viernes, 26 de abril de 2024

COMO QUIEN SE VA A COMPRAR TABACO

Emigrar llevándose el "tupper"

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Antonio Nespereira ( Extracto de su columna de opinión)

MARTES 4. La emigración de ayer y la de hoy

El abuelo se fue a Cuba y de ahí pasó a Argentina. Viajó en un cascarón de nuez a la ida y al regreso. Los temporales le pusieron a prueba el sentido del humor y juró que si salía de ella hasta el fin de sus días iría ofrecido a Os Milagros. Y lo hizo. Miles de ourensanos como él. Otros tantos se fueron para Alemania sin saber ni papa del idioma de Goethe.

La emigración va enganchada en cada ojal de nuestra vestimenta, sobre todo de un siglo a esta parte. Corajudos paisanos doblaron el Cabo de Hornos (aunque sea en sentido figurado) en la búsqueda de un futuro mejor. Es la épica de nuestro pasado, nada que ver con la realidad actual. La gente se sigue yendo, claro, pero quedan sujetos a papá y mamá con el cordón umbilical del WhatsApp, el Skype o con el Ryanair que te trae de Londres en un par de horas a pasar el fin de semana. Si quieres o puedes, claro.

La emigración, lo sé, también es la consecuencia de un fracaso, no digamos en los países donde las personas son mercancía perecedera y excedentaria que puede quedar en cualquier patera o al borde de la playa. En Galicia, Ourense en particular, se producen éxodos a muchas partes del mundo, también a las Antípodas. Seguro. Pero lo que dicen los datos oficiales es que la mayoría de las migraciones por motivos de trabajo se quedan cerquita, en Pontevedra y A Coruña, fundamentalmente. También demuestran que esta provincia no es un país de tuertos, que aquí encuentran futuro muchas personas, escépticas del "aquí no hay nada", que tanto nos gusta pronunciar. Y es que, a este paso, y según los datos, resulta que nuestra emigración es bastante de andar por casa, incluso de marcharse con los tupper de mamá el domingo por la noche y regresar con ellos vacíos el viernes a última hora. Si el abuelo levantase la cabeza.