lunes, 29 de abril de 2024

Buenos Aires conmemora la llegada de los exiliados españoles en el Massilia

La historiadora argentina Liliana Barela hace entrega de un recuerdo a Marisol Salgado, una de las mujeres que viajaron al bordo del Massilia.
Hace 70 años atracó en Buenos Aires el Massilia, un barco de vapor procedente de Francia que transportaba a un grupo de exiliados españoles republicanos a los que Argentina rinde homenaje por su 'importantísimo legado cultural'. La Dirección de Patrimonio e Instituto Histórico del Ministerio de Cultura de Buenos Aires decidió homenajear a este grupo de españoles, dedicados en su mayoría al mundo de la cultura, por su capacidad de integración y los valores intelectuales que implantaron durante estos años en Argentina.
'El exilio español generó una sensación de homogeneización en Buenos Aires, fue el mejor modo de fijar una identidad colectiva', explicó Liliana Varela, directora de Patrimonio e Instituto Histórico de la capital argentina.

La historiadora recordó que todas las conmemoraciones tienen un sentido y aseguró que el viaje del Massilia 'debe servir para rescatar la memoria en una larga batalla contra el olvido'.

Los exiliados españoles que venían a bordo de este barco se dirigían en un principio a Chile, aunque consiguieron quedarse en Buenos Aires con la ayuda de Natalio Botana, el que fuera director del diario 'Crítica', uno de los más relevantes de Argentina.

Salvador Valverde, un autor teatral pasajero del Massilia y que ahora tiene 90 años, recordó a Botana en el homenaje celebrado este miércoles en la porteña Casa de la Cultura.

'Botana movió todo lo que pudo por nosotros. Nuestra gratitud siempre será eterna. Incluso le dio trabajo en el periódico a muchos de nosotros', explicó.

Valverde quiso recordar que en la actualidad los únicos supervivientes de los pasajeros del barco son los que iban 'con pantalones cortos, los que vivían todo como una aventura'.

'Ahora comprendo cuando vi a mis padres llorar cuando el barco se alejó viendo una línea en el horizonte que era su tierra española, a la que nunca volvieron a ver', contó el escritor.

El barcelonés, que vivió el exilio por primera vez en Francia hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial, explicó que ese tipo de sentimientos sólo los ha podido asimilar con el paso del tiempo.

En cuanto al trayecto, Valverde explicó que 'fue horrible' porque en la tercera clase estaban organizados en camarotes de seis plazas divididos por sexos y 'la comida estaba espantosa'.

Después de una primera parada en Río de Janeiro y una segunda en Montevideo, el Massilia por fin arribó al puerto de Buenos Aires, donde, según reconoció el dramaturgo, 'todos tenían la intención que quedarse'.

'Argentina era un país ideal para todo este grupo de intelectuales que veníamos de España, porque era y es la capital mundial de la cultura', señaló.

Los exiliados recordaron además la amabilidad del pueblo bonaerense a su llegada, pues 'aunque el gobierno de turno no estaba por la labor de acogernos, los ciudadanos nos recibieron con los brazos abiertos'.

'Es muy difícil encontrar un país donde no exista el racismo y nosotros aquí nos encontramos hasta con las puertas abiertas', añadió.

Valverde, que como muchos de sus compañeros se quedó a vivir en este país por una primera decisión de sus padres, quiso mencionar también la amabilidad de países como México, 'que fue el único país que dijo que entrara quien quisiera'.

Mención diferente es la que dirigió a Chile, país cuyo presidente dio órdenes de sólo recibir la mano de obra que fuera útil para el mercado nacional.

'Incluso el poeta chileno Pablo Neruda, que entonces era mediador en Francia, daba instrucciones a los intelectuales españoles que se querían exiliar en Chile para que dijeran en la entrada que eran mecánicos', bromeó.

Entre los pasajeros del Massilia se encontraban, además, el pintor Ramón Hidalgo Pontones, el ingeniero José Arbex, el cineasta José Fernández Cañizares, el director de cine Luis de la Fuente y el periodista Antonio Salgado y Salgado.

Valverde acabó su discurso con una petición general: 'La muerte es muy triste, pero el olvido más, por eso les pido a todos ustedes que jamás olviden'.