El I Pleno del VIII Mandato del CGCEE comenzó con la lectura del informe del presidente en funciones, Eduardo Dizy, tras 9 años al frente de este órgano de representación, prorrogados como consecuencia de la pandemia. En su despedida destacó las "grandes dificultades que", a raíz de los diferentes cambios políticos y de autoridades en materia de emigración, así como del inicio de la pandemia, sufrieron las reuniones del Consejo General y de las Comisiones Delegadas. "Pasaron tres años y medio para que, nuevamente, se pudiera reunir y trabajar este órgano consultivo y asesor en favor de la ciudadanía española en el exterior. Demasiado tiempo para quienes depositan sus esperanzas en nuestro trabajo y esfuerzo para ver atendidas o satisfechas sus necesidades y reivindicaciones más apremiantes. Quizás con una mayor empatía y voluntad política se hubieran encontrado algunas soluciones para minimizar el impacto negativo, por la inmovilidad e invisibilidad, en el que cayó nuestro Consejo", aseguró.
A los nuevos consejeros, en los que dijo "se puede apreciar una gran renovación de sus miembros y una inyección de juventud" ,el ya ex-presidente del CRE lanzó una recomendación: "Que antepongáis los intereses generales de la ciudadanía en el exterior a vuestras convicciones políticas personales. La fuerza que pueda llegar a tener este órgano radica en la unión y defensa de las diferentes propuestas y reivindicaciones ante la Administración y Gobierno. La politización solo traerá división y el debilitamiento e intranscendencia del Consejo", señaló.
Convencido de que gran parte de la solución a los problemas pasa por erradicar el voto rogado del que dijo "prácticamente ya es un hecho después de 11 largos años de batalla, y por recuperar el voto municipal (ADN del emigrante). Igualmente, por lograr una Ley de nacionalidad incluyente, moderna y acorde a estos tiempos", Dizy lanzó un reto a los nuevos representantes de la emigración: contar con representación parlamentaria del Consejo en el Congreso. "Allí podréis exponer, entre otras muchas cosas, la enorme contribución de la emigración y de la ciudadanía española en el exterior al erario público con el envío de remesas anuales a España que, solo por productos del trabajo, alcanzan cifras mayores a los 12.000 millones de dólares anuales, cifra esta que no se ve reflejada, en reciprocidad, en los presupuestos destinados a los ciudadanos españoles residentes en el extranjero que cada año son más exiguos"-
El ex-presidente que pidió disculpas a los ciudadanos españoles en el exterior por no haber alcanzado los objetivos marcados agradeció a todos los miembros del VII Mandato su apoyo. "Me apoyaron, me aconsejaron, me corrigieron y me hicieron más fácil la labor a desempeñar. No tengo duda que sin su acompañamiento no hubiera sido posible llegar hoy hasta aquí", dijo. En el mismo sentido se expresó acerca de la Comisión Permanente. "Pieza clave en el funcionamiento del motor de este Consejo". También tuvo un recuerdo la Secretaría del Consejo, para los funcionarios y empleados de la administración y a la prensa de la emigración.
El secretario de Estado de Migraciones, Jesús Perea, que intervino inmediatamente después anunció, tal y como había reclamado el ex-presidente, que José María González Valadés "Tamargo", fallecido durante la pandemia recibirá la medalla de honor de la emigración por sus 30 años de servicio a los españoles en Bélgica. Reconocimiento que también se otorgará a Eduardo Dizy que presidió el CGCEE entre los años 2013 y 2022.