viernes, 29 de marzo de 2024

ENTREVISTA: AMINTA ACOSTA

“Es fundamental que la persona pueda expresar sus sentimientos, conflictos y temores a un profesional en su lengua materna”

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Aminta Acosta es una psicóloga especializada en los expatriados.

Aminta Acosta es una psicóloga especializada en los expatriados. Aprovechando el uso de las nuevas tecnologías y una creciente demanda de los españoles que emigran a todo el mundo, Aminta encontró esta interesante especialidad para convertirse en la psicóloga de cabecera de muchos emigrantes españoles a través de la web www.psicologaexpatriados.com.
 

Aminta, ¿cómo nació Psicóloga Expatriados?
Nació fruto de una serie de acontecimientos sociales y personales. La difícil situación económica en España, unida a una oferta de trabajo más internacionalizada, provocó que cada vez más gente se fuera al extranjero tratando de buscar un futuro mejor, con la incertidumbre laboral y personal que eso conlleva y, obviamente, dejando atrás toda su vida. Estas circunstancias me llevaron a plantearme la necesidad de facilitar un servicio que pudiera atender a cualquier persona que, al tener que abandonar su país, pudiera necesitar ayuda psicológica por cuestiones de adaptación en su nuevo destino. Por otro lado, la experiencia obtenida como psicóloga atendiendo en Madrid a expatriados de otros lugares del mundo me sirvió para detectar y tratar una serie de dificultades comunes por las que atraviesan muchos emigrantes.

Tu tenías, además, experiencia viviendo en el extranjero…
Efectivamente. Mi propia experiencia en el extranjero fue clave para detectar las dificultades por las que puede pasar un emigrante y conocer de primera mano la necesidad de ayuda psicológica en determinados momentos del proceso de adaptación. Con el fin de recibir esa ayuda, es un factor decisivo que la persona pueda expresar sus sentimientos, conflictos y temores a un profesional en su lengua materna. Esto es algo fácil si estás en España, pero si te encuentras en Alemania o en Reino Unido tiene mayor dificultad.

¿Qué tipo de pacientes tienes?
No tengo un perfil concreto de paciente. Hay variedad entre los que buscan este tipo de ayuda psicológica. Me he encontrado con personas que se han marchado en busca de un trabajo por falta de oportunidades en España, también expatriados desplazados por sus empresas que buscan promocionar y han elegido marcharse u otros a los que su profesión prácticamente no les ha dejado otra opción. Podríamos decir que contactan conmigo tanto los expatriados sin billete de vuelta, como aquellos que van y vienen.

¿Cómo detectaste el interés que podía tener una actividad así?
Para contestar a esta pregunta podemos hacer la siguiente reflexión… Pongámonos en la piel de un español que un día deja su tierra, que ya no tiene cerca a su familia, ni a sus amigos, ni a su pareja... Que llega a un país donde no domina el idioma, donde no se identifica con la cultura y apenas conoce gente. Con empleo o sin empleo, se siente solo. Se encuentra mal, tiene ansiedad, insomnio, nota que tiene dificultades, que no avanza, y tiene sensación de culpabilidad pues, al fin y al cabo, él “lo eligió”. Un día se levanta y piensa que podría buscar ayuda psicológica, pero sale a la calle y no encuentra un lugar donde ir y sentirse cómodo. No tiene soltura con el idioma como para expresar sus dificultades y sentimientos en otra lengua. Además, no comprende del todo si lo que le ocurre es “normal” o no y si alguien va a poder ayudarle. Esto es sólo un ejemplo. También existen casos de aquellos que emigran y no tienen grandes dificultades de adaptación, pero hay otros muchos que sí las tienen. Aquellos que, por la razón que sea, están atravesando un momento difícil, que se vuelve aún más complicado cuando has emigrado. Yo me puse en la piel de esas personas que atravesaban esta situación u otras parecidas y ésa fue la razón por la que pensé que tendría sentido, que sería útil crear Psicóloga Expatriados.

