sábado, 20 de abril de 2024

INSTITUTO CERVANTES

Mario Muchnik deja un legado de su niñez en la Caja de las Letras

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El homenaje del Instituto Cervantes a Muchnik continuó en una mesa redonda sobre su trayectoria en la que dialogó con Juan Manuel Bonet, director del Cervantes

El editor, fotógrafo y escritor argentino Mario Muchnik depositó en la Caja de las Letras un legado compuesto por una caja de música, una flauta y una fotografía, objetos que se remontan a su más tierna niñez y que permanecerán guardados bajo llave durante los próximos cinco años. El homenaje del Instituto Cervantes a Muchnik continuó en una mesa redonda sobre su trayectoria en la que dialogó con Juan Manuel Bonet, director del Cervantes, y con los escritores Marcos Ricardo Barnatán, Juan Cruz y José Carlos Llop.

Antes del debate, Mario Muchnik (Buenos Aires, 1931) firmó la cesión al Cervantes de una colección de 133 fotografías, que el Instituto exhibirá por diversos centros, comenzando por los de París y, después, Nueva York.

El legado depositado es un regreso a los años treinta del pasado siglo y un recuerdo a su padre, el editor Jacobo Muchnik. Se compone de una cajita de música hecha de madera que sus padres compraron en Londres en el año 1937; una flauta adquirida en Buenos Aires muchas décadas atrás, y una fotografía que sus progenitores compraron en San Francisco, en la que aparece de actriz Shirley Temple de niña junto a unas líneas que rezan: “Dedicado a mi amiguito Mario de Argentina”.

Antes de depositar el legado en la caja número 1509 de la antigua cámara acorazada donde quedará custodiado hasta el 24 de mayo de 2022, el autor de Ajuste de cuentos afirmó que “uno se siente muy en casa en el Cervantes” y agradeció la invitación a Juan Manuel Bonet, con quien mantiene una buena relación desde que éste dirigió el Instituto Valenciano de Arte Moderno.

El autor de Banco de pruebas dejó escrito en el libro de honor: “Cien millones de besos al Instituto Cervantes, cuya labor hago mía, mal que les pueda pesar a algunos”. Muchnik hace el número 28 de las personalidades de la cultura que, desde 2006, dejan guardados retazos de su memoria profesional en la Caja de las Letras.