martes, 23 de abril de 2024

MUESTRA

Destellos españoles en la primera bienal de arte de Manila

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Madera de antiguos edificios coloniales españoles y plantas silvestres del centro de Manila dan vida a la instalación "Visible" del coruñés Nicolás Combarro y la filipina Wawi Navarroza, una de las piezas centrales de la ambiciosa primera bienal de arte en la capital filipina.

Conventos de jesuitas transformados en galerías de exposiciones, mazmorras que albergan instalaciones escultóricas o fortines donde se defendía el antiguo imperio y estos días se comercia con cuadros y esculturas. Así la bienal ha disfrazado Intramuros, el barrio amurallado donde Miguel López de Legazpi fundó Manila en 1571.

El Fuerte de Santiago, ciudadela construida por el conquistador guipuzcoano a su llegada, es el centro neurálgico de este encuentro artístico que finalizará el 5 de marzo tras un mes de actividad.

En el centro de la plaza se emplaza "Visible: autoconstrucción y crecimiento salvaje", nombre completo de la instalación de Combarro y Navarroza que recicla vigas de los edificios desmantelados en los años 60 y 70 por no aguantar el embate de cuatro siglos de historia.

"La madera es un elemento constitutivo de la arquitectura local, tanto la contemporánea como la vernácula", explica a Efe Nicolás Combarro, autor del armazón de esta pieza ideada en sintonía con el lema "ciudad abierta" de la bienal.

En este sentido, señala este creador multidisciplinar de 38 años, "nuestra idea era establecer un diálogo con la ciudad de Manila" al combinar sus vigas de madera con las plantas silvestres urbanas que aporta la reconocida artista local Wawi Navarroza.

"Las plantas que crecen en las murallas, las que crecen en las grietas, que la gente rara vez se para a mirar (...) responden a las ideas de la gente sobre el significado de la vegetación en la ciudad. La estructura es más estable y las plantas más salvajes, dos elementos que generan un diálogo que a menudo ignoramos", describe Navarroza.

Ambos artistas, que colaboran bajo la marca WNC Projects, se muestran satisfechos por la buena acogida que de momento está teniendo su pieza conjunta, hasta el punto de que les han propuesto "hacer una gira y llevarla a otros lugares", apunta él.

Al margen de la estructura de Combarro y Navarroza, la edición inaugural de la bienal de Manila aporta otras obras destacadas, entre ellas un conjunto de piezas de varios creadores bajo la temática de la guerra.

Una de las antiguas mazmorras del Fuerte de Santiago alberga "Niños de la guerra", una instalación del artista filipino Oca Villamiel en la que tétricos muñecos enjaulados encarnan, en palabras del propio autor, el "despojo y la pérdida de la inocencia" de los más débiles en situaciones de crisis o conflictos armados.

A varios centenares de metros del Fuerte de Santiago y tras dejar atrás la Catedral y el palacio arzobispal de Manila, construidos en los siglos XVI y XVII, respectivamente, la Casa Misionera de los Jesuitas y la Iglesia de San Ignacio albergan otros tesoros de la bienal.

Con una combinación de plataformas de metal, luces e iconografía religiosa, la pieza "Onethingafteranother" de Roberto Chabet, el padre del arte conceptual filipino fallecido en 2013, ocupa la parte central de la iglesia edificada a finales del siglo XIX, en los últimos años de la colonización española que llegó a su fin con el Desastre de 1898.

En la Casa de los Jesuitas encontramos "WatAwat", donde Elnora Ebillo proyecta en un espacio cerrado un vídeo de trabajadoras de la industria textil como elogio al "coraje y tenacidad", según esta artista local, de las mujeres y su papel trascendental a la hora de construir la actual Filipinas.

En las 67 hectáreas encerradas entre las murallas de Intramuros también hay espacio para otras esculturas, instalaciones, exposiciones itinerantes de arte, presentaciones, un mercado de artistas, muestras gastronómicas, un programa oficial de cine, bailes de máscaras y un certamen de cortometrajes de la comunidad LGBT.

El objetivo de los organizadores es que esta edición inaugural sea un primer paso para que en los próximos años la bienal de Manila pueda asentarse como el mayor encuentro de arte de Filipinas y un referente en Asia. EFE

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