jueves, 18 de abril de 2024

Emigrantes ourensanos en Francia: "Este confinamiento es un chiste"

Ourensanos en Francia

Francia vive desde el pasado sábado su tercer confinamiento desde el inicio de la pandemia. 16 departamentos del norte del país, incluida París, están afectadas  agrupando a 23 millones de personas. A diferencia de hace un año, los ciudadanos cuentan con ciertas ventajas que, Alexandre González, un ourensano que vive en la capital gala, califica de "broma": "Este confinamiento es un chiste, te permiten desplazarte un máximo de diez kilómetros y al final puedes hacer lo que te da la gana", afirma. 

Desde principios de año los casos no pararon de subir en Francia, superando los 15.000 nuevos contagiados diarios en las últimas semanas. "Los departamentos confinados son en los que más repuntan, pero lo que realmente preocupa es la presión hospitalaria", cuenta Andrea Fonseca, ourensana que reside en Vienne-en-Arthies, que forma parte de la región de Isla de Francia. 

El país galo contaba ayer con casi 27.000 personas infectadas ingresadas en los hospitales, con más de 4.000 en la UCI. "Las últimas semanas ya se veía el aumento constante y la ocupación hospitalaria está al 115% con todo tipo de pacientes, abarrotados", señala González. Sandra Fernández, celanovesa que reside en Orleáns y se libra del confinamiento, resalta que las UCI están "saturadas desde fai semanas". 

La tercera ola continúa haciendo estragos en el país, que no logró en los últimos meses contener el número de contagios. "Yo creo que aún estamos en su pico, no se llegó a tener un gran descenso de casos como en España. Las medidas que se tomaron ahora, se debieron adoptar antes", apunta González. Fonseca también concuerda con él y, a pesar de que ya se habla de una cuarta ola, Francia parece no haber superado la anterior.

Lorena Rodríguez, otra ourensana que vive en París, reconoce que el primer día de confinamiento no fue tan estricto. "Había xente pola rúa, ate unha manifestación se mantivo", asegura. El toque de queda que hasta ahora era a las seis de la tarde, se adelantó una hora. "Pasei días coa neveira baleira porque non me daba tempo de ir ao supermercado", recuerda.

 Sin hostelería desde octubre

A finales de octubre, la hostelería francesa echó el cierre en plena segunda ola. Hasta ahora no se barajan plazos para reabrir. "Desde que cheguei en novembro ao país, a hostalaría non traballou máis que para levar ou a domicilio", cuenta Fernández. Esta medida afecta a todo el país, al igual que el cierre de establecimientos no esenciales. "A policía controla moi de cerca que os establecemtnos cumplan cas normas, nese caso son moi serios", apunta Rodríguez.

La economía francesa está prácticamente paralizada por culpa de un virus que no para de sumar afectados, mermando los ánimos de una población resignada a un confinamiento que temen se extienda a todo el país. 

Laxo control sobre las restricciones que el Gobierno francés aplicó en el país

Los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado cobraron aún más protagonismo en esta pandemia, controlando que la población cumpla con las medidas acordadas para frenar la expansión del virus, con diferentes niveles de rigor. "Creo que Francia es la broma de Europa, la gente pasa de todo y nadie les dice nada", destaca Alexandre González. Andrea Fonseca resalta que "casi no hay controles" para garantizar el cumplimiento de las normas, por lo que se cometen el "doble de incumplimientos".

Lorena Rodríguez agradece en cierto modo esa posición más permisiva de la policía con la ciudadanía: "Son menos rigorosos. Se hai pouca xente na rúa, non andan parado a pregutnar pola xustificación". Tras la primera ola y el confinamiento más estricto, ningún policía la paró para comprobar su justificación para encontrarse en la calle: "Confían na poboación". 

Diferencia con España

González reconoce que se sintió "más seguro" cuando viajó a España que en Francia: "Aquí la gente no tiene tanto cuidado, pasan bastante y en la calle se respetan poco las medidas". Esa visita le sirvió para apreciar las diferencias, por lo que asegura que los españoles "se toman más en serio" los métodos de prevención. "La mascarilla también es obligatoria, pero la mayoría no la usan como deberían. Solo se pueden juntar hasta seis personas, pero no se ahce", aprecia este ourensano.