viernes, 29 de marzo de 2024

ENTRE 1778 A 1783 UNOS 2100 CANARIOS FUERON A BUSCAR SUSTENTO A UNA TIERRA ANEGADA POR PANTANOS

"Cislanderus"

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Niños descendientes de canarios ataviados con trajes típicos.

www.cislanderus.com es una web que te emociona y sobresalta nada más abrirla. Me habla de ella sus creadores, y de todo aquello que están haciendo para que la memoria de los isleños que se marcharon a la Luisiana y Texas no se marchite o, lo que es peor, se diluya por los tiempos como llevada por los vientos de los huracanes que han asolado más de una vez este rincón de los EE.UU. Luisiana era una colonia española y a varios miles de canarios les llamó el futuro por ese camino. De 1778 a 1783 unos 2100 canarios fueron a buscar sustento a esa tierra anegada por pantanos y a merced de alimañas. Aun cuesta creer que unos canarios, de las islas canarias, nada menos, supieran siquiera dónde se metían: pero ahí siguen algunos siglos después. Hay poca bibliografía sobre las historias familiares que rodearon esta emigración y hasta hoy en día los canarios que habitamos estos 7 peñascos del atlántico ignoramos buena parte de lo que supusieron estas epopeyas de los aventureros isleños y lo que están suponiendo  ahora; 237 años después.

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Desde 2013, dos emigrados canarios llevan metidos a fondo en una obra que prometen va a dejar huella. Cislanderus, según cuentan sus autores, es la unión de  dos culturas: Canary+islander+US.  De esta manera han “querido que el nombre juegue con las siglas de Estados Unidos en inglés (U.S), pero también son el pronombre personal “us”, cuyo significado es “nosotros”. Pero para que este proyecto siga adelante se necesitan donaciones. Y ¿cómo se consiguen?

Nos responden desde EE.UU sus dos autores, Thenesoya Vidina Martín De la Nuez y Aníbal Martel Peña.

Se los presento tal y como viene reflejado en su web.

Thenesoya es la editora de la web y muchas cosas más que demuestran su inquietud: doctoranda y Profesora ayudante en el Departamento de Lenguas y Literaturas Romances en la universidad de Harvard, donde investiga las conexiones trasatlánticas insulares y asociada graduada en el Centro de Estudios Latinoamericanos David Rockefeller. Nacida en Las Palmas de Gran Canaria, Islas Canarias, se licencia en Filología Hispánica en Universidad de las Palmas,  y en  Literatura comparada en la Universidad Complutense de Madrid, donde obtiene un Master en Estudios literarios. En 2012 completa su Master en Artes en la Universidad de Harvard.  

En la magistral e intimista fotografía está Aníbal que obtuvo el título en Fotografía por la Escuela de Arte y Superior de Diseño Gran Canaria, se especializa en fotoperiodismo en la Escuela Superior de Comunicación, Imagen y Sonido de Madrid (CEV) y estudia Ciencias de la Información en la Universidad Complutense de Madrid. Su carrera profesional se desarrolla como fotógrafo independiente para diferentes medios impresos, digitales y agencias de prensa. Actualmente trabaja como corresponsal en Boston.

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AM: Somos dos canarios interesados en difundir y promover el patrimonio cultural de nuestra tierra, fuera y dentro de las islas, creo que ese deseo de arraigo, de agarrarse a lo nuestro, crece cuando uno está lejos de su tierra. Yo soy fotógrafo profesional y Thenesoya es investigadora y profesora ayudante en la Universidad de Harvard. Juntos ideamos Cislanderus con el deseo de mostrar la comunidad de descendientes de canarios, un proyecto cultural que por primera vez pone cara a ese capítulo de nuestra historia.

La Región Internacional: Hablemos antes de lo más prosaico ¿Un proyecto cómo este cuánto dinero necesita?

