Francia expulsó en 2017 a un 14,6 % más de extranjeros en situación irregular que en el año anterior, para situarse en un total de 14.859, frente a los 12.961 precedentes, informó el Ministerio del Interior.

De acuerdo con los datos divulgados en un comunicado por la Dirección General de Extranjería de ese departamento, también se disparó la cifra de extranjeros rechazados en la frontera cuando trataban de entrar en Francia, que creció un 34 %, de 63.732 en 2016 a 85.408 en 2017.

Por otro lado, el país otorgó un total de 262.000 permisos de residencia, un alza del 13,7 % respecto a 2016, principalmente debido al aumento del número de refugiados y de estudiantes recibidos.

En concreto, el número de visados de residencia concedidos a refugiados aumentó un 35 % frente a los del año anterior, mientras que la cifra de demandantes de asilo superó por primera vez la barrera de los 100.000 en Francia.

Del mismo modo, los permisos a estudiantes, principalmente procedentes de China y del Magreb, crecieron un 19,6 %, hasta los 88.100 en total.

Estos datos se conocen en el mismo día en que el presidente francés, Emmanuel Macron, visita un centro de acogida a inmigrantes cerca de Calais (noroeste de Francia), ciudad símbolo de la lucha de miles de extranjeros por tratar de llegar de forma clandestina hasta el Reino Unido.

Además, se enmarca en la polémica causada por la futura ley de inmigración y asilo que pretende aprobar el Gobierno francés, que prevé agilizar los trámites para la concesión del estatus de refugiado y al mismo tiempo cerrar las puertas a la llegada de inmigrantes por motivos económicos.

Las ONG han recurrido ante la justicia una circular del Ministerio del Interior que autoriza la realización de controles dentro de los centros de acogida de inmigrantes al considerar que estos harán que dejen de acudir a ellos y opten por quedarse en la calle. EFE