En octubre de 1969 la ciudad de Ourense vivió una de las más emocionadas jornadas de su historia, dentro de lo que se llamó la “Operación España”. En aquel tiempo, el Instituto de Emigración organizó un viaje de recuperación y devolver al país a todos aquellos emigrantes, repartidos por Iberoamérica, que carecían de recursos para pagarse el viaje de retorno, en algunos casos definitivo. El parque de San Lázaro fue el centro de toda la jornada, que comenzó con aire festivo y sentimental. La expedición, por carretera, venía desde Madrid, a donde llegara por vía aérea, pero el horario se fue alargando, ya que en la ruta a la capital los retornados tuvieron que hacer paradas y ser homenajeados en La Gudiña, Xinzo, Verín y Allariz. A las doce de la noche del día elegido, viernes, 10 de octubre, una multitud enorme de ourensanos se concentraban ante el Gobierno Civil donde habría de ser la recepción inicial. La arribada de los retornados fue emocionante, al bajar del autocar varios de ellos dieron vivas a España. Y uno se puso a bailar una muñeira. Las anécdotas eran impresionantes. Yo mismo entrevisté a un emigrante de 83 años que no conocía personalmente a su hijo de más de cuarenta. Me dijo que sólo quería morir en España y que ya no volvería a marchar. Es el señor de la foto. Cada una de aquellas personas era una historia de ilusiones y fracasos.
Los retornados fueron alojados en el Hotel San Martín, donde se sirvió una cena que se prolongó hasta las tres de la madrugada, ya que la velada estuvo acompañada de coros y danzas. El programa de aquellos días fue muy intenso. El sábado por la mañana se hizo una excursión por la ciudad. Los llevaron a todas partes: el salto de Velle, el seminario, para que disfrutaran de la vista panorámica de la ciudad, a las Burgas y hasta a las tascas más populares. Todo el paseo fue apoteósico, entre los aplausos de los ourensanos. En la catedral se celebró una misa de acción de gracias y posteriormente una recepción en el Ayuntamiento. Desde el concello, los emigrantes se trasladaron de nuevo al Hotel San Martín, donde les fue ofrecido un almuerzo por la Caja de Ahorros de Orense. Hubo discursos del delegado de Emigración y del gobernador civil. Ese mismo día, se llevó a cabo la segunda parte de la operación, consistente a su traslado de los diferentes puntos de origen de cada uno de los viajeros, que en su mayoría eran personas de edad, muchas de ellas ancianos.
Recuerdo con emoción las entrevistas que hice a aquellos emigrantes con peor suerte. Algunos de ellos se quedaron, pero otros retornaron porque habían construido otra vida en América. Era muy delicada la entrevista en estos casos, porque algunos de ellos se reencontraron con la familia que dejaran aquí, con hijos que no conocieran, en tanto dejaban otra familia en América. Y había bastantes casos. En conjunto, la ciudad de Ourense se volcó con todos aquellos retornados y fuimos testigos de escenas muy emotivas que nos conmovieron a los periodistas que los acompañamos. Sus historias personales eran impresionantes. Hace años, en Buenos Aires, en que fui invitado a presentar un libro, conocí a otros gallegos establecidos para siempre aquí que me contaron que ya no pensaba retornar porque eran mayores y su vida estaba anclada allí.
No sé si alguna vez se ha vuelto a hacer algo parecido. La “Operación España” se desarrolló de igual modo en todas las provincias españolas, pero en el caso de Ourense, dado que era de las que tenía en aquellos tiempos mayor porcentaje de emigrantes, tuvo eco y características muy especiales. El Gobierno de la época, pese a que muchos emigrantes estaban asentados en otros países de Europa, entendió que era en América donde se concentraban los mayores porcentajes de dos tipos de emigrados, los que triunfaran y los que no tuvieron la misma suerte. Hoy en día la Xunta dispone del servicio “Galicia retorna” para facilitar la vuelta de familias que quiere regresar o que están en trámite de hacerlo, con programas de ayuda en diversos ámbitos; pero aquel programa que fue la “Operación España” sigue siendo un ejemplo que nunca olvidaremos.