AM: ¡Demasiado para que lo hagamos solo nosotros! De un lado está el dinero y el tiempo que hemos invertido durante los dos años de trabajo, con varios viajes al sur de Estados Unidos, investigación de archivos, entrevistas a más de 50 descendientes de canarios, más de 5 mil fotos y la labor de gestión cultural que cualquier proyecto como éste implica. Además están los gastos que genera la propia exhibición fotográfica, que en el caso de Cislanderus queremos que sea itinerante no solo por las islas, sino también en Estados Unidos. Evidentemente se trata de un trabajo de miles de euros que necesita de la ayuda institucional y de la colaboración de quienes estén interesados. Todo lo que hemos hecho es con gran esfuerzo, sacando de aquí y de allí, cambiando vacaciones por viajes de trabajo y tirando de ahorros.

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TM: Como dice Aníbal, una de las mayores dificultades ha sido hacer este recorrido sin ninguna ayuda institucional, solo a partir de nuestra propia iniciativa. Cualquier investigación cultural implica una gran inversión de tiempo y dinero, y lamentablemente sabemos que muchas veces la cultura no es lo que más interesa. Ahora que tenemos la primera parte del trabajo hecho, dedicada a Luisiana, llevamos meses buscando financiación e instituciones que nos ayuden a montar la exhibición de Cislanderus. Todo apunta a que tanto el Gobierno de Canarias como otras instituciones culturales de Canarias y Estados Unidos pueden estar interesados en sacarlo adelante. Es nuestro gobierno el que tiene que interesarse por difundir nuestro legado cultural.

LRI: ¿Y ese dinero lo aportaran únicamente las donaciones digamos privadas o se espera alguna ayuda institucional por parte, por ejemplo, de alguna institución pública de las Islas Canarias? Por ahora todo ha sido una inversión nuestra y un poco de ayuda del crowdfunding de nuestra página web. El pasado marzo finalmente pudimos hacer un viaje a Luisiana enteramente pagado con la ayuda recogida en nuestra web. Fue un viaje corto y desde Boston, que es donde vivimos, pero igualmente nos sentimos muy agradecidos a todos los que nos ayudaron con donaciones más o menos grandes. Para la exhibición no bastará con las donaciones, ahí sí tiene que haber apoyo institucional porque hablamos de miles de euros que no tenemos. Otro asunto es que en Canarias, y en general en España, el trabajo cultural no se paga. Con esto te quiero decir que cuando ofreces un proyecto cultural como Cislanderus, que se ha hecho gracias a años de trabajo e investigación, se ofrece “gratis”. Nadie nos va a pagar por las horas de trabajo, si tenemos suerte conseguiremos que las salas interesadas monten la exhibición, pero el paquete cultural que ofrecemos se cede sin más. Eso no sucede en otros países, donde sí se valora el trabajo de investigación y se paga como cualquier otro trabajo. A estas alturas ya hemos aceptado que Cislanderus no nace con la idea de ganar dinero, solo de difundir nuestra cultura.

LRI: Ya he comentado en la entradilla que vuestra web me ha impactado, pero ésta es únicamente la portada de un gran proyecto cultural. ¿En cuántas  patas se sostiene ese proyecto?

AM: Sí, como dices la web es una plataforma informativa del proyecto, que no puede contener las más de 5 mil fotos que ahora mismo tenemos. Cislanderus es el primer proyecto cultural de carácter visual dedicado a los descendientes canarios de Estados Unidos, en Luisiana y en Texas. El proyecto se divide en dos partes: la exhibición fotográfica itinerante y un libro que combine el trabajo visual con la labor de investigación. Como dijo Thenesoya, tras dos años hemos concluido la parte de Luisiana, que es la que está preparada para ser exhibida. Los fondos que buscamos son para dos cosas: montar la exposición de Luisiana y continuar la parte de Texas. Por ahora hemos entrevistado a más de 50 descendientes, aquellos que han resultado más adecuados para el proyecto.

