“El romero y peregrino, cansados de caminar comienzan luego a cantar para alivio del camino”. Con estas palabras del vihuelista Narváez quiso resumir el conferenciante la necesidad de los romeros y peregrinos de usar el recurso de la música para hacer más llevadero el Camino. Esa necesidad fue el motor que impulsó todas las tendencias en todas la direcciones. El musicólogo y folclorista Joaquín Díaz pronunció la conferencia “La huella de lo jacobeo en el folclore castellano”, dentro del “Seminario José Antonio Cimadevila Covelo de Estudios Jacobeos”, que la Casa acoge esta semana.

En el acto, además del ponente intervinieron el coordinador de Actividades Culturales  de la Casa, Ramón Jiménez y José Antonio Ortiz, presidente de la Asociación de Amigos de los Caminos de Santiago de Madrid, encargado de  realizar la presentación del conferenciante. Joaquín Díaz es también músico, autor de más de medio centenar de discos y otros tantos libros. Desde mediados de los años sesenta, y como fruto de su interés por la cultura tradicional, comenzó a dedicarse por completo al estudio y divulgación de lacultura popular, ofreciendo conciertos y conferencias en casi todas las universidades españolas y otras muchas de Portugal, Francia, Italia, Alemania, Holanda y Estados Unidos.

En la conferencia, Díaz hizo un recorrido del peregrinaje por la literatura y la cultura popular. En ella trató “los diferentes temas musicales que han ensalzado la figura del peregrino, que han alertado las dificultades que podría tener el recorrido, que han recurrido a la temática de la ayuda sobrenatural para superar los obstáculos e incluso de las leyendas que se han creado acerca de su actividad”.

El ponente recitó con su especial voz modulada: romances, canciones, relatos y leyendas de diferentes lugares que reflejan la amplia repercusión que tuvo lo jacobeo en el folclore popular.

En muchos de los romances los peregrinos eran identificados con la santificación, por su arrojo y valentía que se les atribuía por abandonar cómodos hogares por un camino incierto. En otras ocasiones aparecen como portadores de buenas noticias; aunque también hay tonadas que reflejan sus fechorías. “Los peregrinos, muchas posadas y pocos amigos”, decía un refrán pese a que otros aluden a que cada romero era responsable de sus actos.

Joaquín Díaz hizo finalmente alusión a las romerías locales que “preparaban para recorridos más largos y que creaban devociones con tradición propia que se repetía cada año”.