viernes, 19 de abril de 2024

'Aprendí mucho por imitación de mis amigas y vecinas suizas'

Soledad Franco González, preside el Teléfono de la Esperanza en Suiza.
Soledad Franco González nació en Murcia en el año 1968 y, desde el 1996 Suiza es su nuevo hogar. Fue fundadora de la Asociación de mujeres y, actualmente, preside el Teléfono de la Esperanza de Suiza. ¿Cuáles fueron los motivos que le llevaron a emigrar?
Definitivamente, la situación laboral en España. En el año 1997 había un 20 por ciento de paro, como ahora, y nos parecía normal a todos. Yo, aunque tenía trabajo, era mal remunerado y mis jefes eran muy poco respetuosos conmigo. Había sido una alumna brillante en la Universidad, había estudiado en Montpellier con una beca Erasmus y sabía que había algo distinto a lo que estaba viviendo. Yo era una joven muy independiente, trabajaba y tenia mi dinero, me gustaba viajar.

¿Por qué eligió Suiza como destino?
Mi hermano vivía en Suiza y yo venía a visitarlo regularmente. Empecé a tener un grupo de amigos propios y al fallecer mi padre, mi madre y yo nos vinimos una temporada a intentar sobrellevar el duelo. En concreto yo trabajé en una empresa de importación de frutas a la vez que estudiaba alemán. Mi idea era estar seis meses aquí y volverme a Murcia con una experiencia profesional en el extranjero, algo que luego no se cumplió.

¿Cómo es la situación de la mujer en el país?
Yo entonces no noté ninguna diferencia de trato por ser mujer. Yo era una profesional en el trabajo y una más del grupo de amigos.. Ahora que tengo hijos, si que he notado las dificultades de conciliar familia y trabajo. De hecho, he perdido la partida. Mientras que los hijos eran pequeños todo iba bien, pero ahora que el mayor entra en la adolescencia, no hay estructuras adecuadas a su edad, por eso me dedico a educar a mis hijos de una forma consciente y mientras tanto estoy terminando una formación de postgrado.

¿Cómo fue la acogida de la gente del país?
Yo tuve un aterrizaje muy suave, mi entorno estaba compuesto por suizos y españoles a partes iguales. Las personas me escuchaban muy atentamente, el trato siempre era cordial y respetuoso.

¿Cómo es su relación con otras mujeres emigrantes?
Al principio no me hacia gracia encontrarme con mujeres españolas que no estaban integradas o que añoraban España. Yo acababa de llegar y me hacia mucha ilusión estar aquí. Sin embargo visité con asiduidad las actividades que organizaba el Ateneo Español. Eran charlas culturales y los miembros de la asociación, aunque mucho más mayores que yo, eran muy alegres y lo siguen siendo, las mujeres sobre todo. Me reía mucho y me acogieron incondicionalmente. Tenia por otra parte el apoyo de mis amigas y vecinas suizas, aprendía mucho de ellas por imitación.

¿Qué papel cree que juega la mujer en la emigración?
Yo durante estos años he estado simplemente viviendo mi presente, el de una mujer europea en Europa. Ha sido desde la creación de la asociación de mujeres españolas en Suiza cuando he empezado a ser consciente de estos temas. Y desde que presido el Teléfono de la Esperanza, me doy cuenta de que el sufrimiento es real, hay problemas de permisos de residencia y de mujeres en situaciones de semiesclavitud. También hay una gran disposición a ayudar, mujeres voluntarias que atienden el teléfono para escuchar los problemas de los otros; abogadas, psicólogas y trabajadoras sociales que pasan consulta de forma gratuita.

¿Cómo es la situación laboral de la mujer y cuál ha sido su evolución en los últimos años?
Desde que yo llegué han pasado pocos años para notar un cambio sociológico importante. Yo destacaría que la formación es muy importante para trabajar. Conozco muchas mujeres brillantes que han hecho una carrera profesional en Suiza. La dificultad está en el cuidado de los hijos. Yo opté por integrarme en el sistema suizo y la mayoría de las mujeres suizas reducen su jornada laboral para cuidar a sus hijos. Esta es la verdadera dificultad en el acceso a los cargos de responsabilidad. Desgraciadamente, los sueldos no están equiparados, las mujeres ganamos un 20 por ciento menos que los hombres.

¿Qué relación guarda con España?
En España vive mi madre y tenemos el apartamento en el que pasamos las vacaciones. Claro que conservo y cuido los contactos con la familia, pero los más enriquecedores son los encuentros con los amigos de la universidad o los amigos de siempre. Cuando mis hijos y los suyos juegan juntos siento que esta es mi familia elegida. Hace cuatro años estuve pensando seriamente regresar a España, pero es imposible.
Yo ya he cambiado y he incorporado a mi manera de ser los valores y las costumbres típicamente suizos. No es posible regresar a España de este modo.