Desde el punto de vista psicológico, ¿qué beneficios tiene la emigración?
Prácticamente todo proceso de emigración se inicia buscando una mejora de la situación personal, por lo tanto, per se debería tener un efecto beneficioso en la salud psicológica del que emigra, al menos en un primer momento. Por otro lado, la persona se enfrenta en el nuevo destino a retos que en su país de origen difícilmente hubieran acontecido. Esto le hace salir de su “zona de confort” y el alejarse de las cosas conocidas y que le resultan cómodas es positivo para adquirir más fortalezas y obtener un crecimiento personal. También el emigrante aprende en su proceso de adaptación a convivir con otras culturas, costumbres, horarios, climas, idiomas, y esto repercute directamente en la flexibilidad del individuo. Al emigrar comenzamos de cero y esto podemos entenderlo como una oportunidad para mejorar y modificar aspectos que no nos gustaban de nosotros mismos. Además, cambiar viejos hábitos y aprender a tomar decisiones mejora nuestra autoestima. En el ámbito laboral, adquirir nuevas herramientas y enfrentarnos a desempeñar un trabajo en un entorno desconocido nos hace crecer a nivel personal. En definitiva, yo diría que es un proceso en el que sin duda la persona cambia y evoluciona. Disfrutar de ese proceso y manejarlo de forma positiva puede ser, sin duda, muy beneficioso a nivel psicológico.

¿Y qué inconvenientes tiene?
Emigrar no es un asunto sencillo. Las personas se ven obligadas a afrontar una serie de retos que pueden resultar realmente difíciles. El expatriado se enfrenta a la necesidad de adaptarse a la cultura del país de acogida y debe superar aspectos como no dominar el  idioma y entender una serie de comportamientos sociales diferentes. Además, no encontrar el empleo soñado, la nostalgia por el país natal y contar con una escasa red social nos puede mermar psicológicamente. La sensación de soledad, la culpa, el no sentirse “ni de un lado ni de otro”, son inconvenientes psicológicos que en ocasiones están presentes cuando se emigra. El choque cultural y la incertidumbre que se vive cuando se deja atrás el país de origen son también factores que provocan ansiedad. Además, las pérdidas por las que pasa un emigrante son numerosas: deja atrás familia, amigos, su lengua, la cultura que ha adquirido desde niño, la tierra que le ha visto nacer… Por lo tanto, emigrar implica un ajuste psicológico e integrar pérdidas. Algo que si no se consigue nos puede llevar a no estar ni en España ni estar en el nuevo país. Si no cerramos las viejas etapas no nos podemos adaptar con plenitud a las nuevas, y esto sin duda repercute a nivel psicológico.

Es frecuente que muchos emigrantes regresen a su lugar de origen en sus últimos años de vida. ¿Por qué?
Es cierto que muchos emigrantes retornan, pero esto depende de varias circunstancias personales, como pueden ser los años de residencia en el país de acogida, tener familia extensa como hijos o nietos en ese lugar de destino y conocer qué o quién queda en su país natal. Sin embargo, volver al lugar de origen es frecuente cuando las circunstancias económicas y personales lo permiten, algo que no es de extrañar si tenemos en cuenta todo lo que deja atrás el que emigra: cultura, tierra, lengua materna, familia… Retornar puede significar encontrase de nuevo con todo lo añorado. Y ese reencuentro y volver a disfrutar de la tierra que te vio nacer puede ser algo emocionante para muchos y vital y necesario para otros. Aunque de una manera u otra todos podemos sentir arraigo por nuestro país, hay personas que pueden sentir ese duelo por la pérdida de la tierra y de la cultura de manera muy significativa. Sus raíces le conectan con su identidad, con la ilusión de revivir experiencias de la infancia. Es normal que la persona lo haga cuando tiene la posibilidad de hacerlo.También podemos diferenciar entre el que emigró voluntariamente y el que emigró de forma forzosa. En este último, el deseo de retorno y la añoranza puede ser mayor. Además, el que el país de origen cuente con ayudas y programas de retorno para facilitar la inserción del emigrante también es clave en esa vuelta.

En tu trabajo seguro que tienes alguna anécdota especial...
Precisamente hace unos días tuve la oportunidad de conocer personalmente a uno de mis pacientes expatriados y de realizar con él una terapia presencial. Fue una situación especial, puesto que como todos sabemos por Skype te ves y te oyes perfectamente, pero no estás en el mismo sitio, ni compartes el mismo espacio, allí puede ser de día y aquí de noche... Te acostumbras a verte así y a relacionarte de esa manera, a través de la red en una distancia de miles de kilómetros. La modalidad online tiene muchas ventajas y en algunos casos es la única opción, pero fue agradable vernos en persona. 

Más información en la web http://www.psicologaexpatriados.com/