viernes, 29 de marzo de 2024

ALGUNOS EJEMPLOS FUERON EL DUCADO DE SOTOMAYOR, O LOS CONDADOS DE LEMOS, MACEDA, RIBADAVIA  Y MONTERREI

La emigración también afectó a la nobleza gallega y sus títulos

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Galicia cuenta con algo más de 200 títulos nobiliarios de los 2.700 títulos que siguen activos en España. Algunos están vinculados a espacios geográficos, como el ducado de Sotomayor, el marquesado de Tenorio o los condados de Monterrei, Lemos y Maceda. Otros, llevan el apellido del primer beneficiario al que le fue otorgado tan ilustre honor, como el marquesado de Méndez Núñez, uno de los más singulares de la heráldica española, pues fue concedido por un gobierno republicano a título póstumo al marino vigués Casto Méndez Núñez.

La emigración de los títulos gallegos al exterior no es algo nuevo. La casa de Lemos, una de las más poderosas de España durante la Edad Moderna, traspasa sus títulos y propiedades a la casa de Berwick cuando en el siglo XVIII hereda todo su patrimonio Jacobo Francisco Fitz-James Stuart y Colón de Portugal. El marquesado de Sarria y los condados de Lemos y de Monterrey, ambos con grandeza de España, y los condados de Andrade y Villalba, darán lustre a la casa de Alba, así como un patrimonio nada despreciable, con los castillos de Monterrei, Castro Caldelas y Monforte de Lemos. Ya en el XX, la duquesa de Alba, Cayetana Fitz-James Stuart, heredará de su abuelo uno de los títulos más antiguos de Galicia, el condado de Ribadeo.

La casa de Medinaceli tampoco se queda a la zaga en acumulación de títulos nobiliarios. Victoria Eugenia Fernández de Córdoba, fallecida en 2013 llegó a poseer 51 títulos nobiliarios, nueve de ellos de duquesa y 14 con grandeza de España. Uno de esos títulos era el de condesa de Ribadavia, que heredó su hijo Ignacio Medina y Fernández de Córdoba, arquitecto en ejercicio y cónyuge de la princesa de Brasil, María de la Gloria de Orleáns-Braganza.

La corte era el principal imán que alejaba a los nobles gallegos de sus tierras, pero no el único. Algunas de las casas nobles gallegas han pasado a la historia más por sus propiedades foráneas que por las locales. Es el caso del marquesado de Tenorio. Creado por Felipe IV, este título debe su nombre al castillo fortaleza que existía en Tenorio, una parroquia del municipio pontevedrés de Cotobade. Sin embargo, sus posesiones sevillanas y la figura del personaje de Zorrilla, don Juan Tenorio, asocian más este título a Andalucía que a Galicia. En el palacio de la marquesa de Tenorio, en Sevilla, hoy hotel de lujo, escribió Washington Irving sus “Cuentos de la Alhambra”.

  Andalucía será también el primer destino de  Manuel Misa y Bertemati, natural de Baiona que emprendió con su hermano Ventura uno de los más florecientes negocios vinícolas. Bodeguero y comerciante en vinos su siguiente etapa se desarrolló en Londres. Allí no solo hizo fortuna, sino también un palacete en Belgravia y contribuyó a la construcción de la catedral católica de Westminster. Filántropo y gran defensor de los intereses españoles en el Reino Unido, recibió dos títulos: Conde de Bayona, del rey Alfonso XII y Marqués de Misa, con grandeza de España, durante el reinado de Alfonso XIII. 

De los títulos nobiliarios ourensanos, el marquesado de Trives, creado en 1875, fue el que estuvo más tiempo en manos femeninas. Lo ostenta en la actualidad María Luisa Fernández de Córdoba y Maldonado, quien lo heredó de María Luisa Maldonado y Alvarado y ésta, de Jacinta Alvarado, la segunda marquesa de Trives. El primer titular del marquesado fue Nicanor Alvarado, a quien Ourense deben la carretera que les une con Madrid a través de Ponferrada por Trives. 

La transmisión por línea femenina también se produjo en el Condado de Maceda, un título con grandeza de España. Inés Pan de Soraluce Casani, quien es además condesa de San Román, vinculado a la parroquia redondelana de San Román de Saxamonde, los recibió de su tía soltera, Lucía Casani.

Si hay un apellido que se repite con más frecuencia en los linajes nobles es el de Fernández de Córdoba. Además del Conde de Ribadavia y la Condesa de Trives, lo posee el Conde de Gondomar, Gonzalo Fernández de Córdoba y Narváez, quien sigue pasando sus vacaciones en el pazo de su propiedad, vinculado al título nobiliario en la villa de Gondomar. El veraneo en Galicia también lo practican otros nobles con propiedades en esta tierra, como sucede con Beatriz Ozores y Rey, señora de Rubianes y marquesa de Aranda, que pasa temporadas en su pazo cercano a Vilagarcía, y Juan Armada y Díez de Rivera, marqués de Santa Cruz de Rivadulla en el pazo del mismo nombre. Ambos pazos suman además de un extraordinario patrimonio botánico, la mayor colección de camelias del mundo.

Solo una minoría tiene su residencia permanente en Galicia. Es el caso de Felipe Bárcena y Varela de Limia, conde de Torrecedeira, un eminente zoólogo y defensor de la naturaleza y del Marqués de Figueroa, Juan Gil de Araujo y González de Careaga, propietario de la bodega Pazo de Fefiñanes y presidente de la denominación de origen Rías Baixas.

Los últimos títulos gallegos fueron otorgados por Juan Carlos I. El primero de su reinado, fue el de Señorío de Meirás con grandeza de España a Carmen Polo de Franco, a los pocos días de su coronación. Solo otro señorío gallego tiene aparejada la grandeza de España y es el de Rubianes.  En 1981 concedió el marquesado de Bradomín a los herederos de Valle Inclán. Ya en la década siguiente, concedería el título de Duquesa de Lugo a su hija Elena de Borbón, el marquesado de Iria Flavia a Camilo José Cela y en 2002, a Leopoldo Calvo Sotelo y Bustelo el de marqués de la Ría de Ribadeo, con grandeza de España. El ex presidente del gobierno no pudo unir el marquesado a su apellido, porque ya existía un título anterior vinculado a Calvo Sotelo: el ducado que concedió Franco a título póstumo a José Calvo Sotelo, el 18 de julio de 1848. Siete años después, en 1955 premiará a Pedro Barrié de la Maza con el condado de Fenosa.