viernes, 29 de marzo de 2024

CARLOS RODRÍGUEZ:

“Alfonso Graña es el paradigma de la épica que se vivía en la emigración"

Carlos Rodríguez web
El escritor y sociólogo Carlos Rodríguez. MARTIÑO PINAL

Alfonso Graña abandonó su Avión natal buscando una vida mejor. Llegó a Brasil y se convirtió en el líder de una tribu amazónica: los jíbaros. Esta es la historia que cuenta en su primera novela Carlos Rodríguez (Carballiño, 1954), que presentará en el Foro La Región, mañana, a las 20,30 horas, en el centro cultural Marcos Valcárcel.

¿Cómo ha ido la acogida del libro?

Desde que salió, hace un mes, está teniendo muy buena acogida. A la gente le está gustando mucho y para mí es una gran satisfacción.

¿Qué fue lo primero que le llamó la atención de Alfonso Graña?

La primera noticia que tuve de Graña fue en 2002, y me llamó la atención que alguien emigrase de Avión, en la montaña del Ribeiro, a Brasil, para terminar en una tribu jíbara del alto Marañón en la Amazonía más remota. Los emigrantes se van buscando una vida mejor, buscan hacer fortuna, o llevar una vida más agradable que aquí; y en este caso acabó en plena selva.

Rompe el estereotipo.

Sí. Primero se fue a Brasil a trabajar como cauchero, pero era muy duro y duró poco. Después tuvo decenas de trabajos en Iquitos (Perú), y terminó adentrándose en la selva, aunque no está claro por qué lo hizo.

¿La motivación para escribir la novela es dar a conocer esta historia?

Desde luego. De Graña se ha contado su historia, pero no había una novela. Y su historia es de novela. Alfonso Graña me parece el paradigma de la épica de la emigración. Consiguió dar la vuelta a todas las situaciones desfavorables y se convirtió en una leyenda. Hay un libro del 2005, de Maximino Fernández Sendín, que tituló “Alfonso I de la Amazonia rey de los jíbaros”, tomando esta frase de un artículo de Víctor de la Serna en 1935, año del fallecimiento de Graña. Pero lo que yo hago, además de contar su historia, es contar otras cosas. ¿Cómo vivía?, ¿cómo se integró?, etc.

Vayamos sobre eso. ¿Cómo logra un gallego emigrado en Brasil convertirse en el rey de una tribu amazónica? ¿No eran caníbales?

No. Lo que practicaban era la reducción de cabezas. Los jíbaros no tenían reyes ni reinas, eso para empezar. Pero Graña llegó a tener una gran preeminencia en este grupo, porque, una vez integrado en las tribus, les enseñó a obtener más sal, un bien escaso en Brasil. Los jíbaros la tenían en unas vasijas de barro con las bocas muy estrechas, y Graña les enseñó cómo obtener más y llegó a montar una especie de salina. También les enseñó a curar la carne, a salar el pescado, a trabajar mejor las pieles… Y después protagonizó una serie de aventuras que agrandaron su leyenda. 

¿Puede contar alguna?

Por ejemplo, socorrió a expediciones científicas o petroleras. Eso le granjeó cierta fama. Pero cuando adquirió mucha fama fue cuando rescató a un piloto peruano. La guerra de Leticia enfrentó a Perú y Colombia. Los peruanos mandaron tres hidroaviones desde Lima hacia la base militar de Iquitos, y en uno de ellos iba un piloto que era un héroe nacional. Esos aviones tuvieron que amenizar de emergencia en la zona del río Nieva, donde vivía Graña, por una gran tormenta. Amenizaron de mala manera y este famoso piloto falleció. Así, a Graña le encargaron trasladar los dos hidroaviones averiados y el cadáver hasta Iquitos, pero había más de 1.000 kilómetros de distancia. Construyó dos balsas gigantescas y fue capaz de llegar a Iquitos. A partir de ahí, adquirió mucha fama y el gobierno peruano, además de darle mucho dinero, le dejaba reinar en esa zona, aunque ellos allí no tenían ninguna jurisdicción.

Como la Ínsula Barataria de Sancho Panza en el Quijote.

Esta sí existía, pero más o menos.

Era un auténtico emprendedor.

Desde luego. Y debía tener mucha habilidad negociadora. Además, después viajaba regularmente a Iquitos, dos veces al año. Al inicio, tardaba  un mes solo en ir a remo, pero fue capaz de hacerse con un motor y ya solo tardaba una semana. Era un auténtico negociante, en Iquitos comerciaba mucho.

Pero esta no es la primera versión definitiva del libro.

No. Este libro lo presenté en 2017 al premio Fernando Lara, y quedó entre los diez finalistas. Si bien es cierto que lo presenté, no estaba muy depurado, pero una vez que fui finalista, me animé a corregirlo y a añadir y quitar cosas. La última versión la tuve hace un año y pico, pero la publicación se retrasó hasta este mes de diciembre.

Además de escritor, también preside el centro de estudios Chamoso Lamas en Carballiño. ¿Qué balance hace del 2022?

Ha sido un año extraordinario. Empezamos a organizar actos tras el cambio de directiva y conseguimos una participación de más de un centenar de personas en más de cinco rutas históricas y arqueológicas por la comarca. Celebramos nuestro congreso bianual en octubre y fue un rotundo éxito, tanto de participación como de ponentes. Todos quedamos muy contentos. En resumen, ha sido un año muy productivo tras dos años de pandemia y de estar retrasando decenas de eventos. Además, culminamos este año redondo concediéndole nuestro distintivo, el “Torque de honra” al Archivo Histórico Provincial.

¿Cómo va esa nueva sede en Carballiño?

No es una nueva sede. Nuestra sede de Cabanelas está perfecta, pero tenemos una biblioteca de más de 7.000 volúmenes y queremos acercarla a la gente. Si tuviésemos un local en Carballiño, la gente no tendría que coger el coche para consultarla y sería más accesible para todos, sobre todo para los estudiantes.

¿Tienen algo pensado para el 30 aniversario?

Aún no tenemos nada claro, pero seguro que haremos algo especial. Seguro que aprovechamos las circunstancias para hacer algo extraordinario.

¿Ya hay fecha para la publicación de su segundo libro? También aborda la emigración, pero en este caso a Argentina, ¿verdad?

El mundo de la emigración es apasionante. Estaba trabajando en un libro que se desarrolla entre Carballiño y Buenos Aires, tratando la emigración del siglo XX, pero desde otra perspectiva que este libro de Alfonso Graña. Pero no hay ninguna fecha.