jueves, 28 de marzo de 2024

ENTREVISTA

José Angel Hevia: "Es necesario contar la historia de los indianos en América Latina"

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José Angel Hevia posa en una de las fachadas del proyecto Boa Mistura de los artistas urbanos de Higüey, en la República Dominicana y que ha sido elegido por el gaitero como imagen gráfica de su nuevo disco.

El gaitero asturiano José Ángel Hevia está a punto de sacar al mercado su nuevo disco "Al son del Indianu", un homenaje a los emigrantes asturianos que hicieron fortuna allande los mares. En "Danzonete", su primer sencillo,  fusiona ritmos caribeños y gaita con la misma naturalidad con la que el pasado mes de diciembre tocaba un tango para el Papa o responde a las preguntas de La Región Internacional.

¿Qué es de tu vida José Ángel y sobre todo cómo es tú vida en el Caribe?

Mi vida en el Caribe es muy familiar. Vivo en la zona de Punta Cana y la calidad de vida es muy alta. El país no es extraño para nosostros. Hace más de treinta años que vine por primera vez para tocar la gaita.Volví muchas más veces y ahora soy marido de dominicana y padre de dos asturdominicanas. Aquí tenemos familia, amigos dominicanos y asturianos y unos inviernos envidiables. En los veranos suelo estar en Europa y siempre que puedo en Asturias.

Tu también emprendiste el camino de la emigración, aunque ya viajabas mucho y habías mantenido mucho contacto por tu trabajo con la diáspora. ¿Te sientes, guardando las distancias, emigrante?

No es una de aquellas emigraciones de antaño tan duras por el sentimiento de separación. Voy a Madrid casi una vez al mes y a Asturias con parecida frecuencia. Antes los emigrantes salían para no volver a ver a los suyos en vida en la mayoría de ocasiones. Sólo unos pocos regresaban convertidos en indianos. Ahora el sentimiento de nostalgia está muy atenuado. Las aplicaciones electrónicas permiten a los niños crecer con la presencia constante de sus abuelos.

De todas formas a mi me gusta repetir un pensamiento respecto a Asturias: Asturias, más que un espacio geográfico, es un estado mental que llega hasta un poco más allá de donde se encuentre el último asturiano. Por eso podemos vivir en cualquier parte del planeta y no sentirnos fuera de Asturias.

A la República Dominicana donde te estableciste te une tu familia política, a Cuba, lazos de sangre de ese pasado emigrante familiar. ¿Qué has encontrado en ambos lugares desde el punto de vista emocional y también musical?

Desde el punto de vista emocional en República Dominicana tengo muy buenos  recuerdos de juventud y de toda una vida. Cuba no deja indiferente a nadie, pero menos a un asturiano, porque no existe una sola familia en Asturias que no tenga algún vínculo familiar con la isla, alguna historia de los mayores, alguna maleta vieja en los desvanes.

Los dos países son, además, una superpotencia musical. La calidad y la manera de vivir la música son de una perfección que roza la filosofía vital.

Acabas de grabar nuevo disco que saldrá a finales de marzo “Al son del Indianu”, un titulo muy evocador. ¿Qué vamos a encontrar dentro?

Es algo más que un disco. Es una historia, un viaje musical. Espero que el oyente capte esa historia del indianu con sombrero blanco y zapatos acharolados a dos colores, esa presencia del asturiano que fue, y volvió. En América, cosa de la que no siempre fuimos conscientes en Asturias, la manera de ejercer su asturianía fue tan fuerte que se podría decir verdaderamente que varias generaciones vivieron mentalmente en Asturias a miles de kilómetros de distancia.

La palabra “indianu” tiene muchas connotaciones, desde su origen léxico, hasta su semántica, además que es una palabra, como tantas que tiene el asturiano que uno es incapaz de traducir con total precisión. ¿Qué has querido expresar llamando a este nuevo hijo “Al son del Indianu?

Esa invitación a percibir al indianu en la música del disco es precisamente para que no nos quedemos con esa imagen superficial del indianu retornado, del haiga, de la casa ostentosa…

Es necesario contar la historia de los indianos allá en la Habana o en México, en Buenos Aires o Santo Domingo, en Tampa, en Chile. Instituciones culturales que arrancaron en el siglo XIX dieron origen a los centros asturianos. Fueron hospitales y asociaciones de socorro mutuo (seguros médicos), bancos, colegios, teatros, sociedades de fomento comercial…

La interrupción que supuso en Cuba el año 1959 significó para Asturias un cambio en su propia historia.

Los gallegos hablan de la Galicia no territorial para referirse a esos 500.000 gallegos que se establecieron en el exterior. ¿Existe una Asturias no territorial allá donde hay uno de los más de 100.000 asturianos que no residen en territorio asturiano?

Hay estudios que hablan de más de un millón de asturianos emigrados desde 1850 hasta 1950. Como muchos asturianos tengo tanta o más familia en América que en Asturias. En Buenos Aires varios tíos abuelos me hablan en los asados de tira familiares de tal prado de Cabranes o de tal paisano como si se hubieran marchado anteayer. Muchos regresaron de visita y alguno volvió definitivamente a Asturias. Las segundas generaciones lo hacen regularmente y en las terceras generaciones hay hasta gaiteros.

¿Qué importancia ha tenido la gaita, el folclore como elemento de unión y  de identidad de la diáspora asturiana?

