jueves, 25 de abril de 2024

EL DIRECTOR DE CINE GERMANO PRESENTA EN ESPAÑA SU FILME "HEIMAT, LA OTRA TIERRA"

Edgar Reitz lamenta que "Los alemanes han olvidado que ellos también emigraron"

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Un fotograma de "Heimat, la otra tierra", una mirada a la emigración alemana al Cono Sur.

Uno de los maestros del nuevo cine alemán, Edgar Reitz, ha dicho que "los alemanes han olvidado que ellos también emigraron", al respecto de su último film, "Heimat, la otra tierra", una poética obra de arte en la que refleja la emigración alemana a Sudamérica en el siglo XIX. El cineasta comentó que se trata de un extenso film, de casi cuatro horas de duración, en blanco y negro, protagonizado por los miembros de la familia Hunsrück, cuyos hijos sueñan con escapar de la pobreza y el hambre, iniciando una nueva vida en Brasil, visto como el legendario El Dorado.

Reitz piensa que muchos alemanes de hoy no son conscientes de que hubo un tiempo en que sus antepasados abandonaban sus tierras en búsqueda de otra vida, muy lejos de la precariedad en la que estaban inmersos.

"Los alemanes nos hemos olvidado de eso y lo quería recordar porque, además, abre la mirada para ver de forma diferente a los emigrantes que hoy circulan por nuestras calles", indica.

De todas maneras, esta película, presentada esta semana en Barcelona en el III Ciclo de Cine Alemán Actual y que puede verse como una precuela de la popular serie televisiva "Haimat", que realizó en diferentes fases (1984, 1993 y 2004), toca muchas otras cuestiones y, como apunta el propio Reitz, formula "las preguntas esenciales de la vida". Sus protagonistas tanto reflexionan sobre la libertad -"me pregunto si el precio de la libertad se puede pagar con oro", dice uno de ellos-, como lamentan que "la muerte anide en las casas y no quiera irse".

Asimismo, una de las líneas argumentales muestra la rivalidad entre los dos hermanos de la familia Hunsrück, Jakob y Gustav, interpretados por Jan Dieter Shcneider y Macimilian Scheidt, respectivamente, porque entiende que esta relación "tiene un gran potencial dramático, una dimensión casi bíblica".

A Edgar Reitz, sin embargo, son los personajes femeninos del film los que le despiertan una especial querencia, ya sea el de la mujer de Gustav -de la que Jakob está enamorado- como el de la matriarca, Margarethe. A su juicio, la esposa de Gustav es la representación de alguien capaz de "liberarse" de las tradiciones y de las asfixias que estas comportan, mientras que la figura de la madre "tiene una dimensión muy profunda, personifica a Heimat, a la tierra".

Preguntado por qué ubica la historia en los años cuarenta del siglo XIX y no en la actualidad, el director argumenta que, por las cuestiones que aparecen en la cinta, "la época histórica no es determinante, pero en ese momento algo como el anhelo, ese deseo romántico de un futuro mejor, se puede comprender mejor".

Con un estilo muy documental, Reitz retrata, por tanto, un mundo que ya no existe, una Alemania rural "que ya ha desaparecido, porque hoy los agricultores del país trabajan con alta tecnología, a diferencia de aquel tiempo, aunque se apunta el inicio de la industrialización".

Respecto al consejo que daría a los espectadores que acudan a las salas cuando esta película pueda verse, en febrero, en España, dice que les pediría que se relajen "y miren, sin prejuicios, lo que hay en la pantalla a lo largo de casi cuatro horas". "Ese es el sentido que tiene mi cine, que la gente se encuentre a sí misma", apostilla.

A los 82 años, Edgar Reitz sigue teniendo proyectos pero reconoce que no le gusta hablar de ellos, "porque eso provoca que se distorsione" su propia fantasía, y agrega que lo bueno de los temas que trata es que uno "puede seguir y seguir y encontrar siempre algo nuevo que contar"