El escritor Guillermo Roz (Buenos Aires, Argentina, 1973) subraya la íntima relación entre el desarraigo y el desamor "porque perder la tierra y perder el amor son dos cosas que se parecen mucho". Así lo asegura el autor en una entrevista concedida a Europa Press con motivo de la presentación en Valencia de su último libro, 'Malemort, el Impotente' (Alianza), galardonado con la XVI edición del Premio Unicaja de Novela Fernando Quiñones.

La obra fusiona en un solo libro dos historias, "la anécdota de un impotente vasco del siglo XX y el exterminio de los últimos indios de al Patagonia mediante la venta de terrenos a colonos extranjeros" para construir una historia que habla "de la épica de la emigración".

Mediante un relato en el caben todos los géneros --del romántico al negro como en un "juego de muñecas rusas", dice Roz--, la obra da al escritor la "excusa perfecta" para reflexionar sobre "al épica que supone ir de un lugar a otro, del viaje en busca de Eldorado". "Perder el amor y perder la tierra se parecen mucho, a mí pasaron las dos cosas y perder estas dos cosas hace que te acabes encontrando a ti mismo", añade.

Interrogado por la vigencia de la tragedia que supone para muchos la necesidad de emigrar, el novelista --que procede de una familia de inmigrantes-- opina que estos hechos demuestran que "el ser humano sigue sufriendo los mismos dolores y que hay un larguísimo legado cruento que la literatura debe contar".

SENTIMIENTO DE SUPERACIÓN

Asimismo, confía en que este relato "pueda servir de impulso y generar un sentimiento de superación, para ver que aquello que un día nos parece imposible de superar, pasa si uno respira profundo y continua caminando".

Roz ha publicado anteriormente títulos como 'Les ruego que me odien', con el que ganó el I Premio de Narrativa Francisco Ayala en 2013, y 'Tendríamos que haber venido solos', distinguido como Nuevo Talento Fnac 2012. Respecto a esta novelas, el autor considera que 'Malemort, el Impotente' "destila algo más de optimismo".

De todos modos, el narrador argentino subraya que no tiene "un programa literario al que acudir como manual". "De todas mis novelas siempre se dijo que no tienen clasificación clara y ese es para mí uno de los elogios más interesantes porque escribo como me sale del corazón y de las tripas y no respondo a ningún género dios", ha concluido.