miércoles, 24 de abril de 2024

Benigno Lameiro: El izquierdista de A Veiga que acabó vendiendo chicles en Buenos Aires

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Benigno Lameiro, uno de los  izquierdistas más conocidos de A Veiga (Ourense), que protagonizó una “huida a tiros” casi imposible en septiembre de 1936 cuando la Guardia Civil rodeó su casa familiar con  el propósito de detenerle, sobrevivió a su aventura y murió en los años sesenta en Buenos Aires, víctima de un accidente de tráfico.  

Lo ha revelado ahora una de sus nietas, Adriana Gómez Harman, que reside en la provincia de Entre Ríos, al noroeste de Argentina. 

Tras aquellos trágicos sucesos, nadie volvió a tener noticias de Lameiro en el pueblo. Algunas personas lo dieron por muerto. Otras aseguraban que había logrado llegar a América. El libro Memorias de Alfonso Ortega, que narra lo acontecido aquellos días en el municipio, lo situaba en algún lugar de ese continente. 

Se resuelve así uno de los enigmas más comentados sobre la verdadera suerte que corrió este hombre y sobre su paradero. Ahora se sabe que el que fuera miembro del Comité revolucionario de A Veiga y “uno de los jóvenes más valientes y decididos del pueblo”, según asegura Alfonso Ortega, logró llegar a América tras un largo periplo cuajado de peligros. Allí ejerció distintos trabajos y fue vendedor de chicles Adams en la capital federal argentina. Curiosamente, esta goma de mascar se surtía en envoltorios de color amarillo, rojo y púrpura, entre otros. 

Su nieta, que está recabando información para afianzar lo que ahora sabe, cree que su abuelo huyó desde A Veiga a Portugal y luego a Marsella (Francia), donde se unió a  fuerzas republicanas. Finalmente, acabada la Guerra Civil española y comenzada la segunda Guerra Mundial, viajó a Sudamérica, primero a Chile y luego a Argentina. 

Benigno Lameiro viviría allí, lejos de su tierra, una segunda gran tragedia vital al tratar de recomponer su vida con la mujer con la que tuvo un hijo. Su suegro encerró a la madre “durante toda su vida” y no le permitió relacionarse con él bajo la excusa de su pasado oscuro y la sospecha de que era un hombre casado en España, algo incierto. Aquel hijo, luego padre de Adriana Gómez Harman, nunca llegó a conocer a su progenitor. Y Adriana y su familia vivieron siempre con la angustia de ignorar su pasado y los verdaderos motivos de aquella desdicha familiar.  

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Pero ahora ha descubierto la verdad de su abuelo. Unas cartas de amor que Benigno Lameiro escribió a la madre de su hijo en 1944, 1945 y 1946, la han puesto sobre la pista de lo sucedido. Al tirar de ese hilo, ha sabido que su padre era el mítico izquierdista de A Veiga. 

Benigno Lameiro Bermúdez, que tuvo otros dos hijos en América, se significaba por su ideología marxista y siguió leyendo a Trotsky en Argentina. Una de sus hijas recuerda que  guardaba una gran cantidad de libros de este personaje en su casa de Buenos Aires. El libro de Alfonso Ortega narra la huida de Benigno Lameiro de esta forma: hacia mediados de septiembre de 1936, Benigno Lameiro, junto al líder izquierdista local Clemente Vidal; su primo Pepe Lameiro y otros amigos, permanecían escondidos en las cercanías del pueblo de Corzos, posiblemente en la Cántara da Moura, desde donde velaban sus casas, tal y como asegura el autor. Una noche deciden a volver a sus casas de A Veiga, que eran contiguas y con las puertas en el mismo plano. Apenas habían entrado en la de Benigno cuando, con fuertes golpes, llaman a la puerta. Sale la hermana de Benigno y ve, consternada, que es el cabo de la Guardia Civil. 

“La casa estaba rodeada y un gran montón de paja empezaba a arder en la puerta. Los padres y la madre de ambos jóvenes, presos de un pánico espantoso, tienen que salir de sus casas entre llamas. Mientras tanto, Pepe y Benigno se tiran a la planta baja e intentan salir por una puerta trasera. Pero aún no intentaban abrir, una descarga cerrada acribilla la puerta a balazos y Pepe cae mortalmente herido a los pies de su compañero. Benigno entonces, con arrojo sin igual, abre la puerta y disparando sin cesar su pistola logra abrirse paso y deja tendidos y heridos de gravedad un guardia y un falangista que rabiosamente disparan contra él”, cuenta Alfonso Ortega, escribiente del ayuntamiento en aquellas fechas, amigo personal de Lameiro, vecino del pueblo de Xares y, a la postre, huido tras el comienzo de la guerra.