viernes, 29 de marzo de 2024

El Centro Andaluz de La Habana cumple 104 años

Centro Andaluz de La Habana web
Centro Andaluz de La Habana. Foto de Joaquín García

Hoy como siempre reviso el Facebook y observo este hermoso escrito sobre el 104 aniversario de fundado El Centro Andaluz de la Habana, escrito por un gran artista de la danza, como es sin duda, el joven Henry Leguina.

Leyendo y conociendo la trayectoria de este honorable Centro Andaluz de La Habana, vinieron a mi mente Carlos Velázquez y esposa, María; también "La china", su profesora de danza por mucho tiempo y otras buenas personas que defendieron está asociación no gubernamental en La Habana.

Sin más dilación, presento este gran trabajo de Henry, con el objetivo de demostrar que el relevo generacional está asegurado.

El Centro Andaluz de La Habana supone uno de los exponentes más destacables del movimiento andalucista fuera de España a principios del pasado siglo. Este céntrico lugar de vital importancia para los Andaluces y sus Descendientes en Cuba fue fundado un 11 de febrero, pero de 1919, hace ya 104 años.

Todo comenzó por allá, a inicios del siglo XX cuando un grupo de emigrantes andaluces por iniciativa de D. Francisco Cuenca Benet (Adra, 1872 / La Habana, 1943), constituían esta emblemática institución, llenos de sueños y anhelos; a las márgenes del Paseo del Prado de La Habana, con el número 34, entre las calles Genio y Refugio, el que luego con el paso indeleble del tiempo, se estableciera a su nueva Sede actual, sita en la misma avenida pero con los números 356-358 muy cerca, de una de las esquinas más famosas de la ciudad (a Prado y Neptuno) y deviniera de una pieza muy conocida del género "cha-cha-chá" de mi tío abuelo Enrique Jorrin (Candelaria, 1926 /La Habana, 1987) por línea paterna.

Si bien es cierto, que la asociación se caracterizó por el interés de difundir y fomentar la cultura de la Tierra que los vió nacer: Andalucía, la que se engrandecía en el corazón y habían traído consigo también en su maleta de emigrantes; como movimiento asociacionista propio de la Cuba de entonces, mantuvo las propuestas del Centro Andaluz que fundara en Sevilla Blas Infante (nuestro Padre de la Patria Andaluza) en 1916.

A pesar de su lejanía consiguió contar con los más destacados artistas de la región desde su fundación, fomentando la investigación sobre sus manifestaciones artísticas y científicas, y apostando por su difusión en La Habana de principios del siglo XX.

Para los primeros años del siglo XXI, la estabilidad arquitectónica del Centro corría peligro, lo que llevó a iniciar los trámites para el cambio de Sede. Tanto la Junta de Andalucía como el Centro Andaluz fueron responsables del proyecto que fue terminado en 2010. 

Además de localizar un edificio en un emplazamiento similar, se requería trasladar las piezas más significativas a la nueva sede: más allá de la biblioteca María Zambrano, el Salón Blas Infante, la terraza Rafael Alberti, dos paneles cerámicos, actualmente conservados en la pared oeste del Salón Principal Federico García Lorca a la entrada de la nueva sede. 

Representan la “De la Feria” de Sevilla y una escena titulada “La pava del contrabandista”. Aunque los paneles no se encuentran firmados resulta probable que se traten de obras realizadas en las fábricas de cerámicas y azulejos andaluces a relieve de Triana, siguiendo los modelos de García Ramos y el resto de pintores de su generación. Parece claro que fueron los contactos de Cuenca Benet en Sevilla los que debieron facilitar el envío a La Habana por vapor. 

Por lo demás se trata de un edificio hermoso del neoclásico habanero con algo de eclecticismo, de carácter residencial, articulado por un pequeño patio de luces y un tras patio trasero adornado con murales modernos que muestran la peregrinación más importante de esta Región: "El camino del Rocío". Consta de dos plantas cuyo acceso por la escalera se realiza por el fondo del edificio y también a través de un ascensor moderno.

La fachada sigue los modelos decimonónicos característicos del Paseo del Prado habanero,  con un pórtico adintelado y una terraza en la primera planta, la cual fue diseñada para ostentar las insignias de Cuba, España y Andalucía.

En este lugar fui muy feliz. En ambos dejé un pedazo de mí mismo y mi entrega abnegada al Flamenco y al asociacionismo como Representante Cultural por muchos años.

Gracias a la gestión de gobierno de la Presidenta Sra. Dª Blanca Maria Fernández Pérez y junto a esta iniciativa mía, se creó un ciclo de festividades denominado "Jornadas Andaluzas" que incluían, charlas, conferencias, paneles, concursos: literarios, culinarios, plásticos y artesanales, almuerzos de confraternidad, que iban desde la celebración de este día, hasta el venidero 28 de febrero, en que celebramos todos los naturales y descendientes, el Día de Andalucía como Comunidad Autonómica.