jueves, 28 de marzo de 2024

EL ESTADISTA MALAGUEÑO FUE UN HÉROE DE LA INDEPENDENCIA NORTEAMERICANA

Bernardo de Gálvez, en el Congreso de Estados Unidos

A las 17 de la tarde de este miércoles 10 de diciembre en Washington DC, 23:00 hora peninsular española, se solventaba una deuda histórica contraída hace 231 años por el Congreso de los Estados Unidos con el estadista malagueño y héroe de la independencia norteamericana Bernardo de Gálvez. La deuda se contrajo el 9 de mayo de 1783, cuando el secretario de Estado norteamericano John Jay comunicaba por carta a Oliver Pollock, amigo de Gálvez, el visto bueno del Congreso americano para que el retrato de Bernardo de Gálvez pudiera estar colgado en "la Casa del Presidente, en consideración a la temprana y profunda amistad que tan distinguido señor demostró a estos Estados Unidos".

Por fin, el pasado 10 de diciembre, fue descubierto ese esperado retrato en la Sala de Asuntos Exteriores del Senado, en el complejo del Capitolio de Washington, ante la presencia del senador Robert Menéndez, presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Senado; el embajador español, el señor Gil; la embajadora en Washington de la asociación Bernardo de Gálvez, Teresa Valcarce; la embajadora de esta asociación para Europa, Eva García; el alcalde de Macharaviaya, tierra natal de Gálvez, Antonio Campos, y varios representantes de la Diputación de Málaga

Gálvez tuvo mucho que ver con la isla de Tenerife, no en vano la mayor parte de su infancia la pasó en el pueblo de Los Realejos. Entre las cartas de la histórica familia de mercaderes irlandesa-tinerfeña de los Cólogan, se encuentra una preciosa historia que tiene que ver con las andanzas del pequeño Gálvez, cartas escritas por el padre de éste, Matías Gálvez. Por fortuna, la misivas se encuentran custodiadas en el Archivo Histórico Provincial de Tenerife, evitando así que se perdiera esta historia de las Islas Canarias.

En las 105 cartas firmadas por miembros de la familia malagueña y dirigidas a los Cólogan se habla, por ejemplo, de la llegada de la familia Gálvez a Tenerife, datando el hecho en el año 1757. Permanecerían en la conocida zona de la Gorvorana, en el pueblo de Los Realejos, hasta 1778. En una de esas cartas, el mismo Bernardo Gálvez, tras su partida a América, escribe a su padre diciendo "cuida mucho a Tomás Cólogan de Tenerife porque lo que hizo esa familia por mí no lo hizo ningún hermano".

Bernardo Gálvez habla de Tomás Cóloga, en la carta, que es Tomás Cólogan Valois, compañero de juegos de Bernardo de Gálvez, e hijo del primer Cólogan irlandés en llegar a Tenerife, Juan Cólogan Blanco (John Cólogan White)