Argentina conmemora estos días cuatro décadas de democracia, o lo que es lo mismo, su liberación del yugo de la dictadura militar de Videla que se prolongó durante 7 agónicos años, en los que la violencia y el terrorismo de Estado sistémico fueron seña de identidad. Casi 50 años después de aquel 25 de marzo de 1976, la herida sigue abierta, y ni siquiera existe total consenso a la hora de determinar cuantos fueron los muertos y desaparecidos, ya que en función de quien hable, las cifras cambian.
La Comisión para la Desaparición de Personas, que creó el propio por Raul Alfonsín en el año 1983, comprobó 7.954 casos. Años más tarde, durante el kircherismo, que gobernó entre 2003 y 2015, la cifra oficial de muertos y desaparecidos aumentó hasta los 30.000, pero recientemente en el fragor de los debates de las elecciones presidenciales el candidato de la Libertad Avanza, Javier Milei, negó la cifras oficiales de la dictadura militar y se sacó de la chistera la suya propia. “Los liberales hemos sido acusados de cosas aberrantes, de fachos, fascistas, nazis, cosas que no tienen que ver con nosotros. Valoramos la visión de memoria, verdad y justicia. Empecemos por la verdad. No fueron 30.000 los desaparecidos, fueron 8.753”, dijo.
Su afirmación inmediatamente recibió la réplica de la lider del Frente de Izquierda y Trabajadores, Myriam Bregman, que afirmó que fueron 30.000 los desaparecidos y que lo ocurrido "fue un genocidio".
La coincidencia de estas elecciones presidenciales, las más inciertas de la historia, con la conmemoración de los 40 años interrumpidos de democracia, que supuso el fin de la dictadura militar, de la represión, el terror. Cuatro décadas que permitieron consolidar los derechos humanos y promover la participación, pero sin embargo, la inestabilidad económica yha sido una constante. Argentina se encuentra ahora ante una nueva encrucijada, en medio de un clima político, social y económico turbulento, con la necesidad de un cambio y al mismo tiempo el temor a que en el caso de que se produzca, suponga un nuevo retroceso para el país.
“Argentina necesita recuperar el rumbo, sin embargo la polarización, una constante en la política mundial, crean seria dudas al electorado sobre la capacidad del próximo líder para unificar al país y dotarlo de la estabilidad que necesita. La inflación, la deuda y la inestabilidad financiera son asuntos cruciales que los candidatos deberán tratan de atajar con propuestas claras y viables”, aseguran a LRI destacados dirigentes de las colectividad española que prefieren mantener su anonimato.
Politólogos consultados por este periódico afirman que "el actual contexto político argentino está en un proceso de fragmentación y polarización distinto al de los últimos 15 años". Si bien sigue predominando lo que en Argentina lo que denominan “la grieta, tanto en la política como en el termómetro social, esta elección encuentra posiciones por parte de los candidatos que son conceptualmente contrapuestas. La discusión inicial de coaliciones políticas se convirtió en una discusión ideológico-programática sobre Estado presente o no, similar a la que dominó el escenario mundial del siglo pasado", precisan.
Y es que, si para los votantes de Unión por la Patria se percibe como una esperanza subyacente al Ministro de Economía y candidato oficialista, Sergio Massa - a pesar de que situación económica que vive el país -. Sin embargo, las medidas en favor del sector de los trabajadores y la clase media asalariada, se percibe como un valor en alza para el candidato peronista. Por otro lado, el votante de Javier Milei, o de La Libertad Avanza, tiene una visión totalmente negativa y descreída del sistema político actual y busca en esta nueva figura de incipiente ascenso un representante del descontento social que los invade.
Por tanto, los ciudadanos argentinos - conscientes de los desafíos económicos y sociales - deshojan la margarita tratando de encontrar al mejor presidente, el que sea capaz de llevar al país por la senda del crecimiento y la estabilidad. La corrupción, otra de las sombras que ha oscurecido la confianza en las instituciones democráticas, está siendo una constante en la campaña. De ahí que quien presente medidas efectivas para combatirla y garantice la posición de Argentina en el escenario internacional, que también está en cuestión, podría tener más opciones de hacerse con el poder. No cabe duda de que en función de quien sea el próximo jefe del ejecutivo habrá unas implicaciones u otras en las relaciones bilaterales y en la participación del país en foros internacionales.
Mientras en Argentina se está más pendiente del “balotaje”, en el que los ciudadanos tienen por delante la difícil tarea de decidir el curso de la nación desde aquel lejano 1983, en España, la madre patria que también estrena Gobierno, mira con atención lo que pueda pasar este domingo y revisa su historia y conmemora la democracia frente a la pantalla grande. En Oviedo, el pasado martes se proyectaba “Argentina 1985”, el film de Sangiago Mitre, protagonizado por Ricardo Darín, en el papel de Julio César Strassera, el fiscal que ejerció la acusación y logró que por primera vez un tribunal civil juzgara y condenara la dictadura militar. Conocer la historia es importante, sobre todo para no repetir los errores que se cometieron.