lunes, 29 de abril de 2024

"GALEGO"

Gabriel Fernández, Breogán sobre el escenario

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Gabriel Fernández con Ricardo Darín

GALEGO 

“ A terra sempre chama a que veñan os seus fillos”.

Martín Fernández Romero.

Gabriel Fernández, Breogán sobre el escenario.

Cuando asistí al estreno de “Galego” en el Teatro del Pueblo, en  Buenos Airessentí que había hecho un viaje tan profundo y mágico como la expedición de Breogán. 

Argentina Gabriel Fernández CON SUS PADRES Y EL ANUNCIO DE SU OBRA GALEGO web
Gabriel Fernández con sus padres y el anuncio de su obra "Galego"

Por algo más de una hora me transporté a la aldea de Dozón, de mis primeros días y a la casa “chorizo” de mi infancia en Buenos Aires; pude ver los sembrados allí y aquí, sentí los olores; y envuelta en la voz grave y sonora de Gabriel Fernández volví a escuchar a los que ya no habitan este espacio de tiempo. 

Eran el abuelo, los tíos, la madrina, los vecinos, todos “falaban na nosa lingua”, no la normativa, sino la del pueblo, la que pervivió pese a las prohibiciones, la que trajeron en sus maletas quienes emigraron y cultivaron aquí, junto a las coles y las nabizas, trasplantadas, pero sobreviviendo, con sus diferencias y sus parecidos.  

El monólogo discurre junto a las historias. Desfilan personajes invisibles, todos sujetos por el hilo de la voz que, en “galego inmigrante”, soporta la trama de la historia, más precisamente, las historias. 

Argentina Gabriel Fernández NO PALLEIRO web
Gabriel Fernández en Galicia

En el escenario, convertido en patio y cocina de una casa de los inquilinatos de mediados de siglo XX, se centra la figura del actor. Fuerte, macizo, pero a la vez endeble, con los pies que arrastran una cadena de vida, con la espalda agobiada del arado y del yunque de Galicia y los trabajos indecibles de esta América. Sonríe a veces, entre dientes, como recordando algo que le da ternura y le alegra el momento, se enfurece al recordar injusticias o golpes, atropellos, muertes, dolores y pérdidas. 

Es “Galego”, el gallego que llegó sin casi nada en la maleta, pero trajo unos chorizos de la mata y no olvidó la manta de telar que se hacía en la casa. 

Y llora, también llora, tal vez es lo que hace todo el tiempo, porque detrás de los sucesos, las travesuras, los motes y apelativos, solo se vislumbra el dolor de la pérdida. Adiós fontes, adiós ríos… dijo Rosalía y en ese adiós cabe toda la vida de generaciones que partieron en algún barco que se bamboleó malamente en el mar hasta llegar al río.

Cuando finaliza la obra resuena el silencio, hasta que se quiebra con el aplauso, tímido y pidiendo disculpas por romper el clima místico. 

Llega al actor, el hombre detrás de la máscara al que apenas reconozco. Ese andar cansino, sobre piernas débiles con la espalda encorvada, el estómago prominente, han dejado lugar a un hombre joven, que se para con firmeza y deja ver un cuerpo de músculos trabajados. Ha cambiado la imagen solo con modificar la postura, es otro, ya no es “Galego”, es Gabriel Fernández, el actor que hace poco tiempo he visto en el muy premiado film “1985”, junto a Ricardo Darín.

Argentina Gabriel Fernández con Ricardo Darín web
Gabriel Fernández con Ricardo Darín

Comparo las imágenes de su personaje en esa película y no logro compaginar en mi mente el hombre mayor, titubeante y con el aire de los montes impregnado en esa voz que acabo de oír y ver en el escenario, con el  que muestran los carteles. 

Acercarme a este actor fue un desafío, mayor que otro, porque implicaba, de algún modo revisar mi propia historia. La de tantos. 

_ Mis abuelos gallegos, me dice, fueron muy importantes en mi infancia. Viví con ellos y transmitieron su cultura, costumbres, comidas y formas de hablar… con el tiempo entendí por qué me decían “gallego”. Y supe, que alguna vez iba a hacer una obra que se llamara simplemente así.

Argentina Gabriel Fernández DE NIÑO CON SUS ABUELOS . ES EL QUE ESTÀ EN LA PARTE SUPERIOR web
Gabriel Fernández de niño, con sus abuelos. Gabriel es el que está arriba del todo

Eran de la ría de Arousa, de Boiro y de Beluso/ Bealo. Agustín Fernández García y Josefa Florinda Romero Fernández, quienes con un hijo de siete años, mi padre, y otro pequeño de 2, emigraron en 1949. 

