jueves, 25 de abril de 2024

Ourense necesita 3.000 migrantes más al año para mantener la población

Venezolanos en Ourense
La venezolana es la comunidad foránea más numerosa en Ourense (XESÚS FARIÑAS).

La población de la provincia de Ourense vive, desde hace años, una importante reducción en el número de habitantes. Según las previsiones elaboradas por el Instituto Nacional de Estadística (INE), esta tendencia se mantendrá en los próximos tiempos, con un ritmo de descenso cercano a los 3.000 ourensanos por año. Estos cálculos afirman que en 2023 se bajará de la barrera de los 300.000 habitantes, salvo que se produzca un aumento del flujo de migrantes que ayude a sofocar la actual situación.

Según el último censo, publicado en enero del presente año, la provincia cuenta con 305.169 habitantes, y la proyección apunta a una pérdida en este curso del 9,67 por mil, lo que supone 2.954 ourensanos menos, que dejarían la población en 302.215 personas. En 2023 se prevé que la cifra de habitantes disminuya en 2.871 (9,27 por mil), lo que dejaría a la provincia con 299.344 personas, bajando por primera vez de una cifra histórica. 

Estas previsiones ya incluyen un saldo migratorio esperado, por lo que si la llegada de nuevos migrantes, nacionales o extranjeros, no aumenta hasta cubrir la pérdida poblacional de cada año, la tendencia es irreversible. El próximo año se espera que lleguen a la provincia desde otros países un total de 1.254 personas, lo que supone un 5,15 por mil, mientras que un total de 649 (2,15 por mil) harán sus maletas para emprender una nueva etapa lejos de España. Esto deja un saldo migratorio de 605 personas, que representa un 2 por mil de los habitantes. Para los próximos años las expectativas migratorias son similares, ya que para el saldo que se espera para 2023 es del 2,29 por mil, a favor de la inmigración, y del 2,56 para 2024, y no será hasta 2026 cuando se alcance el 3 por mil.

Los números que arroja el INE incluyen también los movimientos migratorios dentro del propio país, y esta es otra vía donde la provincia podría intentar recuperar parte de la población perdida. En este sentido destaca la próxima llegada del AVE, prevista para el 21 de diciembre, que reducirá considerablemente las distancias entre las urbes nacionales. Con todo, por ahora las estimaciones son deficitarias en este campo para el medio plazo, y hasta el año 2027 la provincia seguirá perdiendo población en favor de otros territorios nacionales. Para el periodo comprendido entre 2022 y 2026, los ourensanos que dejarán su tierra por otra cercana estarán en la media del 11 por mil, mientras los que llegarán a Ourense rondan el 10 por mil. 

Por ejemplo, en 2022 la provincia perderá 193 habitantes en el flujo migratorio nacional. En 2027 se espera que cambien las tornas y que por primera vez los que llegan superen a los que se van, aunque por una cantidad muy baja, de tan solo una decena de personas.  Estas cifras no son más que previsiones, y las autoridades tienen en su mano que estas sean acertadas o no, aunque parece que, salvo que se dispare la natalidad, serán necesarios habitantes de otros lugares.

Un problema histórico y un reto incuestionable

La situación poblacional de la provincia no es más que otra muestra de lo que, desde hace un tiempo, se conoce como “la España vaciada”, y que se ha colado con gran intensidad en la agenda política, hasta el punto de que hace dos semanas se concretó una plataforma que llevará a las urnas su defensa de un reparto más equitativo de la población. En Ourense, esta problemática no es, ni muchísimo menos, nueva, ya que desde 2002, cuando el INE comenzó a registrar este campo, se perdió población en tierras ourensanas cada año. En ese lapso, de 19 años, se perdieron 31.510 habitantes, pasando de los 338.160 contabilizados a 1 de enero de 2002 a los 306.650 de este año. 

También destaca en este periodo el envejecimiento de la población, que ahora tiene una edad media de 50,97 años, mientras que en 2002 era de 46,72. Echando la vista aún más atrás, en 1990 la media era de 46,62 años, y en 1975, primer año con registro, la “joven” población ourensana tenía en promedio 37,51 primaveras, por lo que la edad aumentó un 49% hasta la actualidad