El Paseo José Martí, céntrica calle de la capital cubana en la que se alza el imponente Teatro Alicia Alonso de La Habana, y que es durante estos días el epicentro de la galleguidad en el mundo, y muy en especial de la galleguidad cubana, se paralizó durante unos minutos, minutos en los que fluyeron la emoción, las lágrimas, el sonido de la gaita entonando el himno gallego, y las miradas perdidas de los miembros del Consello de las Comunidades Gallegas, que esperaban el despliegue de las banderas española, cubana y gallega sobre la fachada del Antiguo Centro Gallego de La Habana. Todo un hito cargado de simbolismo que indica que algo está cambiando en este pequeño país y que no se producía desde el inicio de la revolución.

Todos entorno al presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, el secretario xeral da Emigración, Antonio Rodríguez Miranda, los conselleiros que acompañaban la comitiva, la ministra de Justicia del gobierno cubano y, desde la acera de enfrente, cuidadosamente separados en grupos los miembros de la Comisión Delegada, los del Pleno y los de los presidentes de la  Comunidades presenten en el encuentro de La Habana, siguieron atentamente este momento con el que se dio oficialmente por inaugurado el pleno.

Previamente, en la de la entrada de San Martín, una entrada lateral y por la que antaño accedían los socios al Centro Gallego, se descubría una placa conmemorativa de este encuentro y también de reconocimiento a este país que “recibió a los hijos de Galicia con los brazos abiertos”. No podían faltar en la placa los versos de Rosalía en la inscripción que, en gallego y castellano, descubrió el presidente de Galicia Alberto. Núñez Feijóo.