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TM: Una vez concluida la segunda parte en Texas el proyecto estará completo e iremos adelante con la publicación del libro, que será el primero sobre esta comunidad que combine fotografía de carácter documental con un trabajo de investigación académico. Creemos que será un libro que complete algunas lagunas. Piensa que muchos canarios saben de la existencia de los descendientes, pero no existe ningún libro donde podamos ir a ver quiénes son. Es por esto que nación el proyecto, por la necesidad de rellenar ese hueco. El libro contendrá las magníficas fotos de Aníbal, que es el único fotógrafo profesional que ha hecho un trabajo completo sobre los descendientes, pero también contendrá las entrevistas a los miembros de la comunidad, sus historias, sus vidas; todo combinado desde una perspectiva académica pero también divulgativa, un trabajo que todos podamos tener en casa y que por fin haga que todos los canarios sepamos quiénes están al otro lado.

AM: Exacto, la combinación de imagen y palabra es el cóctel perfecto para captar lo que nos rodea, y las imágenes de Cislanderus son realmente potentes, cada una de ellas está allí por un motivo, y eso es algo que se nota. Nuestro objetivo es que quien se interese por nuestro trabajo no necesite ser un especialista en lingüística o en historia, solamente tener interés en conocer quiénes son esos canarios. Esta cercanía garantiza además que la huella que deje nuestro trabajo en el público sea más duradera.

LRI: ¿Qué huella han dejado los canarios en Luisiana?

TM: Mucha, pero compleja. La historia de Canarias está ligada al desplazamiento, a la emigración, y si bien todo el mundo conoce la importancia que esta emigración ha tenido en países como Cuba o Venezuela, o incluso en el Cono Sur, no tantos saben cómo o por qué llegaron los canarios a Estados Unidos. En Texas y Luisiana se dieron una serie de factores históricos particulares que hicieron que los emigrantes canarios crearán una comunidad duradera que, a día de hoy, lucha por mantener un legado. Pero ojo, no basta con ir allí dos veces y sacar conclusiones, ningún trabajo documental, antropológico o social se puede hacer a la ligera. Yo personalmente llevo casi 20 años interesada en esta comunidad, leyendo todo lo que se ha escrito sobre ella, y solo al estar trabajando en Cislanderus es que vine a darme cuenta de la cantidad de información errónea que se ha extendido y que lamentablemente sigue alimentándose. No se trata de un pueblo desaparecido, sino de una comunidad vibrante que a día de hoy hace un esfuerzo consciente por mantener y compartir su cultura con pequeñas asociaciones de descendientes y hasta un museo en San Bernardo, Luisiana. Por eso te digo que huella sí, pero compleja y alejada de muchos mitos infundados.

AM: Sí, tanto a Thenesoya como a mí nos sorprende la ligereza con la que muchas veces se habla de ellos; se busca el camino fácil, lo que “vende”, como decir que siguen teniendo nuestras recetas y se visten con trajes típicos. Eso no es así, y decirlo solo demuestra la poca seriedad de los trabajos. Para reflejar y comprender la vida de los descendientes hay que ser honestos con ellos y con lo que se quiere comunicar. Las imágenes de Cislanderus cuentan historias, dan cuenta de vidas muy distintas, y cada una de ellas es fruto de horas de trabajo. Una de las cosas que queremos transmitir con Cislanderus es que no se trata de ir allí, bajarse de un avión y ponerse a hacer fotos. Además del trabajo de campo, con la gente, lo que hacemos implica un arduo trabajo de archivo, de volver a fuentes mal consultadas y hasta la crítica a estudios de renombre claramente sesgados. Se trata de contar la verdad, no de vender una realidad populista y sencilla.

LRI: Entiendo que esta es una gran oportunidad para poner a estos canarios en la parte de la historia de les corresponde.

