viernes, 26 de abril de 2024

LOS AMIGOS DEL CLUB TINETENSE - RESIDENCIA ASTURIANA HOMENAJEARON AL DESAPARECIDO VENANCIO BLANCO ANDRÉS

En el Centro Asturiano de Buenos Aires se hizo un sentido homenaje a Venancio Blanco Andrés

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Juan Manuel Posada, Paz Fernández Felgueroso, el cónsul Rafael Tormo Perez y Begoña Serrano 

La Tinetense ya tiene el nombre de su progenitor. Con la presencia de autoridades del Club Tinetense Residencia Asturiana, con el gusto de contar con Paz Fernández Felgueroso, presidenta del Consejo de Comunidades Asturianas, y Begoña Serrano, directora general de Emigración de Asturias, y contando con un gran número de amigos de la casa, se realizó una sencilla ceremonia por la que el edificio de la calle Guevara 35, sede del Club Tinetense Residencia Asturiana, pasó a llamarse edificio Venancio Blanco Andrés.

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El presidente de la institución, Manuel García, a través de unas breves palabras, comunicó lo increíble del proyecto desde sus inicios, y la valentía y el coraje de Venancio para llevarlo a cabo. También la hija de Venancio Blanco, María Luz Blanco, compartió unas emotivas palabras en torno a la dedicación y a la presencia total de su padre a la obra para los ancianos asturianos necesitados en la emigración y además señaló que el proyecto de su padre siempre había estado acompañado por un grupo de gente que no sólo confió en él, sino que también puso manos a la obra para que esto se realizara. Destacó además la incansable compañía de don Ángel Ramos, secretario de la institución quien también falleció a los pocos días que su padre. Venancio fue el “mascarón de proa”, dijo María Luz Blanco, pero varios se embarcaron con él para que ese sueño pudiera llegar al sitio donde llegó.

Club Tinetense OK

La Residencia Asturiana tiene una gran tarea por realizar, pero cuenta con un gran número de colaboradores y amigos siempre dispuestos a continuar con tan  importante labor.

Homenaje a Venancio Blanco

Además de colocar una placa dándole el nombre de Venancio Blanco a la sede social del Club Tinetense, en el Centro Asturiano de Buenos Aires se celebró un homenaje en su recuerdo.

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En el acto participaron el Conjunto Pelayo de Manolo del Campo del Centro Asturiano de Buenos Aires, el Conjunto del Centro Asturiano de La Plata, la Coral Covadonga del Centro Asturiano de Buenos Aires, Fardaxu, Los Miserables y Anabel Santiago.

Coral-Covadonga

Venancio Blanco Andrés, presidente del Club Tinetense, y el secretario de la institución, Angel Ramos, ambos recientemente desaparecidos, fueron evocados por Andrea Ordieres que, entrevistada por LRI, comenta: "La Tinetense ya tiene el nombre de su progenitor".

Con presencia de autoridades del Club Tinetense, Andrea Ordieres, presidente de la Subcomisión de Cultura del Centro Asturiano de Buenos Aires, se refirió a la biografía y personalidad de cada uno de ellos, y a la forma en que se complementaron para dejar tan valioso legado.

Éstas fueron sus palabras:

Venancio Blanco Andrés:

Un ejemplo de constancia por conseguir la meta de su vida

Nos reunimos hoy en esta casa de la comunidad asturiana, para homenajear a un asturiano que, con su ejemplo, se fue transformando en un camino a transitar por todos los que alguna vez soñaron con hacer realidad un sueño. Venancio había nacido en La Riera, Concejo de Cangas de Onís, en la provincia de Asturias, allá por el mes de abril de 1927. Murió el 31 de diciembre del pasado 2015. En 1958, fue un inmigrante más de este país, y habiendo pasado por Brasil con anterioridad, decidió seguir hasta Argentina para probar suerte como tantos otros lo habían hecho con anterioridad.

Pero no vino sólo, sino acompañado de su esposa Lucía y sus tres hijos.

Ligado siempre a la comunidad asturiana, desde muy temprano, emprendió la tarea de organizar el provenir de los asturianos ancianos necesitados en Argentina. Con este objetivo, puso proa a su proyecto solidario y lo transformó en el Club Tinetense Residencia Asturiana. Venancio decía sobre su proyecto, que los primeros años habían sido casi una aventura, los diez años que siguieron a esa realidad se había transformado en un período de confianza en el horizonte, y, los que llegaron después, los que consolidaron su sueño.

Siempre destacó no haber estado solo, hablaba mucho acerca de sus compatriotas que lo ayudaron a cumplirlo, y cuando se refería a ellos, señalaba que su camino no había sido de promesas cumplidas, sino de etapas superadas.

Estaba feliz porque su objetivo se había cumplido con creces, ya que era reconocido hasta por los que no habían confiado en su realización.

A lo largo de su trayectoria, fue recopilando importantes reconocimientos como la cruz de caballero de la orden del mérito, la medalla de honor de la emigración en su categoría oro, la medalla de la hispanidad, el título de vaqueiro de honor y la medalla de Asturias en su categoría plata.

De su camino quizás sea importante recopilar una enseñanza significativa, que, según sus propias palabras, marcaron el secreto de su éxito; Venancio decía que la constancia, la confianza en nosotros mismos y la cohesión entre los miembros de una institución, eran la receta básica para lograr lo pautado, “no hay que mirar atrás, el pasado sólo debe tenerse en cuenta para corregir el futuro”.

Un singular carisma lo rodeaba en su camino, quizás fue algo de eso lo que hizo que otros lo acompañaran en su andar. Algunos, aún por suerte nos acompañan; otros, lamentablemente, no están más entre nosotros. Dentro de estos últimos está don Ángel Ramos, quien fuera el secretario de la Tinetense desde que se tiene memoria. Ángel, quien falleció tan sólo unos pocos días después de Venancio, ya iniciado el mes de enero de 2016, fue el modelo de maestro que supo sintetizar la tenacidad y el arrojo de Venancio, en sus palabras y en sus acciones; sabiendo además integrarse perfectamente en la aventura de la Residencia, aportando su sabiduría y su sencillez a la tarea cotidiana y al esfuerzo compartido.

Desde su función don Ángel estaba preocupado por formar a los jóvenes para seguir la tarea, como buen maestro, supo infundir sus ganas y sus virtudes entre sus pares, señalando además que a la Residencia le agradecía realmente haber entendido la palabra solidaridad y el haber encontrado amigos.

Valga este homenaje, que la comunidad asturiana ha decidido brindar, a la obra realizada por gente como Venancio y como don Ángel, para que los miembros que la integran, puedan haber aprendido sus enseñanzas y haber crecido desde su ejemplo.

Quizás unas sencillas  palabras que figuran en el libro de visitas de la residencia, sean las mejores para resumir esta tarea:

Nunca el esfuerzo de tan pocos, ha sido más importante para muchos.

Andrea C. Ordieres - Centro Asturiano de Buenos Aires

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