jueves, 25 de abril de 2024

'Ser emigrante y además mujer hace que las cosas sean mucho más difíciles'

Isabel García, secretaria de mujer de la Coordinadora Europea.
Isabel García ocupa desde el año 2008 el cargo de secretaria de mujer de la Coordinadora Europea de Asociaciones de Emigrantes, pero lleva toda su vida trabajando por la mujer emigrante. Hija de refugiados políticos que se vieron obligados a exiliarse a Chile, nació en ese país, donde inició estudios de Humanidades que tuvo que abandonar para hacerse cargo económicamente de su familia. Allí conoció a su primer marido, holandés, y tras el golpe de estado chileno la pareja decidió instalarse en Holanda, donde residió por algo más de tres décadas. En marzo de 2009, tras jubilarse y acompañada por su actual marido, decidió instalarse de nuevo en España, eso sí, sin abandonar su trabajo dentro del colectivo de la emigración. Con tanto país de residencia,¿de dónde se siente?
Española me he sentido siempre (tiene la nacionalidad recuperada desde hace un año, ya que sus padres no quisieron inscribirla en la embajada cuando nació, por motivos obvios), pero creo que no sólo yo, todos los hijos de refugiados crecimos en un ámbito muy político donde sólo se hablaba de España. De hecho, cuando fui a la Universidad me di cuenta de que mi círculo de amistades estaba formado únicamente por hijos de emigrantes.

¿Dejó de sentirse alguna vez emigrante?
Aunque aprendes a sentirte parte de donde estás viviendo, te sientes siempre emigrante. Yo ahora quiero a Holanda, a España y a Chile, tengo raíces en los tres países, pero en ninguna parte puedo decir soy de aquí. Al principio lo vivía como algo más triste, pero ahora lo bueno es que sé que podría vivir en cualquier parte del mundo. Es cierto que se siente la discriminación. En Holanda cuando empecé a trabajar, tras mucho esfuerzo por estudiar y aprender el idioma, mientras necesitaba ayuda todo eran facilidades, cuando pasé a ocupar un puesto de responsabilidad, mis antiguos compañeros empezaron a cambiar y me preguntaban cosas como: 'eres extranjera, ¿crees que serán capaz?, 'tu holandés no es perfecto'.

¿Ser mujer complicaba las cosas dentro del ámbito de la emigración? Mucho, es mucho más difícil todo si eres mujer y emigrante. Mi impresión es que para conseguir lo mismo tienes que trabajar el doble, no se trata de ser igual, sino mejor para el mismo resultado. Al principio esas cosas me afectaban mucho, me bloqueaba, incluso dejé de fumar, ya que como me temblaban tanto las manos, no quería que nadie lo percibiera con el cigarrillo en la mano, así que lo dejé.

Usted trabajaba con el colectivo de inmigrantes y era voluntaria con los españoles,¿había diferencias entre nacionalidades?
La mayor diferencia era con las mujeres de religión islámica, ya que en este caso, se trata de un sistema de vida, no hay separación entre lo laico y lo religioso. En el resto era similar en cuanto a relaciones hombre y mujer, y mujer e hijos. Cuando una mujer sale de su país suele estar sola, sin su entorno familiar, sólo con su marido e hijos y, o se hace fuerte o muere. Al principio todas buscan como apoyo el grupo de la misma nacionalidad, pero si quieres avanzar, tienes que empezar a separarte un poco, ya que el control social es inmenso. Cuando sales de España llevas una maleta con tus valores y el hombre cuando descubre como viven, por ejemplo, las mujeres holandesas, más liberadas, no quiere que su mujer se convierta en una de ellas, así que corren el riesgo de no avanzar ni como en el país de acogida ni como se avanza en el de origen, y se quedan sujetas a una rigidez y un control que las impide evolucionar, eso ha pasado con las primeras generaciones, donde hay auténticas heroínas.

¿Qué la motiva al frente de la Coordinadora?
Me interesa que las mujeres tomen conciencia de que sus talentos no son menos que los de los hombres, quiero contribuir a que los descubran y los desarrollen. Las mujeres han mantenido vivo el movimiento asociativo con tareas consideradas secundarias, pero no se han puesto a ocupar puestos en las juntas directivas, siempre han sido los hombres los que han tenido el control social, pensaban, si hay que viajar, salir de noche a una reunión, ¿cómo va a hacerlo una mujer?

Preparación
Isabel García comenzó en Holanda trabajando con los inmigrantes que llegaban. Contribuía a su integración en la nueva sociedad, enseñando el sistema médicos, las normas del país, el idioma, gestiones de empleo, todo aquello que una persona necesita saber para empezar una nueva vida en otro país diferente. Posteriormente se especializó en el trabajo con las mujeres emigrantes.

De forma paralela, y fuera de la provincia en la que trabajaba, era voluntaria con los españoles. En su empleo llegó a ejercer el cargo de jefa de planificación e innovación, siendo la única mujer de entre los solicitantes a la plaza, cargo que había ejercido cuando no se cobraba.