sábado, 20 de abril de 2024

Nélida Piñón dice que literatura es para fuertes a sus 60 años de escritora

Nélida Piñón
En la imagen la escritora brasileña Nélida Piñón, durante una entrevista en Buenos Aires (Argentina). EFE/David Fernández/Archivo

Agencia EFE

La escritora brasileña Nélida Piñón afirmó que la literatura es para los fuertes al recordar las dificultades que enfrentó, por su condición de mujer y contestataria desde la publicación de su primera obra, hace 60 años.

"Sufrí mucho porque intentaron bloquearme" y por eso considero que "la literatura es para los fuertes", afirmó Piñón, Premio Príncipe de Asturias (2005) y primera mujer en presidir la Academia Brasileña de las Letras, en un evento virtual en conmemoración de los 60 años de la publicación de "Guía-mapa de Gabriel Arcángel".

La escritora de 86 años nacida en Río de Janeiro y procedente de una familia de inmigrantes gallegos afirmó que desde la publicación de su primera obra percibió cómo "el sistema era cruel" y dijo que quiere denunciarlo ahora para animar a las jóvenes escritoras a que no se dejen sepultar por los críticos.

Su mensaje fue transmitido en una reunión virtual sobre los "60 años de oficio de un corazón andariego" organizado por el Instituto Cervantes en el marco de las conmemoraciones de su trigésimo aniversario y por la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ).

"La publicación de mi primera obra causó mucha reacción positiva y también negativa, porque dijeron que yo era muy hermética. Percibí que el sistema era muy cruel y que no permitía que un crítico pudiese entender lo que una niña quería expresar, especialmente porque yo no era mujer de grupos" literarios, aseguró la autora de obras como "La república de los sueños" (1984) y "La dulce canción de Cayetana" (1987).

"Pero en estos 60 años no acepté condenaciones espurias, y eso hace una diferencia enorme, especialmente si eres mujer. Sufrí mucho porque intentaron bloquearme. Hubo un crítico que durante un año escribió frases terribles en mi contra y que repetía que no leyeran a Nélida Piñón", afirmó.

La escritora, que en octubre pasado publicó su última novela, "Um dia chegarei a Sagres" ("Un día llegaré a Sagres"), aseguró que quiere recordar estos hechos ahora para servir como ejemplo a las jóvenes escritoras.

"La literatura es para los fuertes, para los que consiguen sobrevivir y resisten manteniendo su integridad. Hoy tengo que decir esas cosas para fortalecer a aquellos escritores que fueron enterrados y para que algún día puedan aparecer", afirmó.

Piñón sugirió que el Instituto Cervantes publique una serie con grandes escritores, en su mayoría mujeres, que son excelentes pero que fueron "sepultadas" por el sistema.

"Cada libro mío era un desafío. Fui tildada de rebelde porque la protagonista de mi primera obra era una mujer que no aceptaba las nociones de pecado que le imponían. Fue un libro revolucionario. Pero fue avanzando y pienso que en estos 60 años cada libro fue una provocación diferente", afirmó.

Piñón afirmó que la situación que vivió no puede ser comparada con las de mujeres que intentan convertirse en escritoras en este momento, pues ahora disfrutan de "las maravillosas conquistas logradas por las feministas en las últimas décadas".

Afirmó que tuvo la suerte de que los originales de su primera obra fueran leídos por dos de las mayores figuras de la literatura en lengua portuguesa, Clarice Lispector y Rachel de Queiroz, lo que le permitió ignorar las críticas.

Agregó que descubrió su vocación desde niña y que en su formación como escritora contribuyó el hecho de ser de descendiente de inmigrantes gallegos, de sentirse extranjera y haberse interesado tanto por la cultura de Galicia como por la de España.

"Pienso que muy poca gente en Brasil tuvo la vida que tuve. Primero por haber nacido en una familia de fuera de Brasil, por lo que siempre consideré que los suspiros de mi abuela tenían trazos de tristeza, y la energía de mi abuelo era de alguien que traía un legado de España", dijo.

"Eso me llevó un día, con esa noción de extranjera, en el mejor sentido, a ser capaz de extrañamientos notables para una niña. Porque los extrañamientos enriquecen", aseguró la novelista, quien destacó las enseñanzas que obtuvo durante los dos años de su juventud en que vivió en España, especialmente en pequeñas aldeas gallegas.

Afirmó que eso le permitió entender mejor la condición humana, saber lo que era sufrir, lo que era perder y lo que era ser pobre.

"Fue un aprendizaje extraordinario. Mi imaginación, que ya era poderosa, floreció. Y en 60 años entendí que la imaginación se extingue, que muere si uno no pasa toda la vida alimentándola. Y fui alimentando esa imaginación en esa España, en donde hablaba español y gallego, y en la que viajaba por los tiempos, porque conviví con trovadores como si fueran mis amigos", afirmó.