Diego Urdiales un elegante certificado, como recuerdo de su visita al Club Taurino de Nueva York.

Y claro, en una ocasión como ésta, no podía haber faltado un abundante rioja, en este caso Reserva Muga, con rabo de toro en el menú para quienes quisieron completar el espectáculo con un robusto gran final.