TM: Eso es. Al derrumbar creencias falsas y buscar respuestas a muchas de las contradicciones que he ido encontrando en la investigación lo que realmente hacemos es ser honestos con ellos y su historia. El capítulo de la emigración canaria a Estados Unidos es, salvo contadas excepciones, un capítulo olvidado y tergiversado de nuestra historia común. Cualquier trabajo de investigación busca encontrar respuestas, y a lo largo de estos años hemos ido encontrando cada vez más preguntas que aún deben ser aclaradas. Nos gustaría que este tema no fuera algo desconocido, sino parte de la historia de Canarias y de la emigración española a América.

LRI: ¿Cuánto de estudio y cuánto de sueño o aventura hay implícito en este proyecto vuestro?

TM: ¡Creo a partes iguales! Es muy complicado no implicarse emocionalmente con algo que nos es tan cercano. Sobre todo ahora, cuando después de repetidos viajes nos sentimos familia de muchos de los descendientes. Como te dije, la mayoría de los informantes de este trabajo son mayores, de ahí también la urgencia por hacerlo. Para nosotros hay historias muy especiales, como la de Ms. Vera Campo Snyder, de 92 años, que falleció al poco de que la entrevistáramos, o el de  Ms. Felice Melerine, de 96, que nos dejó hoy mismo (18/06/15). Sus fotos y su historias son una parte emotiva del trabajo, la razón por la que creemos que Cislanderus es un proyecto cultural necesario.

Además, el proyecto es el resultado de un interés personal. Mi primer contacto con esta comunidad fue en el año 1997, cuando siendo estudiante de Filología Hispánica tuve el lujo de conocer a un descendiente canario de San Bernardo, Irvan Perez, que aún conservaba la tradición oral española y canaria: la décima. En la ULPGC también tuve la suerte de estar en contacto con profesores que estaban interesados en la comunidad, así que fue en ese momento quise trabajar sobre los descendientes de canarios. Vivir en Estados Unidos, donde llevo 5 años, me dio la oportunidad de recuperar ese sueño, pero no quería hacer un artículo académico que acabara en las páginas de una revista o un libro que sólo unos pocos acabarán leyendo. No entiendo el trabajo académico si el resultado queda reducido a una especia de tráfico interno de conocimiento. Trabajar con un fotógrafo profesional como Aníbal, con una carrera dedicada al fotoperiodismo, me dio la oportunidad hacer un trabajo que no podría haber hecho sola.

AM: Tiene mucho de sueño y mucho de aventura. Es un sueño compartido por los dos, que ha ido creciendo durante los años de trabajo y que no tiene pinta de acabarse. Como fotógrafo, he estado mucho tiempo interesado en la comunidad de descendientes canarios en Estados Unidos, siempre me sorprendió que no se conociese más sobre ellos, y ese vacío me hacía tener mucha curiosidad. El tema es tan bueno y necesario que decidí llevarlo a cabo con Thenesoya para hacer algo nuevo, y lo nuevo siempre implica algo de aventura. Nuestro primer viaje a Luisiana se planeó durante mucho tiempo, pero al llegar nos dimos cuenta de que todo iba a ser más complicado de lo que habíamos pensado. Piensa que no existe un censo sobre la comunidad de descendientes, hay que buscarlos, y eso no es fácil. La mayoría son muy mayores, sin acceso a la tecnología, lo cual complica aún más las cosas. Por suerte hemos ido haciendo una red de amigos allí que nos apoyan y a los que acudimos en busca de pistas; gente que trabaja en las asociaciones de canarios, en el museo, personas que nos quieren contar su historia y hablarnos de su niñez en las marismas al sur de Luisiana, cuando todo el mundo hablaba español.

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LRI: En todo proyecto hay una parte amable y otra más dura ¿Cuáles han sido, o debo decir cuáles son?

