miércoles, 24 de abril de 2024

DESTINO BASQUE COUNTRY

Tras las huellas de Hemingway en Euskadi

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La Concha, en San Sebastián, era sin duda una de las playas predilectas de Ernest Hemingway.

Euskadi promocionará el destino Basque Country siguiendo los pasos de Ernest Hemingway que, además de en Pamplona, estuvo en varios sitios del País Vasco durante sus estancias a principios del siglo XX. Algo que el Gobierno Vasco y otras instituciones locales del país ya conocían por lo que se pusieron a trabajar para dar a conocer nuestro destino utilizando como excusa y gancho las visitas del escritor americano.

Paralelamente, un grupo de periodistas chinos de National Geographic Traveller interesados en realizar un viaje para dar a conocer las andaduras de Hemingway por todo el Estado y también por Euskadi, se puso en contacto con Basquetour-Agencia Vasca de Turismo, a través de la Oficina Española de Turismo de Pekin.

Así surgió la primera de las actuaciones promocionales de “Euskadi tras las huellas de Hemingway” organizada de manera conjunta por Basquetour- Gobierno Vasco, las 3 capitales y la comarca de Urdaibai.

Los periodistas chinos llegarán a Euskadi mañana sábado y permanecerán hasta el día 19 acompañados por el escritor vasco Edorta Jiménez, gran conocedor de la presencia de Hemingway entre nosotros, y que actuará de guía especializado.

Además, John Hemingway, nieto del Premio Nobel, estará también en dos de las etapas del viaje, concretamente en Urdaibai y en Bilbao, invitado por Urremendi, la asociación de Desarrollo Rural de la Comarca de Urdaibai, y por Bilbao Turismo. John Hemingway, también escritor, vendrá por primera vez a Euskadi gracias a Mertxe Begiristain, gerente y “alma mater” del establecimiento Astei de Ea que, en breve abrirá en Kanala una casa rural tematizada en torno a la figura de Ernest Hemingway, precisamente, por su conexión con este municipio costero.

El viaje de los periodistas chinos comenzará en San Sebastián, para continuar después por Urdaibai, Gasteiz y finalizar en Bilbao. Tal y como les relatará Edorta Jiménez durante el recorrido, en su labor de guía:

“Llegar en bus regular de Pamplona a San Sebastián es repetir un viaje que Ernest Hemingway hizo varias veces en los años veinte del siglo pasado, y además es hacerlo en el mismo medio de transporte que él solía utilizar en aquella época.

Donostia fue uno de los lugares favoritos del escritor en aquella época de principios del siglo XX, su auténtica Belle Époque. Se ha dicho que la ciudad le gustaba especialmente para descansar, aunque no es exactamente así. Hemingway, si se sentía a gusto en un lugar, escribía en ese sitio. Así es que The Sun Also Rises , conocida como Fiesta, su primera novela, la acabó de escribir en la capital guipuzcaoana y en Hendaia. Pero no termina ahí la relación de la novela con la ciudad y los lugares de su entorno; de hecho Donostia es el escenario del penúltimo capítulo de la novela…

La Concha era sin duda una de las playas predilectas de Ernest Hemingway. Así lo reflejan numerosas fotografías de los años veinte (1926 y 1927) que lo dejaron retratado en bañador junto a su segunda esposa, Paulin Pfeiffer.

Ambos solían acudir también al frontón, tal y como declaró a la revista Cancha, editada en México D.F, en entrevista concedida al pelotari Felix Areitio, y en la que afirmaba haber visto a pelotaris como Erdoza, El Fenómeno, o Atano, que le “había entusiasmado”.

A partir de su primer retorno tras la guerra en 1953, siguió viniendo a San Sebastián en varias ocasiones. Aquí estuvo en aquel 1959 del que dejó constancia en el libro The Dangerous Summer, El verano peligroso. Ese verano se alojó en el Maria Cristina y nos deja la anécdota impagable de su encuentro con José de Arteche que llevó a la publicación en euskara de The Old Man and the Sea(Agurea ta itsasoa, Itxaropena, Zarautz), para la que renunció expresamente a sus derechos de autor.

No fue la última vez que acudió a la ciudad, ya que en 1960, su último año completo de vida, también la visitó, siendo retratado en el coso del Chofre por la revista El Ruedo.

Pero si como decíamos al principio uno de los ejes de los viajes y estancias de Ernest Hemingway era el que unía Donostia con Iruñea, otro era el que unía la costa de Lapurdi, incluyendo Baiona, con la ciudad. Hendaia también fue lugar de redacción de Fiesta, además de serlo también de la póstuma The Garden of Eden.

