Ya con más de ocho décadas de nacida se le veía junto a su inseparable hija María Rosa González Vda. de Soto, mi fraterno amigo que acompañó hasta su descenso en todas las actividades de la Colonia Hispana que fueran invitados.

Es bueno conocer que esta guerrera alternó su fructífera vida de cubana con acento español entre Castilla y Galicia, en esta última región, específicamente en Vigo, nace su hija María Rosa. Ambas regresan a La Habana en septiembre de 1961, con el objetivo de que su hija conociera a su abuelo personalmente antes de morir ya que solo por carta sabía de él.

Al instante de asentarse en suelo cubano como hicieran sus ancestros incorporó a la Colonia española de Cuba, y en particular a la Castellana y gallega.

Esta sencilla mujer al sentir y correr por su cuerpo sangre española llevó a su hija a insertarse en la Colonia Hispana de La Habana, primero en la Sociedad Cultural Rosalía de Castro, y después en la sociedad estudiantil Concepción Arenal, donde con un grupo de amigas sin haber estudiado canto interpretaron La Verbena de la Paloma.

Destaco que esta sencilla y fuerte mujer llevó a su hija por el buen camino, al estudiar y trabajar en distintas dependencias en la capital de todos los cubanos sin excepción hasta que en 1998 comienza a laborar en la incipiente Sección de Trabajo y Asuntos Sociales en el Consulado General de España en Cuba – hoy Consejería de Trabajo y Seguridad Social – donde jubila.

Beltrón Brecht expresó "Hay personas que luchan mucho, son buenos, hay personas que luchan durante años, esos son mejores, pero hay personas que luchan toda la vida. Esos son los imprencindibles".

María, por tu actitud ante la vida eres de esas personas. No existirás físicamente, pero estarás por siempre en el corazón de todos nosotros quienes a pesar de tu edad y enfermedades te vimos siempre altiva, atenta  y sonriente.