Argentina Gabriel Fernández EN BEALO web
Gabriel Fernández en Bealo

Como en tantos casos las motivaciones oscilan entre la situación económica, los problemas familiares, la necesidad de abrirse camino en otros lugares porque no tenían puertas al futuro.

_En Argentina ya había emigrados de mi familia. La tía Pepa, hermana de mi abuelo. Estaba radicada en Bernal Oeste, y allí vinieron los recién llegados, a instalarse en un cuartito provisional, hasta que se pudiera otra cosa. Mi abuelo trabajó en un corralón y con el tiempo lograron mudarse a Valentín Alsina, a Barracas y luego pudieron comprar su casita, de nuevo en Bernal oeste, donde vivieron toda su vida. 

_Mi padre, Martin Manuel Fernández Romero Lago, que había venido siendo apenas un niño, hizo aquí sus estudios primarios, secundarios y terciarios, en tanto jugó al fútbol y trabajaba en la parte administrativa del Club Atlético Independiente. Esto le permitió conjugar trabajo con placer y deporte. Pudo haber hecho una carrera en el fútbol, pero los apremios de organizar su vida y familia lo impidieron. Hoy hace gala de su conocimiento periodístico del deporte.

Mientras escucho su historia, en tantos aspectos conocida, y en tantos única e irrepetible, me pregunto cómo logró llegar a ser actor, porque dentro del colectivo gallego no es habitual, o al menos frecuente, esta actividad. 

_Es que me costó mucho trabajo interno, afirma, verme como actor cuando mis comienzos en el trabajo fueron como peón de albañil de mi abuelo, en las refacciones y ampliaciones de mi casa. La actuación no es vista como un verdadero trabajo, vos  sabés, (y yo asiento), que para el gallego trabajar es corporal, esfuerzo, sacrificio, algo alejado del placer. Por eso trato de revertir esta idea y que mis hijos busquen una ocupación que les sea placentera, porque es donde más tiempo pasarán su vida. 

Gabriel cursó el secundario obteniendo el título de maestro mayor de obras, algo muy relacionado con la construcción y el corralón, con aquellos primeros contactos laborales de su abuelo. Hoy mismo realiza actividades vinculadas con ello. 

_ Es que no soy de un solo trabajo, los gallegos nunca tenemos uno solo, y entre muchas tareas que desempeño en mi hogar, donde no entra un plomero ni un electricista, tengo una pequeña empresa de refacciones y construcción, con muchos clientes. Solo cuando no puedo ocuparme derivo trabajos, sabés que dejar de hacer algo es “pecado”, así más o menos lo vivo. 

Luego de terminado el secundario siguió estudios terciarios y se recibió de Profesor de Educación Física. Entonces comprendo su cuerpo musculoso y trabajado. Lo que no logro entender es cómo pudo transmutarse en un anciano casi sin fuerzas, debilitado y titubeante, sobre el escenario.  

_ Trabajé quince años como profesor de esa asignatura, Educación Física, y fue como tal que un día, me vio alguien que observaba la clase y me dijo: Como profesor no sé si lográs enseñar, pero sí que los entretenés y mucho, porque sos histriónico. Si te gusta el teatro, seguí teatro. Y yo, que nunca lo había considerado, me inscribí en el curso de Clown. Tenía 21 años y ya no lo dejé. 

Le pregunto cómo se inició esa pasión por lo gallego, más allá de los vínculos con sus abuelos. 

Argentina Gabriel Fernández EN PRIMER VIAJE A GALICIA web

_Mi padre hizo un viaje en el año 1974, su primer viaje de regreso, y trajo un video, de aquellos que se filmaban por entonces, lo vi y no sé bien por qué, o si, me caló tan hondo que sentí que ese lugar me pertenecía. Después, en 1987, papá volvió a Galicia e incluso escribió hermosas poesías. (Aquí Gabriel me recita una, que además de poética es una historia, o más bien una suma de historias). Y hoy muchas de esas frases están puestas en la obra “Galego”, que sintetiza historias familiares y de vecinos, escuchadas o vividas. “ A terra sempre chama a que veñan os seus fillos”, es su verso final, aclara. 

