viernes, 29 de marzo de 2024

Katie Box: de profesora en Logroño a confinada en Carolina del Norte en 24 horas

La Rioja Aeropuerto web
"Triste, impactada y muy preocupada" se subió al avión que la llevó de vuelta a Estados Unidos la profesora de inglés Katie Box, quien apenas tuvo 24 horas para hacer las maletas y dejar su casa en Logroño, donde ha trabajado este curso como auxiliar de conversación.

Tras la suspensión de la actividad educativa en La Rioja el pasado 10 de marzo, Box afrontó con tranquilidad el confinamiento domiciliario por la expansión del coronavirus, pero los días pasaban y comenzó a preocuparse ante la posibilidad de no poder regresar a su país, según ha relatado a Efe.

Esta profesora de 23 años, natural de la localidad de Augusta, en el norte del estado de Nueva York, llegó a Logroño en septiembre pasado junto a otros 26 compañeros, todos ellos becados por una fundación estadounidense que tiene un programa educativo de colaboración con el Gobierno de La Rioja.

Durante el curso, Box ha alternado sus clases de conversación de inglés en el colegio San Pío X de Logroño con viajes por Europa y tenía la intención de quedarse en España hasta primeros de junio, cuando regresaría a Estados Unidos para pasar el verano con su familia y volver en septiembre a hacer un máster de educación bilingüe en la Universidad de Alcalá, en Alcalá de Henares (Madrid).

Sin embargo, un correo electrónico de la fundación que concedió su beca precipitó sus planes la madrugada del sábado 14 de marzo, ya que esta organización aconsejó a todos sus becarios que comenzasen a preparar su vuelta a Estados Unidos ante la expansión del coronavirus y un posible cierre de fronteras.

En apenas 24 horas hizo las maletas y, junto a otros seis compañeros del programa, cogió un vuelo desde Madrid a Nueva York a primera hora del domingo.

"Impactada y algo estresada", según ha reconocido, aterrizó en Nueva York para desplazarse a la ciudad de Charlotte, en Carolina del Norte, donde se ha recluido a pasar su cuarentena, a media hora de donde vive su hermano, quien le lleva comida y podría ayudarle en el caso de que se pusiera enferma, pero no ha tenido ningún síntoma.

Durante el vuelo llegó a temer seriamente el contagio ya que el avión iba muy lleno. Al aterrizar, todos los pasajeros entregaron un formulario con un cuestionario a las autoridades y un médico les tomó la temperatura; con tanto contacto cree que "sería un milagro" no haberse contagiado.

Ahora, tras recuperarse del desfase horario y del "impacto emocional" por su precipitada vuelta, solo tiene "muchas ganas de que se pase la cuarentena", que realiza de manera voluntaria, para regresar a su hogar y abrazar a sus padres, pero tendrá que viajar doce horas en coche, que prevé hacer en solitario o acompañada de su hermano.

Sobre cómo está afectando la pandemia de coronavirus en Estados Unidos, ha señalado que es "una sociedad muy individualista, hay mucha gente preocupada y los supermercados están desabastecidos", pero "otras personas no se lo están tomando en serio; no se dan cuenta de que hay que ser más desinteresados y preocuparse de los más débiles, como los que tienen problemas de salud o los ancianos".