miércoles, 24 de abril de 2024

ENTREVISTA: TERESA VALCARCE

"Tenemos que conocer nuestro pasado para construir un mejor futuro"

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Gracias al empeño y determinación de personas como Teresa Valcarce, Bernardo de Gálvez sea reconocido como uno de los personajes más influyentes en la historia de Estados Unidos.

En 2014, el Congreso de Estados Unidos ordenó colgar un retrato de Bernardo de Gálvez en los pasillos del capitolio. Y ese mismo año, el entonces presidente Barack Obama le nombró ciudadano honorario. Gracias al empeño y determinación de personas como Teresa Valcarce, Bernardo de Gálvez ya está reconocido como uno de los personajes más influyentes en la historia de Estados Unidos. Teresa, española y nacionalizada también estadounidense hace nueve años, comparte con nosotros su tiempo para recordar a este héroe y el proceso que ha llevado a Gálvez a ser reconocido también al otro lado del Atlántico.

¿Cómo surgió la iniciativa de poner en valor a Bernardo de Gálvez?
Fue a través de un articulo de un periódico español que mi madre me mandó por correo electrónico. En él, se hablaba de Gálvez y se mencionaba que Estados Unidos tenia una cuenta pendiente con este héroe. Hacía referencia a una resolución de 1783 en la que se prometía colgar un retrato suyo “donde el congreso se reúne” y que nunca se cumplió. Me llamó mucho la atención porque en Estados Unidos reconocemos a nuestros héroes de guerra con todos los honores. Escribí un correo al periódico pidiendo hablar con el autor de esta información. Resultó ser Manuel Olmedo Checa, Vicepresidente de la Asociación Bernardo de Gálvez, y experto en la figura de este gran personaje de la historia.

¿Cómo fue aquella primera conversación?
Le dije que si me daba los datos que él tenía y comprobaba que esa información era correcta, me acercaría al Congreso, a dos manzanas de mi oficina, a pedir que colgaran el cuadro porque en Estados Unidos cumplimos nuestras promesas. Manuel me mandó rápidamente la carta que descubrió en los Archivos Nacionales del Presidente informando a Pollock (el ciudadano americano y amigo personal de Gálvez que tuvo la iniciativa de pedir que el cuadro se colgara como reconocimiento a su aportación a la guerra de la independencia) que el cuadro que había mandado lo aceptaban y que se había pasado la resolución para colgarlo.

La razón por la que el cuadro no estaba colgado en el Capitolio nadie la sabe, porque el original se perdió. Pudo perderse porque en el momento en el que se entregó el original la independencia estaba estrenándose, el nuevo congreso se estaba formando y fueron tiempos de transición y mucho movimiento entre Filadelfia, Nueva York y Washington DC. También podría ser que se quemara en los incendios que los ingleses provocaron en la Casa Blanca y en el Capitolio. La verdadera razón se desconoce.

¿Por dónde empezaste?
Lo primero que hice fue llamar a Filadelfia, porque era allí donde estaba el Congreso en aquella época, pero nadie sabia ni de ese cuadro ni quien era Bernardo. Después busqué en iInternet en Nueva York, porque el Congreso se mudó durante un periodo corto de tiempo allí, pero tampoco encontré nada. Finalmente llamé al Capitolio en Washington y me confirmaron que tampoco estaba. Total, no me quedaba más remedio que pedirles que cumplieran la promesa, que es lo que yo le dije a Manuel que haría si comprobaba que estaba todavía sin cumplir.

Mi oportunidad llegó con el programa Españoles en el Mundo, donde me invitaron a participar. La casualidad hizo que el día de mi rodaje tuvieron que grabar a otro español que tenía cita con un congresista de Maryland, justo el que me corresponde por el distrito donde vivo. Al terminar la entrevista, el congresista se despidió de mi pensando que yo era parte del equipo técnico. Él me dijo en inglés: "Encantado de conocerla". Y yo le dije: "Igualmente, pero usted me tiene que ayudar porque es mi congresista y tengo un problema. Existe una resolución del congreso de hace 231 años que no hemos cumplido". El congresista se quedó muy sorprendido y me dijo que le mandara la información a su oficina. Estuve seis meses trabajando con ellos para conseguir que la Cámara de Representantes lo aceptara... Pero no hubo suerte. Entonces fui al Senado y fue allí donde el Senador por Nueva Jersey, Roberto Menendez, me ayudó y consiguió que lo aceptaran.

No fue un trámite fácil...
Durante este proceso me encontré con otro problema: el retrato original había desparecido. Entonces Manuel Olmedo me dijo: “Teresa, no te preocupes, que nosotros donamos el cuadro. Tu encárgate de que lo cuelguen". Así que la Asociación pidió a Carlos Monserrate, un pintor malagueño, que hiciera una copia del cuadro que Carlos III le regaló a Gálvez cuando volvió de America en reconocimiento a sus hazañas.

Después de casi dos largos años de duro trabajo en los pasillos del Congreso americano, conseguí que el cuadro se colgara en una ceremonia en diciembre de 2014. Afortunadamente, mi trabajo también influyó en la resolución que nombra Ciudadano Honorario a Bernardo de Gálvez, un honor que se ha concedido solo a ocho personas en la historia de este país, entre ellas Teresa de Calcuta.