Desde este municipio costero se domina la Bahía de Txingudi, que también aparece en su obra. Estos lugares, hay que decirlo, los descubrió de la mano del, por entonces su amigo y colega, Scott Fitzgerald (1896-1940).

Desde Donostia–San Sebastián nos trasladamos a Gernika-Lumo, donde nos espera la visita a una de las comarcas del país más entroncadas con la vida íntima del escritor.

En primer lugar visitamos el Árbol de Gernika y el templete que lo alberga, de los que la Ceiba y el correspondiente templete de la Plaza de Armas de La Habana son, en realidad, réplicas influenciadas por el obispo vasco de esa ciudad, Monseñor Espada (1756-1832).

A continuación visitamos la réplica en cerámica a tamaño real del Guernica de Pablo Picasso, donde se leerá un texto de Hemingway que hace referencia al bombardeo de Gernika-Lumo en abril de 1937. La lectura la hará en inglés John Hemingway, nieto del escritor….

De ahí iremos a Busturia, al barrio de Altamira, donde está ubicado del palacio Txirapozu, en el que vivió y creó una gran parte de su obra José María Uzelay, comisionado por el Gobierno Vasco en 1937 precisamente en París, donde negoció con Picasso el destino del Guernica. En esta casa  estuvo Hemingway, gran amigo de Uzelay, quien lo retrató junto al íntimo del escritor, Juan Duñabeitia, al que apodaba Sinsky. Éste le acompañó en sus aventuras en los Servicios Secretos Vascos allá en Cuba, durante la Segunda Guerra Mundial, y luego hasta la muerte del escritor tuvo siempre un lugar en la Finca Vigía, en San Francisco de Paula, provincia de La Habana, República de Cuba.

Después visitaremos Bermeo, lugar que Hemingway cita en sus cartas y que también conoció su gran amigo Robert Capa, el fotógrafo universal, así como su otro amigo de la guerra, el también fotógrafo David Seymur Chim, fundadores ambos de la legendaria Agencia Magnum. En Bermeo reproduciremos la foto de Hemingway tomándose un helado ante el carrito de Helados Pereira, que se sigue conservando tal y como era en 1959. Luego pasearemos por el Puerto Viejo y presentaremos una primera edición de Death in the Making, libro escrito por Capa y Seymour, que nos sitúa en el ambiente que Ernest Hemingway conoció en 1937 en Madrid, con ecos de lo que ocurría en el frente situado aquí, en Bermeo.

Dejaremos Bermeo para trasladarnos a Mundaka, pueblo natal de André Unzain, el sacerdote católico inmortalizado por Ernest Hemingway como Don Black, al que escribió a Mundaka llamándole “mi manager espiritual”, en una carta en la que el escritor le hablaba de los “famosos percebes”. Plato que degustaremos en el Restaurante Casino, el lugar en el que precisamente Unzain sufrió el ataque al corazón que le llevó a la tumba poco después. Era por fiestas de San Juan, en 1955. En 1959, en una escapada desde Bilbao “con algunos amigos que había conocido en Cuba”, se presentó Hemingway en Mundaka, en el Casino, y  un sobrino de su “manager espiritual” le acompañó a visitar la tumba, ante la que rezó. Ahí terminará nuestra visita a Mundaka.

La ruta seguirá hasta Kanala, donde la Guerra del 36 sorprendió a Andrés Unzain en sus labores de presbítero. Alistado como capellán de campaña en el Batallón Saseta, testigo del bombardeo de Gernika, se exilió a Cuba donde trabó amistad duradera con Ernest Hemingway, de quien fue consejero espiritual, o confesor.

Aquel verano de 1959 Ernest Hemingway, siguiendo el mano a mano entre Ordoñez y Dominguín, también se detuvo en Vitoria – Gasteiz. Fue hacia finales de agosto. En años anteriores también habría estado en la ciudad. No en vano de aquí era originario su gran amigo y durante tantos años vecino en San Francisco de Paula, Paco Garay, el que siempre estaba allí para sacarle de apuros. No en vano era uno de los “Héroes del Gibara”, querido y respetado. En esta visita lo vamos a recordar especialmente, mostrando la Vitoria – Gasteizque él conoció…

Después de un paseo por la ciudad asistiremos a una exhibición de pelota vasca, en recuerdo de Paco Garay, campeón de mano en su juventud, y trayendo a la memoria que el escritor fue un gran aficionado también a esa y otras modalidades, además de al Jai-Alai. A renglón seguido isitaremos la Catedralde Santa María, recordando la manifiesta y pública debilidad que Ernest Hemingway sentía por ellas.

Finalizada la visita, el Restaurante el Portalón ofrecerá uno de los menús que el escritor, tan aficionado a la caza y la pesca, degustó aquel verano en la ciudad.

