La Justicia alemana ha abierto un proceso que se prevé tortuoso por la trágica "Loveparade" de 2010, la gran fiesta al aire libre en la que murieron 21 jóvenes, entre ellos dos españolas, y que dejó más de 650 heridos, en medio de un cúmulo de presuntas negligencias y errores de organización.
Seis empleados de la administración de Duisburgo, donde se celebraba la fiesta, y cuatro de la empresa organizadora, Lopavent, se sientan en el banquillo, confrontados a los sesenta representantes de la acusación particular, en su mayoría familiares de víctimas o supervivientes.
El juicio, uno de los mayores de la historia reciente alemana, se ha abierto con 45 minutos de retraso y, tras la identificación de los implicados -los procesados, sus 32 abogados, más los de la acusación particular y los intérpretes a cuatro idiomas- se han sucedido las interrupciones por problemas técnicos o alegatos de la defensa. EFE.Gemma Casadevall