El Barcelona se quedó a un paso de sumar su novena Copa de Europa de balonmano después de caer ante el HSV Hamburgo (29-30) en una final que necesitó de una prórroga para que el conjunto alemán conquistara su primera Liga de Campeones. A pesar de no tener la profundidad de banquillo azulgrana y de haber jugado el sábado una semifinal intensísima ante el Kiel, el entrenador alemán, Martín Schwalb, fue fiel a su estilo. Planteó un encuentro duro, de mucho contacto, rozando muchas veces lo antirreglamentario, y el Barcelona sufrió en el ataque posicional, en el que sólo Rutenka era capaz de armar el brazo.

El Barcelona entró en los últimos seis minutos cuatro abajo, 20-24. Sterbik salió al rescate. Primero evitó el 20-25 parándole un contrataque a Jansen; después detuvo el lanzamiento de Lijewski desde nueve metros. En un visto y no visto, el Barcelona había empatado. Tuvo el último ataque, pero no elaboró bien su jugada. Aun así, faltando tres segundos dispuso de un lanzamiento que Rutenka estrelló contra la defensa.

En la primera parte de la prórroga, los azulgrana siguieron atascados en ataque y Duvnjak, con dos goles, y Kraus le devolvieron el mando al Hamburgo (26-28, minuto 55).

La solución la encontró el Barcelona en los extremos con dos goles de Víctor Tomás y Juanín (29-29). Lindberg volvió a poner al Hamburg por delante (29-30). Y esta vez ni Gurbindo ni Rutenka, con un lanzamiento con el tiempo cumplido, evitaron que el título se quedara en Alemania.