Esta madrileña, licenciada en Ciencas de la Actividad Física y del Deporte, descubrió el esquí tarde, pero se convirtió en su pasión en muy poco tiempo. Ahora vive en el Tirol austríaco, a 27 kilómetros de Innsbruck, donde da clase de esquí alpino en uno de los lugares más espectaculares del mundo para los amantes del deporte blanco.

Esther, ¿por qué decidiste irte a Austria?
Hace unos años el esquí se convirtió en mi pasión. Cuando decidí hacer de él mi profesión, tuve claro que quería seguir creciendo profesionalmente, así como mejorar mis aptitudes como deportista. A finales de febrero del año pasado tuve un accidente de esquí en el lugar donde trabajaba (Baqueira-Beret). Me fracturé la rodilla y desde aquel momento tuve que finalizar mi trabajo y renunciar a los proyectos que tenía a corto plazo, entre ellos volver a Chile para trabajar durante la doble temporada de esquí en verano. Ante la situación de no poder moverme por la estricta rehabilitación, decidí considerar otras opciones. Austria me llamaba mucho la atención por su fuerte cultura del esquí. Era el lugar ideal para continuar con mis objetivos. Mandé mi currículum a algunas escuelas y me contestaron. Una vez consciente de que tenía las puertas abiertas no me lo pensé: Austria sería mi nuevo destino.

¿Cómo describirías el lugar en el que vives?
Los Alpes son impresionantes, se respira Naturaleza en todas partes y la calidad de vida es enorme. También hay una gente fantástica con la que me siento muy cómoda. Lo que más valoro es que hay trabajo y me siento tranquila, aunque, obviamente, echo de menos a mi familia, porque se hace muy difícil no poder estar con ellos más a menudo.

¿Recomendarías a los españoles la experiencia de la emigración?
Yo creo que no es algo que pueda recomendar. Hay una diferencia enorme entre emigrar por necesidad, emigrar  por decisión propia o salir de tu país sólo por un tiempo para conocer mundo. Siempre recomendaré la tercera opción que es la de salir de tu país por un tiempo a trabajar. Evidentemente no como turista. Viajar abre conciencia y creo que es escuela de vida. Sin embargo emigrar es otro tema. Yo soy una mezcla de las tres cosas. Soy una persona muy inquieta y me encanta viajar. Pero he de decir que el principal motivo que me llevó a salir de España fue la falta de expectativas profesionales y de trabajo. Me cansé. Sentía una mezcla de necesidad e inconformismo. Emigrar en su pleno significado es duro, o al menos así lo siento yo. Cuando llevas mucho tiempo fuera acabas preguntándote si estás haciendo las cosas bien, si has escogido el camino correcto separándote de tu familia.

¿Has conocido a más españoles en tu destino? ¿Cuál es su situación general?
La verdad que sólo a tres. Dos de ellos se han vuelto a España y otro solo se queda para trabajar en invierno. La situación de los dos primeros era la de hacer una nueva vida en Innsbruck y encontrar un buen trabajo relacionado con sus estudios.

¿Has encontrado alguna dificultad especial?
La mayor dificultad definitivamente ha sido el idioma. A día de hoy entiendo prácticamente casi todo pero en ocasiones sigo teniendo dificultades de comunicación.  Aquí  se habla alemán con dialecto tirolés, lo que complica bastante la comprensión.