La gaita tuvo en la vida de los emigrados mucha más importancia de la que tuvo en la vida de los que se quedaron. El sonido de una gaita en los Jardines de la Tropical en la Habana o en el Centro Asturiano de Solís en Buenos Aires, congregaba automáticamente lágrimas y nostalgia, recuerdos y sentimientos de origen. En el libro que acompaña al disco y en algunos minidocumentales que voy publicando en FaceBook intento contar esas historias de los gaiteros indianos. No fueron sólo aficionados al instrumento, sino también profesionales que vivieron de su música en las Américas, como Emilio Rodríguez Moriyón en Buenos Aires y José Antonio Rodríguez, el gaiterín de la Habana..

A ello hay que añadir las giras americanas de los grandes maestros históricos Libardón y Remis.

El gobierno de Principado entre los programas que lleva a cabo en materia de Emigración, tiene entre sus compromisos formar en gaita y tambor, folclore a los jóvenes asturianos de los centros y entidades, se hacen cursos para monitores, la Escuela de Verano de Asturianía. ¿Es suficiente?

No me corresponde juzgar a los gobiernos. Tan sólo cuento una historia real. La gaita en América existió y existe. Si los políticos ven o no ven rentabilidad política en atenderla es  otra cuestión.

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El adelanto de tu nuevo disco, lo que sería el primer sencillo es “Danzonete”, una apuesta arriesgada en cuanto a ritmos y en él que fusionas el merengue con la gaita. ¿Qué tal acogida está teniendo en estos primeros días?

Es ciertamente una apuesta nueva, no sé si arriesgada, porque el músico debe hacer aquello que siente. Hace mucho tiempo que tenía esto en la cabeza. No creo que sea arriesgado para el músico dejarse llevar por lo que siente, Es más, creo que es el único camino que debe seguir. Estoy muy contento de cómo el público está recibiendo “Danzonete”. Creo que los meses de documentales en FaceBook explicando toda esta historia han sido muy importantes para preparar al oyente ante algo que, si no se explicara, no tendría la misma percepción.

¿Vas a presentar tu nuevo disco en Asturias? 

Sé que hay varios conciertos ya programados en Asturias,  y alguno en lugares muy queridos, pero no me arriesgo todavía a decirte fechas y citas. En el verano sí que estaremos allí.

Un nuevo disco supone promoción, supone giras, supone entrevistas, muchas horas de carretera, en tu caso de aviones en las veces que te tocará cruzar el charco. ¿Estás preparado?

El avión se ha convertido en mi estudio de edición de vídeo… muchos de esos contenidos de Facebook los edito en los vuelos interoceánicos. Hay que sacarle partido a cada momento de esta vida y la cosa no está como para sufrir ocho horas seguidas en un avión. Hay que tratar de disfrutarlas, no de sufrirlas.

Hace muchos años, tantos como unos veinte, me dijiste algo que no he olvidado. Cuando tu carrera empezaba a despegar y varias personas vinieron a pedirte autógrafos durante una entrevista en un acto público, me dijiste: ¿Cómo es posible que le pidan  autógrafos a un gaitero? ¿Lo recuerdas?

Sí, recuerdo aquella sensación después de tantos momentos difíciles al principio, cuando la gaita no gozaba de la consideración social actual. Pero ahora, con los años, el tiempo también nos da curas de humildad. Hace más de cien años el Gaiteru Libardón ya firmaba autrógrafos. Y a mitad de siglo José Remis Ovalle, el Gaiteru Mayor, también lo hizo.

A mi me entonces me sorprendió que te sorprendiera porque tu despegue había comenzado ya, quizás tu tardaste en ser consciente...

Como te decía, uno estaba acostumbrado desde pequeño a otras cosas. A que te mandaran dejar de tocar en un chigre porque la gaita molestaba, a que te consideraran aldeano por tocar la gaita en vez de el violín, el piano o la guitarra.

Este año se cumplen 20 años de la publicación de Tierra de Nadie. ¿El pelotazo de tu vida José Ángel o consecuencia lógica de una trayectoria previa, y trabajo e innovación durante muchos años?

La música es una profesión muy cruel. Hace falta muchísimo trabajo para poder vivir de ella. Pero, además, injustamente, también hace falta suerte. A nadie le va bien en la música por pura casualidad. Siempre hay mucha labor detrás. Sin embargo, lo cruel es que también hay muchos músicos con una gran obra pero sin el otro componente, sin la suerte. Queda la esperanza de que el trabajo bien hecho salga a la luz y eso es lo que alimenta las ilusiones y las ganas de trabajar de cada músico.

Una innovación que no cesa, a pesar que tu eres una persona de tradiciones y convicciones profundas como la de salir en procesión en Semana Santa en tu localidad natal, Villaviciosa. ¿ Es posible explicar a tantos kilómetros de distancia y personas con una cultura tan diferente lo que es otra palabra imposible de traducir, si no se siente,  qué es la “morriña”?

Esas cosas no se explican, se viven. Y te puedo asegurar que quienes conocen a un asturiano en República Dominicana, en Venezuela, en Cuba… lo tienen muy claro.

Alguna vez, si tienes oportunidad, haz el siguiente experimento: pregunta en un barrio de la Habana  por el nombre de un asturiano. Si no es una persona famosa la gente empezará a discutir sobre si es aquel de allá o este de acá. Pero si, en vez de por un nombre propio, preguntas por “el asturiano”, entonces te señalarán de inmediato su casa.