jueves, 28 de marzo de 2024

LA HUELLA DE ESPAÑA EN NUEVA YORK

La historia de la emigración española en Nueva York sobrevive "escondida" en el barrio Chelsea

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 El barrio de Chelsea, uno de los más caros de Nueva York y de gran atractivo turístico y cultural, encierra también la historia de la gran emigración española, cuya presencia en esta ciudad se remonta a 1868.

Una caminata por este vecindario, en su mayoría residencial, muestra al visitante la gran cantidad de restaurantes, exclusivas boutiques y firmas de moda, hoteles o galerías que se ha establecido aquí atraídos por los cambios que experimenta este barrio.

Pero este vecindario también fue el hogar y centro de negocios de un gran número de españoles que en su mayoría llegó a Nueva York al final de la Guerra Civil, después de 1939.

Una bandera española en la calle 14, una de las más transitadas en la zona, ondea en el antiguo edificio de cuatro pisos que alberga la Spanish Benevolent Association (Asociación Benéfica Española).

Esta institución, que se prepara para celebrar su 150 aniversario, es el único sobreviviente de lo que hasta la década de 1970 se conoció como la Pequeña España, mudo testigo de los cambios en esta comunidad.

"La primera oleada grande de la emigración empezó cuando terminó la guerra contra EEUU, pero, la más grande fue al finalizar la Guerra Civil", dijo Robert Sanfiz, director ejecutivo desde 2007 de la organización, que llegó a tener hasta 7.000 miembros, en su mayoría españoles, pero también cubanos de origen español.

Recordó que, a lo largo de la calle 14, abrieron un sinnúmero de negocios, como restaurantes, tiendas de ropa o de exportación de productos españoles, como Casa Moneo.

"Por eso se le conocía como la Pequeña España. Había más de 50 tiendas y restaurantes y clubes sociales", aunque destacó que la asociación, conocida como La Nacional y la más antigua de EEUU, era el principal club y centro de encuentros, pero también de ayuda para esta comunidad.

Allí podían conseguir comida, alojamiento, empleo o asistencia sanitaria, ya que tuvo dos pisos en un hospital donde recibir esos servicios.

Incluso se dice que, entre los que frecuentaron el lugar, estuvo el poeta Federico García Lorca, que vivió un tiempo en esta ciudad, "aunque no hay nadie que lo pueda confirmar", comentó Sanfiz, de padre gallego y madre estadounidense, que se esfuerza por revitalizar la organización.

Otros importantes visitantes fueron Eleaonor Roosevelt, esposa del presidente de EEUU Franklin Delano Roosevelt, o el pintor Joaquín Sorolla.

Los primeros españoles se radicaron en el vecindario del Bowery, en el bajo Manhattan, donde nació la Asociación de Beneficencia Española, que hace al menos un siglo se mudó a la calle 14 y que tuvo un restaurante que sigue abierto en la primera planta del edificio.

"Los españoles venían hasta aquí, la mayoría eran marineros, porque los barcos desembarcaban cerca y ya había otros" compatriotas en la zona, dijo Sanfiz en la sede de la asociación, que se remoza para la celebración de su 150 aniversario, en 2018.

Esta asociación creó un registro de sus socios con su foto y datos personales y aún conserva un gran número de esos antiguos documentos.

Entre los que se establecieron en lo que hoy se conoce como Chelsea, en el oeste de Manhattan, figura Francisco José Santamaría, de La Coruña, quien tiene una excelente memoria a sus 83 años.

"Aquí estaba El Oviedo, El Madrid, el Little Spain, La Coruña, Valencia, La Nacional", dijo al referirse a algunos de los restaurantes de la época este español.

Santamaría, que llegó a Nueva York hace 53 años luego de vivir siete años en Venezuela y continúa residiendo en el mismo lugar, se quedó aquí al casarse con una puertorriqueña.

"La vida era más fácil porque se encontraba trabajo rápido. La vida era más barata, las rentas, todo era más barato", recuerda.

Tampoco olvida la fiesta en La Nacional para celebrar el día de Santiago Apóstol, patrón de España, ni el equipo de fútbol que formaron en la década de los 70.

Sanfiz destacó por su parte que la mayoría de los socios de La Nacional vivían en el vecindario, pero la crisis económica y luego el alto coste de las rentas de viviendas, y sobre todo de espacios comerciales, les llevó a desplazarse a nuevos destinos como Queens (que ahora alberga la mayor comunidad española en Nueva York), al norte del estado o a la ciudad de Newark, en Nueva Jersey.

"La mayoría se fue en los años 70, en que este barrio vivió una época horrible. En los años 80 sólo quedaban unas cinco tiendas, lo que terminó en 2005 cuando cerró la única librería en idioma español. Lo único que quedó fue La Nacional", afirmó.