Tras el almuerzo se rendirá un homenaje a la memoria de Paco Garay, cuyos restos descansan en el Cementerio de Santa Isabel.

Bilbao marcó el punto culminante de aquel verano de 1959, al que Hemingway adjetivó como peligroso. Llegó a Bilbao a borde de La Barata, el Lancia, conducido por Mario Cassamassima, del que dijo que era “el automóvil más elegante de la ciudad”. La Barata está retratada en varias fotografías, frente al Carlton, como lo están el propio Hemingway y Lauren Bacall, con y sin La Barata y siempre frente al hotel. Volviendo al relato de aquel 1959, tras dejar las maletas en el Carlton, se fueron directamente a la plaza de toros de Vista Alegre. La Bacall, viuda relativamente reciente de la también estrella de Hollywood Humphrey Bogart (1899-1957), también estuvo en el coso taurino…

En Vista Alegre visitamos el Museo y ahí tenemos la fotografía, entre otras, de Ernest Hemingway con el Doctor Sansebastián, el médico de la plaza. Sentados en la terraza tratamos de explicar cómo y qué fue aquel verano peligroso, cuyo último capítulo está dedicado a Bilbao. Se trata del “mano a mano” entre Antonio Ordoñez y Luis Miguel Dominguín, el desafío entre los dos toreros del momento que estaba siendo el motivo del viaje del escritor, al que la revista Life habíaencargado escribir un reportaje que pusiera al día su Death in the Afternoon. El “mano a mano” terminó en Bilbao, cuando en esta misma plaza un toro hirió a Dominguín de tal gravedad que hasta se temió por su vida. De ahí, precisamente el título del reportaje que terminó siendo el ya citado libro.

No fue aquel verano el primero de Hemingway en Bilbao. Había estado por última vez en 1933 y así la ciudad pudo quedar reflejada en Death in the afternoon, el manual sobre la lidia “made in Hemingway”.

De Vista Alegre nos vamos andando hasta el Museo de Bellas Artes, donde se guarda el cuadro de Ucelay Conversation piece, just leisure, que retrata al escritor y a Juan Duñabeitia Sinsky, el capitán y amigo íntimo que aquél inmortalizó en la obra póstuma Islands in the Stream, traducida como Islas en el golfo. Obra en la que también están sus otros grandes amigos vascos, los jugadores de Jai-Alai, como Patxi Ibarluzea, citado en el First Poem to Mary (Londres, 1944)…

Desde el Museo de Bellas Artes hasta las Siete Calles, andando o en tranvía,vemos la regeneración del Bilbao de los muelles, el de época de Duñabeitia, que fue bautizado en la Iglesia de los Santos Juanes, en pleno centro histórico de Bilbao. Un buen lugar para reflexionar sobre el catolicismo de Ernest Hemingway, ahora que ya sabemos más de su vida íntima.

Cerca de la Iglesia de los Santos Juanes está Barrenkale. Ahí estuvo el restaurante Casa Luciano, que Hemingway y otras estrellas de la época, Ava Gardner o el propio Antonio Ordoñez, frecuentaron durante aquellos años cincuenta de la apertura de España al turismo. A día de hoy Casa Luciano, que cerró como restaurante en 1970, es un domicilio particular que, sin embargo, conserva lo esencial de la época de las visitas de Hemingway. A saber, sus hermosos murales obra de artistas como Aranoa, gran parte de la estructura del comedor, el recibidor y la cocina, una parte del mobiliario y, principalmente, una cristalera ya casi única en su género de tipo mirador. Lo visitaremos después del almuerzo, que será en el Victor.

De aquellos restaurantes de época se conserva el Victor, aunque no en su ubicación inicial de 1940. Aquí accedemos a una carta que conecta con la cocina tradicional vasca, la que tanto gustaba a Ernest Hemingway, tal y como dejó constancia en la carta fechada en Bilbao el 29 de agosto de 1958, por error, y escrita en el Hotel Carlton a lo largo de los días que pasó ese mes en Bilbao.

Carta en la que cita alguna anécdota relacionada con la Bacall y Dominguín, cuya presencia en Bilbao generará varias leyendas.

Después del almuerzo visitamos el antiguo Luciona …y nos dirigimos al Frontón de Artxanda, en el que asistiremos a una exhibición de Jai-Alai, una de las pasiones deportivas de Ernest Hemingway. “La pelota vasca -dijo a Cancha, refiriéndose a la modalidad llamada de Jai-Alai- es el deporte más rápido y violento que conozco”.

Estos son algunos retazos del interesante relato de un viaje que ayudará a que el destino Basque Country se conozca ahora, también, gracias a las huellas que Ernest Hemingway dejó en nuestro país.