jueves, 28 de marzo de 2024

CONTRA EL YIHADISMO

Voluntarios españoles en el frente de Irak contra el Dáesh: 'Miedo, ninguno'

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A Manu Martín, un militar retirado, se le removía todo cuando veía cómo los yihadistas decapitaban a infieles, así que en enero decidió viajar por su cuenta a Irak para luchar contra el Dáesh y unirse a un grupo internacional que, bajo el mando kurdo y cercado, combate en una zona fronteriza con Siria y muy próxima a Turquía.

No es un mercenario, como tampoco lo son los otros tres españoles que, como él, decidieron sumarse a la batalla contra el Estado Islámico, asegura Martín en una conversación telefónica y desde una posición en la que, según relata, su grupo combatiente está totalmente rodeado por los terroristas del Dáesh.

"Miedo, ninguno. Si no, no vienes", continúa Martín, herido en tres ocasiones, la última en la cabeza, y quien no ve nada extraño en que haya personas que al igual que la Guardia Civil y la Policía Nacional luchan contra el terrorismo yihadista dentro del España, quieran hacerlo "en el propio terreno de los terroristas".

Y en la conversación surge la lógica pregunta. ¿Qué se les ha perdido en esa guerra ajena y lejana? La respuesta es contundente. De alguna manera la consideran también suya porque el Dáesh está actuando en España, Francia y otros países de nuestro entorno.

Sufragando los gastos con su propio dinero, solo y sin contactos en Irak, desde su Galicia natal Martín emprendió el viaje a ese país y allí se buscó la vida hasta que pudo enrolarse en una unidad formada por voluntarios, la mayoría de ellos militares, de varios países, como España, Francia, Reino Unido o Suecia, además de otros árabes y, sobre todo, por kurdos, que ostentan el mando.

Este voluntario convive en su grupo combatiente con Simón, valenciano, y un francés al que llaman Checo, entre otros, en unas aldeas cuyos nombres no aparecen en el mapa. Lo más cercano más conocido, y aún así bastante distante, sería la ciudad iraquí de Sinyar.

Los tres han remitido a Efe un vídeo en el que denuncian la posible colaboración del gobierno turco de Recep Tayyip Erdogan con el Estado Islámico y los bombardeos de este país en la zona donde se encuentra, incluido un cementerio donde están enterradas víctimas del Dáesh.

Tienen claro que se han unido al bando de los "buenos", que cuentan con el apoyo del Ejército de Irak y de los Estados Unidos (ambos les suministran, según manifiestan) y que aun a sabiendas de que pueden perder la vida, no se van a rendir.

Pero quieren que trascienda a la opinión pública y, sobre todo, a la comunidad internacional, la que califican de intervención de Erdogan en el conflicto, que atribuyen al "odio" de éste hacia el pueblo kurdo, a la vez que se desvinculan del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), considerado un grupo terrorista.

La posición actual de estos voluntarios está próxima a aldeas que han sido arrasadas por el Estado Islámico y a un campo de refugiados que dista 4 kilómetros de ellos, pero ahora están rodeados por el frente y por la derecha de los yihadistas.

Dice Martín que el Daésh paga 50.000 dólares "por cada muerto internacional" y 20.000 "por el cadáver", y resalta el uso por los yihadistas de drones y otras tecnologías de vanguardia. "Son además auténticos especialistas en colocar bombas-trampa en cualquier lugar", apostilla.

Rodeados de destrucción, su "supermercado" son las casas derruidas por las bombas y abandonadas, a las que recurren muchas veces cuando necesitan algo: un mueble, un grifo, un tornillo....

Apenas gastan porque no hay nada a su alrededor y casi no pueden moverse de su posición. Cinco dólares para acceder durante una semana a Internet es el único lujo que pueden darse, y casi su único desembolso.

Pese a estar cercados, son optimistas. "Vamos a ganar la posición antes que después", sentencia Martín.