viernes, 29 de marzo de 2024

Supresión del voto rogado y la nueva Ley de nacionalidad, de nuevo los desafíos de la emigración para este año

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Los representantes de la emigración española durante la celebración del II Pleno del VII Mandato del CGCEE.

El año 2020 viene cargado con muchas expectativas, y no menos ilusiones para los españoles residentes en el exterior, si bien los avances en las cuestiones más importantes dependerán tanto de la valentía de los gobiernos para tomar decisiones en el ámbito autonómico como de decisiones de carácter estatal.

En el ámbito estatal se constatan dos reivindicaciones que llevan años sin que haya avances, ni siquiera pequeños, como son dos reformas, la de la ley de nacionalidad y la de la LOREG, la ley electoral, y con ella la derogación del conocido como “voto rogado”.

La reforma de la ley de nacionalidad afecta fundamentalmente a hijos y nietos de españoles nacidos en América, dándose casos de hermanos, de la misma madre y del mismo padre, en el que uno tiene la nacionalidad española y el otro no, lo que ocasiona a esas familias no pocas dificultades, sobre todo cuando viajan a Europa y una parte de la familia entra, con todas las facilidades, como ciudadanos de la UE, mientras que uno de los miembros de la familia tiene que hacerlo pasando los complejos “filtros” de entrada.

Por su parte, la reforma de la ley electoral facilitaría el voto del exterior y permitiría volver a cifras de participación importantes, que llegaron a superar el 30% del CERA, (es el censo de españoles residentes ausentes), y que con las actuales trabas no llega al 5% del censo por culpa de las múltiples trabas que los emigrantes tienen a la hora de “rogar” el voto.

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En esos años en los que al menos votaba un tercio de los españoles residentes en el exterior, el voto emigrante llegó a decidir gobiernos e, incluso, alcaldes, hasta que, en una de las reformas a la ley electoral, no se permitió votar a los residentes ausentes en las elecciones municipales, aunque sí en las autonómicas y nacionales, siendo esta una de las reclamaciones históricas de los residentes en el exterior ya que, si mantienen alguna relación con su tierra de origen, la tienen, precisamente, con el ayuntamiento al que, una vez finalizada su etapa de la emigración, generalmente por haber llegado a la edad de jubilación, desean volver. ¿Cómo no participar, entonces, en decidir qué futuro quieren para su ayuntamiento, en el que, además, habitualmente queda la casa familiar en la que, aún viviendo en el extranjero, pagan IBI, luz, agua…?

En cuanto a actuaciones de ámbito autonómico, una de las más importantes, entre las que Galicia es una de las Comunidades Autónomas más aventajadas por las facilidades que da y los planes que tiene en marcha, será la de facilitar el retorno, y no solo de los jóvenes que emigraron en la última crisis, algo que, con los retornados, permitirá, entre otras acciones, poner algo de esperanza en el drama creciente de la España vaciada.

Por último, y no por ello menos importante, otro gran desafío será acudir con mayores recursos en ayuda de los españoles que están en estado de extrema necesidad, básicamente en algunos países de América que, no habiendo tenido fortuna, sufren las calamitosas situaciones de sus países de acogida, sin recursos, sin medicinas y sin un hogar en el que vivir sus últimos años de vida.