martes, 19 de marzo de 2024
16/03/2016

¿Volver a Galicia?

MuralArturoCuadrado

Gran parte de los extranjeros que se establecieron en nuestro país, sólo pensó en hacerlo por un tiempo. Pero no siempre será fácil regresar. 


Algunos inmigrantes, que vivieron aquí durante décadas, no quieren volver a su tierra natal, ni siquiera por un tiempo –nos dijeron-, porque se sienten abandonados por ella, o porque creen que ya no encontrarán a nadie conocido allí. No quiso volver, entre otros, Francisco Coira, quien nació en España en 1906 y expresa: “Nunca me quise volver. No creo en la nostalgia...” (1). 


Un gallego destacado - aunque nacido en Alicante - Arturo Cuadrado Moure, manifiesta que no desea regresar; tiene una misión que cumplir en su nueva tierra: “Volver a España, ya... ¿para qué? Aquí tengo forjado mi corazón entre amigos. Creo que la República Argentina, como el resto de América, está en un despertar, tenemos una obligación con la gente joven: ¡Cuidarlos! ¡Vigilarlos! ¡Atenderlos! Para ellos están estos corazones que llegaron del exilio español” (2). 


Otro gallego, creado por Vázquez-Rial, “sólo hablo del tema al final. Era un error, o una ilusión. No podía volver. Nadie, nunca, puede volver cuando ha dejado atrás el infortunio” (3). 


Los Goris, inmigrantes gallegos, volvieron a su tierra. “De chica –afirma la hija, Esther-, escuché tanto a mis padres añorar su tierra gallega, que, a fuerza de ser tan nombrada, Galicia se convirtió para mí en una región mítica”. Ahora que sus padres regresaron, dice: “Sólo falta que vuelva yo, para estar los tres juntos, en ese suelo soñado” (4). 


Un inmigrante retorna, luego de trabajar décadas en nuestro país: “Con el guardapolvo de mozo todavía puesto, José Trillo, quien fue durante cincuenta años fue una de las ‘caras’ del Británico, contó cómo se sentía por tener que dejar el tradicional bar. ‘Estoy muy triste, pero algún día tenía que ser’, dijo. Muy emocionado, anunció que -después de haber pasado casi toda su vida en Argentina- volverá a radicarse en Galicia. ‘Me voy a España’, concluyó” (5). 


En La Coruña murió en 1979, el pintor Luis Seoane, quien, aunque nacido en Buenos Aires, vivió muchos años en España. El escribió: “Soy y seré siempre un desarraigado permanente. Lo seré aunque decida volver a mi país. Es el destino del exiliado” (6). 


“Galicia es casi sinónimo de inmigración –escribe Solla-, porque de Galicia, por emigrar, emigraron: trabajadores, intelectuales, energía eléctrica y capitales. El gallego emigraba bajo dos signos: uno, que lo empujaba fuera de su tierra en procura de una mejor situación económica y otro que lo hacía volver. Así tenemos que, siendo el país que da mayor porcentaje de emigración, también somos, curiosamente, el que mayor índice de retornados tiene por número de emigrantes. En el fenómeno migratorio puede establecerse una correlación: padres y mujer quedaban en Galicia, hijos y marido en la emigración. Esta constante quizás sea el factor más importante que favoreció tan elevado número de retornados, además del apego que los gallegos tenemos a nuestra tierra” (7). 


Otros jamás podrán regresar, y morirán añorando el retorno. Es que, para los gallegos, morir en su tierra tiene fundamental importancia. Lo explica Emilio González López: “Sólo los que mueren en su tierra gallega alcanzan el privilegio de no dejar este mundo, de seguir viviendo en él cerca de los suyos, de su casa y de su tierra. El que tiene la dicha de morir en Galicia se queda entre deudos y amigos a los que puede ver todas las noches a su voluntad” (8). Sobre este tema escribí el cuento “Un cielo para mi abuelo”, en el que evoco los últimos días de mi antepasado coruñés (9). 


Graciela González, hija de un gallego emigrante, relata que en los años en que llegó a la Argentina su padre, “Los sueños eran pocos, pero duraban toda la vida: comprar una casita, educar a los hijos y, quién sabe, volver a la patria algún día. Papá nunca lo hizo” (10). 


No puede regresar Fermín Alvarez, mozo de la confitería La Ideal. “Su rancia estirpe gallega se ablanda un poco cuando confiesa que le gustaría volver a España, después de tantos años sin pisar la tierra que lo vio nacer. ‘Pero no hay plata: acá se gana muy poquito, apenas las propinas. Y la jubilación, para qué hablar’, cuenta. Su hija le está gestionando una jubilación en España para que su vida sea menos empinada” (11). 


Algunos emigrantes regresan espiritualmente a su tierra natal haciendo cuantiosas donaciones, como las que menciona Roberto Arlt: “la llamada Biblioteca América, obra de un patriota gallego residente en Buenos Aires, don Gumersindo Busto, quien tuvo la feliz idea de fundar la Universidad Libre Hispano Americana” y la obra de los hermanos Juan y Jesús García Naveira, dos comerciantes ya fallecidos en el año en que se escriben las crónicas, enriquecidos en la República Argentina, cuyas donaciones “son asombrosas por la cifra en metálico que representan” (12). 

Notas 
1 Ceratto, Virginia: “Gris de ausencia. Volver a empezar en un mundo nuevo”, en La Capital, Mar del Plata, 26 de noviembre de 2000. 
2 S/F: “Esa magnífica legión de viejos”, en Revista Mayores, Buenos Aires, Año II, N° 11, 1994. 
3 Vázquez-Rial, Horacio: Frontera sur. Barcelona, Ediciones B. 1998. 
4 Goris, Esther: “Galicia, tierra añorada”, en Clarín, Buenos Aires, 5 de diciembre de 1999. 
5 S/F: “Desalojaron el Bar Británico”, en Clarín, Buenos Aires, 23 de junio de 2006. 
6 Seoane, Luis, en el video de la muestra “Luis Seoane. Pinturas, dibujos y grabados”, en el Museo de Arte Moderno, junio 2000. 
7 Solla, Andrés: op. cit. 
8 González López, Emilio: Galicia, su alma y su cultura. Ediciones Galicia. Centro Gallego de Buenos Aires, Instituto Argentino de Cultura Gallega, 1978. 
9 González Rouco, María: “Un cielo para mi abuelo”, en Volver a Galicia. Buenos Aires, Ediciones El Escriba, 2009. 
10 Savoia, Claudio: “El equipaje de los sueños”, en Clarín, Buenos Aires, 14 de enero de 2000. 
11 Commisso, Sandra: “Un marinero que eligió ser mozo y quedarse en tierra”, en Clarín, 16 de julio de 1998. 
12 Arlt, Roberto: Aguafuertes gallegas. Ameghino, 1997.

 

Foto gentileza Federación de Asociaciones Gallegas de la República Argentina