AM: La más amable, sin duda, el contacto con la gente. Descubrir a personas que a pesar de la lejanía geográfica tienen tanto en común con nuestra forma de ser. Como dice Thenesoya, tenemos amigos que son ya familia, gente a la que queremos mucho y que siempre estarán en nuestras vidas. Lo peor, la lucha constante por hacer que nuestro trabajo llegue a todos, el silencio de las instituciones. Sabemos que a partir de nuestro trabajo ha habido políticos interesados en visitar Luisiana y Texas, pero pudimos comprobar personalmente que ese interés se basa en la promoción política, en la foto de prensa de cara a las elecciones y no en el verdadero interés por la difusión cultural.

TM. Estoy de acuerdo con Aníbal. El contacto humano es lo mejor de nuestro trabajo, yo, como investigadora, agradezco la oportunidad de salir de la biblioteca y compartir el trabajo de Aníbal. También me quedo con eso, con nuestro trabajo en equipo, creo que somos un tándem peculiar. A pesar de dedicarnos a profesiones distintas con Cislanderus hemos encontrado una pasión común que nos hace crecer en lo que hacemos. Para mí lo peor es también el trabajo administrativo de la gestión cultural, el marketing, la promoción de nuestro trabajo. Hay momentos en los que desearía tener a alguien que nos ayudara porque la gestión demanda mucho tiempo. Sobre las instituciones, me gustaría que a la hora de pedir ayudas al Gobierno de España nos se tachara este proyecto de “localista”, palabra que hemos recibido en algún email. La historia de la emigración canaria a América es una parte esencial de la emigración española.

LRI: ¿Aun hoy se pueden seguir haciendo donativos?

TM: ¡Claro! Los donativos se pueden hacer siempre y se pueden repetir. Se puede donar desde 1 euro hasta la cantidad que se quiera, y cualquier ayuda será bienvenida. Nosotros nos comprometemos a utilizar todo lo recaudado en gastos del proyecto, billetes de avión , estancias, consultas de archivos, material fotográfico y documental… También nos pueden seguir en nuestra página de Facebook, y en la página web de Cislanderus www.cislanderus.com hacemos actualizaciones de nuestro trabajo.

AM: En el sistema de recaudación de fondos seguimos el estilo norteamericano, donde la mayoría de las iniciativas culturales cuentan con el apoyo de donaciones privadas. Esta forma de trabajo es muy habitual en aquí. Cualquiera que visite nuestra página web podrá ver un botón de “donación”. Éste le llevará a una página de pago seguro en el que podrán utilizar la tarjeta del banco para formar parte del proyecto. También se pueden registrar en la página web para recibir actualizaciones.

LRI: ¿Cuándo se podrá ver en España y más concretamente en Canarias?

Esperamos que muy pronto, en otoño de este año. Llevamos meses de conversaciones y por ahora son varias las salas interesadas en albergar Cislanderus, tanto en Tenerife como en Gran Canaria. Las elecciones han hecho que todo tarde más de lo pensado, pero ahora estamos de nuevo trabajando para cerrar las fechas y las salas. Tan pronto comencemos a tener fechas las colgaremos en la web y en la página de Facebook. Por ahora tenemos una charla en septiembre sobre el proyecto en el Instituto Cervantes de la Universidad de Harvard, en Boston, y estamos trabajando para tener una exhibición en Nueva York, también en septiembre.

LRI: ¿De qué parte de Canarias se emigro más a esos inundados terrenos?

Pues los descendientes salieron en su mayoría de las islas mayores, especialmente Tenerife y Grana Canaria, aunque hubo familias de todas las islas. La emigración a Texas fue en su mayoría de gente de Lanzarote y Fuerteventura. Todas las islas tienen representación a través de apellidos y muchos de los descendientes son capaces de llegar hasta las familias que llegaron a Estados Unidos en el siglo XVIII. Algo que une a los descendientes es su pasión por la genealogía, es admirable ver con qué intensidad lo viven.

NOTA: Para mí es complicado hacer preguntas sin tener la posibilidad de repreguntar, por lo que posible que alguna pregunta quede respondida con otra. Si es así, os ruego que añadáis vosotros las preguntas oportunas y necesarias para que el proyecto tenga la correcta difusión.