martes, 16 de abril de 2024

ENTREVISTA: JAVIER AMOR

Javier Amor: "Emigrar es el síntoma de modernidad por excelencia"

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Javier Amor interpreta "El cantor de rock" en la Alianza Francesa de Managua

La emigración no tiene secretos para Javier Amor, un extremeño que ha vivido en países como Jamaica, Indonesia, Mauritania, El Salvador o Nicaragua. Es en este último, concretamente en la ciudad de Managua, donde vive ahora y dirige un grupo de teatro. Funcionario ya jubilado del servicio exterior, Javier ha vivido en muchos lugares, pero es en Nicaragua donde ha decidido disfrutar de su merecida jubilación.

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Javier, ¿cuándo llegaste a Nicaragua?
La primera vez que vine, en 1984, fue por trabajo. La segunda, en 2010, fue tras mi jubilación, por estar casado con una nicaragüense.

¿Qué has encontrado en el país?
Lo cierto es que aquí he tenido la posibilidad de desarrollarme como dramaturgo y, sobre todo, la oportunidad de ver mis obras teatrales representadas.

¿Qué es lo que más te gusta del país? ¿Y lo que más echas de menos?
Aquí, en Niacaragua, la gente es muy simpática y cariñosa. Lo que más echo de menos son los bocadillos de salchichón barato (el que tiene pimienta). No me puedo permitir salchichón aquí porque tiene un precio prohibitivo.

¿Recomendarías a los españoles la experiencia de la emigración?
Sí, por supuesto. Emigrar es el síntoma de modernidad por excelencia, es conocer y aceptar al "otro", con el enriquecimiento personal que eso conlleva.

¿Viajas a España a menudo?
Si, todos los años voy unos meses, ya que también tengo familia allí.

¿Has conocido a más españoles en Nicaragua?
Sí, la verdad es que he conocido a muchos y afortunadamente su situación económica es buena, aunque sé que hay gente que lo pasa mal. El Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales les presta ayuda desde su oficina en Costa Rica.

¿Has encontrado alguna dificultad especial en el país? 
No, ninguna. Ni en Nicaragua ni en los demás países en que he vivido. La clave es adaptarse a las circunstancias, usos y costumbres en lo externo sin renunciar a la propia identidad.