Argentina Gabriel Fernández CON SU FAMILIA EN GALICIA en 2016 web
Gabriel Fernández con su familia en Galicia, en 2016 

Gabriel, le digo, lo que más me impactó fue esa familiaridad con la lengua, esa “fala” tan auténtica, que reproduce la forma de hablar de los inmigrantes cuando llevaban un tiempo en la nueva tierra.

Argentina Gabriel Fernández CON SU FAMILIA EN GALICIA 2016 web
Gabriel Fernández con su familia en Galicia

_Eso se debe a la memoria emotiva de las conversaciones de mis abuelos, crecí escuchando hablar así. Y de personajes que ni adivinaba que algún día iba a conocer, como el tío Pepito, el de la taberna y tantos otros vecinos que pude ver a los 27 años, en 1994, cuando fui por primera vez a Galicia. Ahora, que he vuelto a España bastantes veces, nunca dejo de pasar aunque sea un día, aunque sea una hora por la aldea. En ese tiempo fui porque sentía la necesidad, la había alimentado luego de los viajes y relatos de mi padre, estuve quince días y llegué en tren desde Madrid. Cuando me acercaba y comenzaba a ver ese paisaje distintivo, único, sentí que me temblaban las piernas. Pero la emoción mayor fue cuando por la ventanilla divisé a un campesino con un niño de la mano entonces, sin saber por qué, me largué a llorar. 

Argentina Gabriel Fernández CON SU PADRE E HIJOS EN GALICIA 2026 web
Gabriel Fernández en Galicia con su padre y sus hijos

Ese viaje que incluyó conocer la taberna del tío Pepito y a todos los personajes de las historias familiares y de vecinos me marcó mucho. Creo que ahí nació esta obra, o tal vez antes.

Argentina Gabriel Fernández EN GALICIA. CRUZEIRO web

_ ¿Y cuánto tiempo de preparación concreta te llevó?

_ Tres años, desde la investigación hasta el ensayo en una casa que se parecía mucho a la de mi infancia, para tener en el cuerpo el sentido del espacio que ellos habitaban. El texto terminamos armándolo juntos. Julio Molina comenzó con la escritura, pero al iniciar las improvisaciones se dio cuenta de que él no lo podía dominar el lenguaje, no podía escribir de esa manera, con esas inflexiones o modismos, así que se basó todo en improvisaciones, que en realidad son los añadidos de mi padre, o mi abuelo y su vecino, también inmigrante gallego. Y es mi memoria de ellos, la reconstrucción que se produce en el interior conmovido.

Argentina Gabriel Fernández CON SUS HIJOS CASA ANCESTRAL web
Gabriel Fernández, con sus hijos, en Galicia

Es que  mi abuelo no logró expresarme su cariño concreto, con acciones, ya sabés como somos los gallegos. El otro día en una entrevista traté de caracterizarlos, son abiertos y acogedores, pero cerrados, dije (y yo asentí), entonces los periodistas no entendían… porque es contradictorio, pero son así. Yo me enteré de “secretos familiares” al viajar, aquello de “no se dice, no se habla” es una constante. Supe, por ejemplo, que un hermano de mi padre falleció con un día de vida, vi su lápida en el cementerio. Y nadie lo había hablado jamás. También con padrino Juan, (el padrino de mi papá), me enteré la verdad del tiro con que se había herido una mano. Todos hablaban de la mano a la que le  faltaban dedos, pero no contaban la historia, esa que ahora relato en la obra. 

Argentina Gabriel Fernández EN GALICIA EN MESA DE MARISCOS web
Gabriel Fernández en Galicia, delante de una mariscada

Gabriel Fernández, actor, con el prestigio de haber estudiado con Lorenzo Quinteros y actuado junto a los grandes, 24 años de vida de pareja, dos hijos, uno de ellos dedicado al cine, la otra en busca de su vocación. Recuerda con agradecimiento a quienes, como Ricardo Darín, Miguel Angel Solá y tantos compañeros y directores creyeron  en él y lo apoyaron, 

_Comencé en un casting para una película sobre Monzón, el campeón de box argentino, y desde ahí siempre tuve recomendaciones y llamados “encadenados”. Actué con Ricardo Darín, un verdadero grande en todo el sentido de la palabra, y generoso, en películas exitosas como “Tesis sobre un homicidio”, “Koblick”, y más recientemente en  “1985”.

En la actualidad filma para una de las más grandes plataformas una serie, “El Eternauta”, pone en escena su “Galego” y continúa con sus múltiples tareas, construyendo, porque para un gallego el trabajo es mucho más que una ocupación, es el sentido de la vida. 

Celia Otero Ledo