jueves, 28 de marzo de 2024

La Ley de Memoria Democrática como arma arrojadiza en manos de “políticos” irresponsables

David Casarejos Moya es 
presidente de la Comisión de Derechos Civiles y Participación en el CGCEE y presidente del Consejo de Residentes de Manchester (CREeCUK)
David Casarejos Moya Presidente de la Comisión de Derechos Civiles y Participación en el CGCEE Presidente del Consejo de Residentes de Manchester (CREeCUK)

El Partido Popular y la banda de extrema derecha están amenazando desde hace un tiempo con retirar los derechos de muchas ciudadanas y ciudadanos que están intentando obtener o recuperar la nacionalidad española.

La Ley de Memoria Democrática, que en cualquier país que se considere serio se habría aprobado a los pocos años de la muerte del Dictador, está siendo objeto de un capitulo nuevo de la guerra preelectoral sin llegar a plantearse las consecuencias de sus posibles “victorias” y la presión y estrés que están causando a los posibles cientos de miles de españoles que están solicitando la nacionalidad tras décadas de espera.

Muchas y muchos no supieron de la Ley de Memoria Histórica en 2007, que fue una ley incompleta y con errores que ahora se subsanan, y  toman la nueva ley como un tren al que subirse para conseguir recuperar la nacionalidad de sus abuelas y abuelos.

La banda de ultraderecha por otro lado siguen usando a asociaciones de dudosa reputación para intentar parar la articulación de la ley y ya no se esconden. Han presentado un primer recurso de inconstitucionalidad ante el nuevo Tribunal Constitucional por considerar la Ley de Memoria Democrática de ideológica y partidista…los de verde hablan de leyes “ideológicas y partidistas”. 

El PSOE ha logrado que se apruebe una moción en el Senado que insta al Gobierno a "contar con los medios adecuados" y "atender de manera rápida y eficiente" los tramites de solicitud de nacionalidad de descendientes de españoles amparados en la disposición adicional 8ª de la ley de memoria democrática. 

Pepa Millán, senadora de los de la ultra derecha por Andalucía, durante el pleno en el que se ha aprobado esta moción ha llegado a decir que «igual que las víctimas no lo son en función de su ideología […] la nacionalidad no se concede según la ideología” con la ignorancia que solo alguien de su bancada puede usar en público sin ruborizarse, y sino que se lo digan a García Gallardo en Castilla y León.

Es ignorancia el hablar de nacionalidad por ideología obviando que la nacionalidad es solo para descendientes directos de españoles de origen y que un gran porcentaje  además sufrio un exilio forzoso por parte de una dictadura que la banda a la que pertenece Pepa Millán suele blanquear e incluso alaban.

Desde el estrado del Senado se ha atrevido a decir que al gobierno “le da igual la nacionalidad y los españoles, se dedican a regalársela a personas que no están integradas en nuestra cultura ni han cumplido con los requisitos legales renunciando a la anterior”.

La gravedad de esta aseveración no sorprende sabiendo de que grupo viene, pero el insulto hacia los y las solicitantes de la nacionalidad es demasiado burdo. ¿A quién le regalan la nacionalidad Pepa?

¿Pepa, quien no está integrado en nuestra cultura? 

Quizás Pepa debería saber que muchos de estos solicitantes conocen más canciones populares gallegas, canarias o zamoranas, o recetas de cocina tradicional de las que ella conoce.

Pepa llega a exigir que renuncien a la nacionalidad que han tenido ignorando que España este mismo año ha firmado un convenio con Francia retirando esta exigencia y parece que esta renuncia a la nacionalidad va a ir despareciendo poco a poco.

En España la transición permitió que el bando opresor siguiera al mando unos años y por eso llega Pepa a decir que la moción del PSOE en el Senado apuntala “su imposición de una única visión sobre la Historia reciente de España”.

En Alemania no se habla de Adolf Hitler y el nazismo de la manera que se habla del franquismo en el Congreso sin sanciones o penas de cárcel…La buena noticia es que son pocos y van a ser menos tras las elecciones.

El PP no se esconde tampoco y el trabajo hecho por Rodríguez Miranda o Ana Vázquez en el exterior parece que se embarra en un momento en el Senado donde se atreven a advertir, o quizás haya que decir amenazar, que los tribunales podrían revocar y anular solicitudes de nacionalización que ya están en curso.

El Partido Popular ha estado en el Gobierno varias legislaturas y su trabajo por solucionar el problema de los descendientes y la nacionalidad ha sido mínimo, y normalmente se ha quedado en propuestas cuando estaban en la oposición…olvidándose de legislar sobre el tema a la llegada al Gobierno.

En el Senado durante la moción había dos bandos.

El bando negacionista de la dictadura y que amenaza a los descendientes de españoles con retirarles la nacionalidad de sus abuelos, y un bando que pedía medidas y recursos para facilitar los tramites y asegurar que los consulados generales tienen los recursos suficientes para capear el temporal y evitar incrementar el sufrimiento y dudas de aquellos que simplemente quieren recuperar un derecho y una nacionalidad que les pertenece.

No hay partido político que tenga ningún derecho a negar este derecho a ninguno de los nietos o nietas de aquellos que huyeron de España y que en muchas ocasiones estuvieron manteniendo económicamente a través de remesas a sus familias en España.

EL Gobierno ahora tiene que asegurarse que tras esta moción actúa de manera rápida y se asegura que los recursos llegan a aquellos Consulados Generales que ahora está sufriendo una situación de colapso ante la avalancha de solicitudes. 

Muchos de estos Consulados han estado trabajando bajo mínimos durante los últimos años, y lo más grave son las condiciones en las que el personal laboral está trabajando con salarios que no son revisados desde hace muchos años, sin una de seguridad social digna, como es el caso de Reino Unido, y con unos salarios que en ocasiones superan por poco los salarios mínimos de los países en los que trabajan.

Esta ley esta levantando muchos problemas que parecían escondidos debajo de la alfombra:  desde partidos que se oponen a una Ley que restituya a víctimas del franquismo, a una red consular bajo mínimos, y trabajadores con condiciones no dignas de un país del primer mundo.