¿Cuáles han sido tus principales apoyos en este camino?
El apoyo clave durante todo el proceso fue Manuel Olmedo Checa, responsable de que me metiera en esto... Manuel se convirtió en mi compañero de batalla desde Málaga. Sin él nunca hubiera conseguido llevar a buen termino mi iniciativa. Mi madre ha sido mi columna vertebral. No solo por escucharme pacientemente cada día contándole novedades interminables, sino que tanto a ella como a mi padre, ya fallecido, les debo el haberme enseñado a luchar por lo que creo y a involucrarme en mi comunidad. Las Hijas y los Hijos de la Revolución americana fueron también clave en este recorrido porque estuvieron siempre ahí cuando les necesite.

Jugó a mi favor el que me gané la simpatía de los legisladores porque allí estaba yo, una madre de familia, auxiliar administrativo, con mi carpeta debajo del brazo llamando de puerta en puerta pidiendo que se reconociera a un héroe de mi comunidad. No pedía dinero, solo que se cumpliera una promesa hecha y poder cerrar este capitulo de nuestra historia americana que estaba inacabado. También creo que nuestro carácter español, abierto y apasionado, es una ventaja y gusta en un ambiente muy anglosajón y extremadamente político.

Los medios de comunicación jugaron un papel muy importante...
Sí, desde luego. Creo que me escucharon porque tuve éxito con una pieza clave de mi estrategia: tenía claro que jamás podría ganar esta batalla si no conseguía que los medios de comunicación se hicieran eco de mi caso y le dieran la proyección mediática necesaria para llegar a la opinión publica. Yo sabia que si los periodistas publicaban mi historia, la gente se interesaría. Y los políticos se interesan por lo que la gente quiere y la prensa dice. Y si los políticos se interesaban, yo podría conseguir colgar el cuadro y a la vez darle la fama que Gálvez se merece. Durante este tiempo he tenido mas de 200 intervenciones en medios de comunicación a ambos lados del Atlantico y siempre ha habido una relación fabulosa con ellos.

¿Cuáles han sido tus principales obstáculos?
¡Obstáculos tuve muchísimos! Yo me metí en esta odisea sin tener experiencia en política, ni en legislación, ni como lobista... Tampoco tenía experiencia con la diplomacia, ni las relaciones publicas, ni con los medios de comunicación... Otro de mis grandes problemas era que desde el punto de vista legislativo, no tenía nada que hacer, ya que la ley estipula que las resoluciones tomadas bajo el congreso continental no tienen validez legal en el congreso actual. Así que yo no tenía caso, nada, cero. Mi única arma era la persuasión. Además, me dijeron que no había un precedente histórico en el que poder basar mi caso y darle peso… ¡Hasta que lo encontré! Los únicos historiadores expertos en el Congreso están en el Senado y trabajan solo y exclusivamente para senadores, no para civiles. Así que me las tuve que componer para convencerlos y motivarlos a que salieran de sus líneas profesionales y me ayudaran. ¡Y lo logré!

¿Cómo fue la primera vez que se colgó el cuadro?
Después de seis meses de trabajo con mi congresista, la cámara de representantes decidió que me aceptaban colgar el cuadro en una exposición temporal pero no permanente. Eso me obligo a empezar desde cero en el Senado porque les dije que la promesa que habían hecho nuestros padres fundadores era permanente, no temporal. Otro obstáculo grande con el que me encontré fue que me pedían mas de 300.000 adhesiones en menos de 12 horas. Necesitaban cartas de apoyo de organizaciones que representaran al mayor numero de personas. Pero esto me lo comunicaron a las 18:30 de un miércoles y lo tenia que presentar en el Senado al día siguiente a las 12 del mediodía. Pues movilicé a Estados Unidos y a España (a través de Manolo Olmedo) pidiendo a universidades, bibliotecas y diferentes organizaciones que corrieran la voz. ¡Al día siguiente conseguí presentar en el Senado 31 cartas representando a cuatro millones y medio de personas!

Como decía Maria de Villota: “Lo conseguí porque no sabia que era imposible”. Me escucharon por mi determinación, nunca me rendí a pesar de que el camino era duro y, sobre todo, desconocido para mi. El camino fue difícil, y a lo largo de el me caí muchas veces: algunas por mis propios tropiezos y las menos por zancadillas que no vi venir, pero aunque nunca aprendi cómo evitar caerme, sí aprendi a levantarme cada vez mas fuerte y valiente.

¿Crees que el nombre de Bernardo de Gálvez es más conocido ahora en Estados Unidos que en España?
No puedo comparar donde Gálvez es ahora mas conocido porque no sabría cómo medirlo, pero de todas formas el saberlo no cambiaría mi determinación en centrarme en lo conseguido y en cómo usarlo para que se siga conociendo la figura de Bernardo de Gálvez. Y, sobre todo, que la gente se siga animando a crear iniciativas y divulgar el mensaje de la contribución española a la historia de Estados Unidos. Mi mensaje es siempre el mismo: "No hemos llegado ayer a este país, hemos estado aquí antes, durante y después de la creación de Estados Unidos". Tenemos que conocer nuestro pasado para construir un mejor futuro. Necesitamos tener presente que cada uno de nosotros somos el mejor instrumento para promocionar nuestra cultura y nuestra historia. Y, por lo tanto, tenemos la responsabilidad moral de hablar de ella para dar a conocer la importancia de nuestro legado histórico.